IBERIA HA MUERTO, ¡VIVA LEVEL!

Imagina que trabajas en una empresa que ha sufrido grandes pérdidas en los últimos años. Esta pésima tendencia ha llevado a tomar medidas drásticas para intentar revertir la situación, obligando al despido de más de 5.000 trabajadores y a apretar tanto el cinturón al resto que los miembros superiores de sus cuerpos ya presentaban signos de gangrena.

Pero sorpresivamente y después de muchas reestructuraciones y recortes, por fin llegaron los beneficios.

Esto debería de ser una buena noticia tanto para la empresa como para sus empleados, pero no es así. La confirmación, por tercer año consecutivo, del balance positivo en la cuenta de resultados lleva de cabeza al tercer ERE de la aerolínea, que pondrá de patitas en la calle a 955 profesionales.

Y ahora cabe preguntarse, y con bastante razón, cómo se puede digerir el hecho de ganar dinero y sin embargo tener que seguir tomando medidas que implican más recortes y rescisiones de contratos.

La respuesta a esta pregunta es relativamente sencilla: Iberia ha muerto hace tiempo, pero al igual que dice la leyenda que se hizo con el cuerpo fallecido del Cid en su última batalla, la han colocado encima de un caballo para intentar seguir dando imagen de fortaleza delante del enemigo.

Iberia en España

Así como en los principales países europeos sus compañías bandera respectivas copan el mayor porcentaje de capacidad de pasajeros, con Iberia no ocurre esto.

En el Reino Unido British Airways domina el mercado con el 17% de los asientos totales. En Alemania Lufthansa ocupa también el primer lugar con el 29% del total. Air France domina en Francia con un 27% mayoritario.

Incluso Alitalia, una compañía que se arrastra moribunda desde hace varios años y que está en proceso de venta y desmantelación, ocupa el segundo lugar en su país, Italia, con un 15% de los asientos totales, frente a un 22% de Ryanair.

En España, Iberia sólo alcaza la tercera posición en capacidad con un 10% de los asientos totales, frente al 17% de Ryanair y al 13% de Vueling.

Es más, operando en el tercer país del mundo más visitado por turistas, con 3 de los aeropuertos más importantes de Europa (Madrid, Barcelona y Palma), Iberia ni siquiera entra dentro del ranking de las 10 primeras aerolíneas del viejo continente.

Y es que en los peores años de crisis, la compañía española pensó que la mejor estrategia era centrarse en sus rutas de largo alcance, principalmente a Sudamérica, Centroamérica y el Caribe, y recortar capacidad en los vuelos domésticos.

Esta pésima estrategia llevó durante los años 2007 al 2013 a reducir la capacidad de sus vuelos nacionales en un 54% (nada más ni nada menos), y en un 42% los que tenían destino en otros países europeos.

A partir del año 2013, cuando era necesario volver a revertir la situación, Iberia se sacó de la manga Iberia Express, una filial lowcost que permitió el adelantamiento por la derecha de Ryanair y Vueling, mientras EasyJet sigue a rebufo cada vez más cerca y esperando la oportunidad para dejar también atrás a la aerolínea española.

Iberia vendió su propia casa dando por hecho que siempre mantendría su reinado sobre el Atlántico y el continente americano, pero la competencia ha venido y nadie sabe cómo ha sido…

Epic Fail! : llegó la competencia

Sí, Iberia reinaba en el tráfico entre Europa y Latinoamérica, pero eso ya es historia.

Por muy increíble que pueda parecer, AirFrance es la aerolínea que ahora mismo está en el primer puesto en capacidad de asientos entre ambos continentes.

Dejarse ganar en un mercado que siempre tuvo bien amarrado por una compañía como AirFrance, que apenas tiene una triste representación porcentual en la Madre Patria, es el mejor ejemplo de la dejadez, falta de originalidad e ideas y sobre todo de diferenciación de Iberia.

De hecho, la capacidad de Iberia en el mercado latinoamericano sólo ha aumentado un paupérrimo 1% desde el año 2015, mientras que AirEuropa, cuyos directivos apenas saben distinguir entre el morro y la cola de un avión, ha subido un 22% en el mismo período de tiempo.

