EL ENGAÑO DE LAS AEROLÍNEAS ÁRABES

Un Lamborghini Murcielago se para en un semáforo de Doha (capital de Catar) al lado de un Jeep de color blanco, con el aire acondicionado puesto en su posición máxima. El conductor del Murcielago, típico jeque árabe ataviado con su ropa tradicional, abre la ventanilla de su vehículo y se dirige a las dos jóvenes que intentan conversar dentro del Jeep. Las dos chicas, de largo cabello rubio y apariencia del centro o norte de Europa, miran con cara de asombro al afortunado conductor de un coche valorado en casi 400 mil euros, pero se muestran reacias a abrir la ventanilla de su mucho más modesto vehículo.

Después de varios minutos en esta situación, y una vez que el semáforo ya había encendido su luz verde, solicitamos al conductor de nuestro taxi que hiciese sonar su claxon, ya que teníamos que llegar cuanto antes al aeropuerto. Nuestro guía giró la cabeza horrorizado, comentándonos que en ningún caso, y bajo ninguna circunstancia, se podía molestar a este tipo de gente, ya que seguramente ocupaban un puesto privilegiado dentro de la sociedad catarí y podría pagar su frustación con nosotros, creándonos gravísimos problemas.

En ese momento aprendimos el poder que tienen las clases altas de Catar sobre el resto de la población, y el pánico que infunden en ella. Poco tiempo después descubrimos también cómo trata la aerolínea Qatar a sus TCP, controlando su vída íntima y personal, todos sus movimientos dentro y fuera del país, y supeditando su salida del mismo a una VISA que tienen que aprobar sus jefes o responsables, lo cual las obliga a mantener siempre un comportamiento sumiso y ejemplar si no quieren tener problemas.

Toda esa información ya la publicamos hace días en un artículo que puedes leer aquí.

Sin embargo, las cosas ya no pintan a color de rosa en las aerolíneas del Golfo Pérsico. Con la estabilización del precio del petróleo, y la fortísima competencia del resto de compañías aéreas que ya han empezado a adoptar las filosofías comerciales utilizadas por las lowcost más exitosas, han ido perdiendo una cuota muy importante de pasajeros y necesitan empezar a abrocharse el cinturón con urgencia.

Emirates es probablemente la más poderosa de todo el área, y la cuarta a nivel mundial en número de pasajeros transportados, después de American Airlines, Delta y United Airlines.

Su flota de 259 aeronaves se ha visto seriamente afectada, supuestamente, por las nuevas regulaciones de la administración Trump, que limitaba la entrada de pasajeros provinientes de determinados países árabes, y prohibía los típicos aparatos electrónicos de tamaño superior al de un móvil. Esta última ridícula medida de seguridad, se aprueba y se levanta con la misma facilidad con la que cambia de humor el nuevo presidente norteamericano, lo cual dice mucho sobre el interés real que existe por intentar boicotear de alguna manera a las antaño todopoderosas aerolíneas árabes.

Emirates tuvo que reducir hasta 5 sus rutas a los EEUU, de las 12 que estaba operando, debido a la debacle derivada de la falta de venta de asientos en sus aviones. El 20% de su flota se quedó sin una base fija y a la espera del cierre de nuevos acuerdos a nivel mundial, los cuales no están llegando.

Mientras tanto, Emirates ha optado por empezar a utilizar las tácticas de sus rivales de bajo coste, e intentar sacar de sus pasajeros el mayor beneficio económico posible.

Ha circulado muy recientemente por todas las redes sociales la nueva estrategia de Emirates para poder cobrar sobre costes por peso a sus clientes. El truco es muy sencillo: se trata de dejar que vuelen sin mayores restricciones hasta la ciudad de Dubai, utilizada por la inmensa mayoría para hacer sus transbordos y escalas. El aeropuerto cuenta con un importante número de tiendas muy llamativas para el turismo occidental, que ve en ellas una oportunidad de hacerse con algún regalo o souvenir interesante por un precio bastante asequible.

En el momento en que los pasajeros de Emirates vuelven a pasar los controles para embarcar de nuevo en sus aviones, se les solicita pesar su equipaje de mano y, sumando todo lo que hayan comprado en las tiendas Duty Free, la inmensa mayoría superan el peso permitido, lo que lleva a una difícil situación: o se paga una tarifa exageradamente elevada por el sobrepeso de apenas 1 ó 2 kilos de más, o se deja todo lo que se acaba de comprar en el suelo del propio aeropuerto.

El verdadero engaño está en que Emirates anuncia en su propia web que las compras que se hagan en las Duty Free de licores, cigarrillos y perfumes, en cantidades razonables, serán permitidas como un añadido al peso máximo. Parece lógico pensar que si se trata realmente de un problema de peso, da igual si se trata de una colonia, o de una botella, o una figura ornamental, pero no es así. Los pasajeros han optado por dejar sembradas las instalaciones del aeropuerto con cientos de compras y regalos recién adquiridos, ante la negativa a tener que afrontar nuevos pagos que no se avisan ni en el aeropuerto de origen, ni en la web de la compañía, ni en las propias tiendas que los venden.

