EL PAPA PODRÍA VOLAR CON RYANAIR

Así es, no se trata de ninguna broma (aunque lo parezca), la última ocurrencia de Michael O´Leary ha sido solicitar al Vaticano poder acoger al Papa en uno de sus aviones, con motivo de la próxima visita que este hará a Irlanda durante el mes de Agosto.

La verdad es que no acabamos de ver al Santo Padre esperando de pie para embarcar, o recorriendo la pista de algún aeropuerto antes de subir al avión. De hecho, ni siquiera lo podemos imaginar comprando boletos de la lotería de Ryanair, o haciéndose con alguna colonia.

Pero la petición de O´Leary, como siempre, lleva encerrada una buena dosis de maldad. El máximo responsable de Ryanair ha hecho alusión a la condición de jesuita del Pontífice, declarando que «es una persona muy inteligente, sobre todo en lo que respecta a las relaciones públicas, por lo que esperamos poder acogerlo a bordo este año».

El fondo de todo esto está muy claro para aquel que lo quiera ver: Ryanair está atravesando por el peor momento de su historia, con huelgas de pilotos ya planeadas para la Semana Santa y uno de sus colectivos más importante, el EERC, solicitando directamente la cabeza de O´Leary.

Además, la reciente decisión de la compañía de cerrar su base en Glasgow ha puesto en pie de guerra a los más de 300 trabajadores que podrían perder su empleo a finales de este mismo año. Un cocktail muy peligroso que podría explotar en cualquier momento.

La decisión de Ryanair de invitar al Papa a volar en uno de sus aviones tampoco se trata de un auténtico disparate, al menos en la teoría. El Vaticano carece de aviones en propiedad y desde el año 1964 en el que Pablo VI hizo el primer viaje en avión de un Papa, concretamente a Israel, ha venido utilizando los servicios de Alitalia.

Sin embargo, últimamente se ha extendido la costumbre en los viajes Papales de realizar uno de los tramos, normalmente el de regreso a Roma, a bordo de la compañía bandera, o la más representativa, del país visitado.

De hecho, el Vaticano ya ha hecho pública su intención de regresar de Irlanda en un vuelo de Aer Lingus, lo que ha aumentado notablemente el cabreo de O´Leary.

No es ninguna novedad el recordar que Alitalia está en proceso de venta y que aunque durante el 2017 no se recibió ninguna oferta que complaciese a los máximos responsables de la compañía, ahora sustentada con inyecciones económicas por parte del Gobierno central de su país, este año lo más probable es que acabe en manos de uno, o varios compradores.

Air France/KLM y EasyJet son las mejor posicionadas para hacerse con la antaño mejor aerolínea de Italia, aunque tampoco se puede descartar a Lufthansa.

Por si esto fuera poco, Qatar Airways ha decidido convertir a la antigua Meridiana en la nueva compañía bandera de Italia, para lo cual acaba de invertir en ella una ingente cantidad de dinero y la ha rebautizado como Air Italy.

Aún con todo este panorama, el Vaticano se mantiene fiel a Alitalia, al menos de momento, y los numerosos vuelos que realizó Juan Pablo II, el cual recorrió más de 725.000 millas en avión, junto con los que lleva hechos el Papa Francisco, que desde el año 2013 ha visitado ya 34 países, han sido siempre dentro de un avión de esta aerolínea en alguno de los tramos del viaje.

Alitalia tiene un código especial para dar nombre a los vuelos que realiza el Papa, bastante parecido al que se utiliza en EEUU cuando es el presidente el que está en el aire (Air Force One), en este caso el callsign utilizado es el «Pastor Uno», en inglés Shepherd One.

El número de vuelo también es siempre el mismo, AZ4000.

En el fondo, Ryanair está jugando con el Vaticano y poniéndolo en un aprieto, ya que Aer Lingus, por muy representativa que pueda ser de Irlanda, es una compañía aérea que apenas ha transportado a 11 millones de pasajeros el año pasado, frente a los casi 130 millones que se subieron a un avión de Ryanair en el mismo período.

La única disculpa que se podría utilizar desde la Santa Sede es el hecho de no poder ubicar al Papa en una plaza de clase business, la que suele utilizar cuando vuela y en donde se le reserva siempre uno, o dos asientos.

Y ahí es donde ha hincado el diente O´Leary, apelando a la condición de jesuita del Santo Padre y por tanto a uno de los lemas de dicha congregación, «Deseos Vano», que hace alusión a la poca preocupación que debe otorgase a los éxitos y comodidades mundanas.

Para muchos se trata de un pulso inteligente por parte del máximo responsable de Ryanair, para nosotros una muestra más del «todo vale» que lleva por bandera esta compañía.

No sabemos qué podrá pasar en Agosto con este asunto, aunque parece que todas las papeletas se las va a llevar Aer Lingus. Tampoco podemos descartar el sorpresón del siglo si el Papa Francisco decidiese subirse a un avión de Ryanair, aún esperando que no le toquen la fanfarria en el momento de aterrizar.

No sería descartable una decisión salomónica por parte del Vaticano y que optase finalmente por volar exclusivamente con Alitalia, si es que todavía existe para entonces, con lo que O´Leary habría conseguido su objetivo a medias, ya que no subiría al Papa a uno de sus aviones pero evitaría que Aer Lingus sí lo hiciese.

Por último, nos gustaría mostrar nuestra profunda preocupación por los hechos ocurridos hace unos días en el aeropuerto de Barajas, cuando le fue denegado el embarque a una pareja que viajaba a Oporto con Ryanair.

Al parecer, y sin que todavía haya trascendido la explicación de la aerolínea sobre lo ocurrido, parece que por parte de una empleada de la misma se aludió a la homosexualidad de los afectados para no admitirlos a bordo, lo que podría constituir sin duda un delito de odio.

Seguimos pendientes de recibir las declaraciones de Ryanair sobre este asunto, que de ser cierto podría significar otro golpe importante a la línea de flotación de la aerolínea.

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