Después de esto, los grandes pensadores deciden concentrarse en Norteamérica, haciendo caso omiso a los avisos de Mr. Trump que anunciaban aquello de «Americans First». Así que los resultados y crecimiento de la compañía en esa zona del planeta son los mismos que los de su compañera de grupo, American Airlines, que es la única que mantiene la lucha con la segunda clasificada, Delta, mientras Iberia navega cual rémora pegada a la panza de los aviones norteamericanos.

Vale, pues entonces nos centramos en Asia, o eso debieron pensar las mentes directivas de Iberia, así que lanzamos las rutas Madrid-Shangai y Madrid-Tokyo y nos hacemos con el reinado de los vuelos al Este.

Claro, como la competencia es tonta y no hace como la aerolínea española dejándose avasallar en su propio terreno, poco tiempo tuvo que pasar para que China Eastern lanzara también su Madrid-Shangai, Cathay Pacific su Hong Kong-Barcelona, y Air China su Shangai-Barcelona y Beijing Madrid.

Así que de un supuesto reinado aparecido de la nada, en cuestión de pocos meses fue adelantada de nuevo dos veces, cayendo a la tercera posición en las nuevas rutas indicadas.

Y es que los señores de Iberia todavía no entienden que en España no pasa lo mismo que en el resto de países europeos, donde sus ciudadanos, por una pequeña diferencia de precio prefieren viajar con sus propias aerolíneas antes que con otras extranjeras.

Al pasajero español lo único que le importa es el precio del billete, y si este es más bajo volando en la bodega de un avión perteneciente a un país tercermundista, se mete de cabeza.

Level: el octavo pasajero

Mientras las aeronaves pertenecientes a las aerolíneas más importantes del mundo volaban orgullosas a través del océano Atlántico, una vez más y tal y como había ocurrido durante muchos siglos antes, aparecen los habitantes del Norte de Europa dispuestos a conquistar nuevos mundos.

Esta vez se han dejado los cascos con cuernos en casa, y en vez de ellos vienen armados con los últimos Boeing 787 Dreamliner, o el 737MAX.

La compañía Norwegian decide emprender su aventura de vuelos de largo recorrido a supuestos precios de bajo coste, instalándose en el hub propiedad hasta entonces de Vueling en el aeropuerto de Barcelona.

Esta astuta maniobra pone en un brete a Iberia, que no se le ocurre responder de otra manera que sacándose de la manga un nuevo engendro denominado Level.

Para ello, renuncia a dos aviones que ya había comprado y pagado hace dos años y se los entrega a coste cero a la nueva marca, para que presente batalla frente a los aviones vikingos.

Con este acto simbólico, Iberia acaba de renunciar a su propio crecimiento en aras a aumentar la competencia lowcost de largo recorrido de una nueva marca que acabará por devorar a sus propios progenitores.

En realidad, ni Level ni Norwegian ni ninguna otra operadora de las que están luchando actualmente por la supremacía sobre el Atlántico ofrece precios excepcionalmente bajos. Se trata de un truco (bastante lowcost, por cierto…) para embaucar a los viajeros más despistados, que consiste en presentarles un mismo servicio pero dividido en múltiples trocitos, dando con esto la apariencia de una mayor economía.

Es como si estamos a régimen y en vez de comernos una tarta de chocolate de una sentada, lo vamos haciendo durante toda una tarde a base de múltiples visitas a la nevera. El resultado final es el mismo, pero como los trozos que se van engullendo son más pequeños, da la impresión de estar comiendo menos.

De esta manera, los precios finales que ofrecen estas lowcost transoceánicas son sólo algo inferiores a los de su competencia, ya que hay que sumar cada extra como un importe a mayores.

Además, como carecen de personal, logística y apoyos técnicos en la inmensa mayoría de aeropuertos en donde operan, cuando surge cualquier incidencia, por pequeña que sea, estas aerolíneas dejan colgados a sus pasajeros sin dar más explicaciones, provocando luego un sinfín de reclamaciones que nunca llegan a ningún sitio.