Si la situación no revierte su tendencia a la baja, lo más probable es que Emirates se haga con los servicios de FlyDubai para asumir una mayor cuota de mercado en la zona y preservar su protagonismo a nivel mundial.

Etihad, por su parte, ha sufrido en sus propias carnes los efectos de las malas decisiones comerciales tomadas por sus responsables. Su discutible costumbre de intentar intervenir y apropiarse de otras aerolíneas que están operando sobre suelo europeo, le ha servido para llevarse un importante golpe económico en su línea de flotación.

Las inversiones realizadas en compañías como Alitalia o AirBerlin no han salido como se esperaba, y se han traducido en importantes pérdidas económicas a añadir a la cada vez más preocupante situación de la aerolínea árabe.

Esto ha llevado a Etihad a renegociar sus acuerdos con Boeing y Airbus, en relación con los pedidos de nuevos aviones destinados a renovar su flota. En algunos casos ha solicitado un margen de 2 años, a mayores de los ya firmados, para poder asumir los costes derivados de dichas compras, y en otros hasta de 4, lo cual es un claro indicador de la situación que vive actualmente.

También nos ha llamado especialmente la atención el importante número de incidentes que lleva registrados en lo que va de año, unas cifras que desde Turama estudiamos a diario para conocer la evolución de cada aerolínea en este aspecto básico de la aviación comercial.

Hasta el día de hoy hemos observado 4 incidentes graves en los meses de Enero, Mayo y Junio. Dos de ellos se refieren a problemas en los motores, los cuales llevaron en un caso a cancelar el vuelo y regresar al aeropuerto de origen, y en otro al apagado de uno de los motores después de explosionar en pleno vuelo. Curiosamente, los otros dos incidentes también se refieren a un mismo problema en el control de los flaps de las alas de dos aparatos distintos. En ambos casos, los aviones afectados tuvieron que aterrizar a una velocidad superior a la normal ante las deficiencias detectadas.

Tal y como afirmaba en un artículo Richard Aboulafia, analista aéreo para el grupo Teal, refiriéndose a las aerolíneas del Golfo Pérsico: «la región tiene demasidas compañías aéreas con ambiciones demasiado grandes».

En lo que se refiere a Qatar, sobre la que ya hablamos bastante hace pocos días, nos ha sorprendido su nueva ocupación como aerolínea «esquirol» que interviene en las huelgas legales que se producen en otras compañías.

Nos referimos a British Airways, que no acaba de levantar cabeza desde que llegó el español Alex Cruz a su dirección. Después del despido de su departamente informático y el fiasco de la nueva compañía india contratada para hacer el mismo trabajo, que acabó con un apagón de 3 días en el sistema de la aerolínea, provocando innumerables cancelaciones y, por ello, indemnizaciones a abonar a sus pasajeros, ahora se une la huelga de su personal TCP que solicita un trato económicamente equiparable entre todos los trabajadores.

La mejor solución que encontró el iluminado de Sir Alex no fue otra que contratar los servicios de Qatar, que gustosamente ha puesto a su servicio sus aeronaves para evitar las perniciosas consecuencias de una huelga de personal de cabina en pleno Verano.

Dicha decisión le ha salido directamente por la culata, ya que los gastos a abonar a Qatar son ya demasiado importantes, y los poderosos y respetados sindicatos ingleses han decidido contraatacar aumentado más semanas su protesta y tensando la cuerda con los directivos de British Airways, que ahora se ven forzados a mantener el acuerdo con Qatar, que está recibiendo una inyección económica con la que no contaba.

La falta de escrúpulos de esta aerolínea y sus directivos es ya conocida a nivel mundial, por lo que poco puede sorprender, teniendo en cuenta que se trata de un país que quiere forjar su reputación a base de dinero proviniente del petróleo y gas natural, en el que los obreros contratados para las obras de los próximos mundiales de fútbol del año 2022 mueren como moscas sin que la opinión internacional se haga eco de ello.

Los países vecinos de Catar acaban de decidir continuar con el bloqueo sobre su territorio, que está obligando a la aerolínea catarí a utilizar el espacio aéreo de Irán, país con el que la relacionan en una turbia historia de apoyos económicos a ciertos grupos supuestamente terroristas.

Los supuestos lujos y modernidades de estos países no son tal, y la prueba evidente la tenemos en la noticia que asaltaba los medios de comunicación a principios de este año.

Poco se ha hablado sobre el futuro que espera a Emlyn Culverwell e Iryna Nohay, una pareja que ha sido detenida en los emiratos árabes por mantener relaciones sexuales fuera del matrimonio, cosa que está prohibida en este país y que los mantiene a la espera de una sentencia que podría retenerlos en la cárcel por muchos años.

Esta doble moral de las aerolíneas del Golfo Pérsico, de intentar vender una imagen moderna y agradable, llena de lujo, sólo esconde la verdad de una sociedad anclada en leyes totalmente desfasadas y que no duda en aplicar a turistas, visitantes, y trabajadores que se encuentran prestando sus servicios dentro de su territorio.

Aquí se aplica mejor que nunca el dicho de que no es oro todo lo que reluce.

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