IAG, el grupo al que pertenece Iberia, ya ha anunciado su intención de aumentar la flota y destinos de Level, a costa de la propia Iberia.

La aerolínea española se había dejado ganar en casa, pensando que siempre mantendría el cetro en latinoamérica, y ahora también le estropean el plan las nuevas operadoras de bajo coste.

Curiosa y sospechosamente, a Iberia le sobra la misma cantidad de empleados que necesita Level para proseguir con su crecimiento. Claro está que las condiciones laborales entre ambas empresas (Level no es una aerolínea) son como el día y la noche. ¿Sospechoso?.

No pasarán

Así que de esta guisa a Iberia no le queda más remedio que refugiarse en su casa, el aeropuerto de Madrid, y desde allí seguir defendiendo el fuerte como sea, viendo como el resto de la competencia sigue llegando a un público cada vez más amplio.

Pero no, la estrategia de meter la cabeza en el agujero tampoco va a dar resultado, porque los señores de Norwegian acaban de avisar que también tienen previsto instalarse tanto en Madrid, como en Málaga.

De esta manera, los noruegos se garantizan el acceso de prácticamente la totalidad de habitantes del país a sus aviones, creando un hub al Norte, en Barcelona, otro en el centro de España, Madrid, y el último en la zona Sur, el aeropuerto de Málaga.

Por si esto fuera poco, AirEuropa, cuyos directivos no dejan de insinuarse a Ryanair a ver si hay suerte y su CEO se enamora de sus aviones, deciden también plantarle cara a Iberia en su propio feudo.

Y ahora, ¿qué le queda a Iberia para poder seguir creciendo?. Si su corto alcance está copado por Ryanair y Vueling, y pronto también por EasyJet, y su largo alcance por Level, Norwegian y alguna otra más que aparecerá en breve como Joon, o la que se va a sacar de la manga O´leary, las perspectivas son bastante negativas, por no decir nulas.

El futuro

Iberia, al igual que otras tantas aerolíneas tradicionales, le ha perdido la cara a sus pasajeros.

No es suficiente con «inventarse» una categoría Premium Economy, que no es otras cosa que volar tal y como se hacía hace tan solo un año, ahora reconvertido en algo así como un lujo.

AirFrance ya se dió cuenta de este detalle, y en los próximos meses y pese a la oposición de sus empleados y la terrible huelga que ya se ha anunciado, saca al mercado Joon, que no es otra cosa que la misma aerolínea pero pintada con colores bonitos para llamar la atención de los más jóvenes.

Joon, Level, Norwegian, WOW y alguna otra que aparecerá en breve, parecen ser el futuro, Iberia ya es el pasado.

Con los mismos aviones, incluso algo peores, mismos asientos y servicios, mismas rutas y aeropuertos, ¿quién quiere pagar más por volar con Iberia?.

No Sr. Gallego, no llega con ser los más puntuales, ni con no liarla demasiado, ni con tratar a los pasajeros medianamente bien y no crear demasiados espectáculos, ni siquiera con no tener demasiados problemas técnicos, es necesario algo más.

Tanto usted como las cabezas pensantes que lo rodean dan imagen de aburrimiento, de algo rancio y ya pasado, y eso no atrae.

El próximo Brexit también tendrá consecuencias nefastas para IAG, por lo tanto también para Iberia, mientras el resto de aerolíneas europeas se frotan las manos. La separación de British Airways parece inevitable, por lo que la aerolínea española tendrá que seguir su camino todavía no sabemos muy bien de qué manera.

Sr. Gallego, suéltese usted la melena (bueno, en su caso es complicado, pero ya sabe a qué nos referimos) y dinamice de una vez a Iberia. Tiene unos empleados que ya no saben qué pensar, ya que si pierden dinero los echan a la calle, pero si lo ganan también.

Unos pasajeros que miran atónitos cómo se deja morir mientras embarcan en aviones de otras compañías a las que les importa muy poco dejarlos colgados en cualquier punto del planeta, y ni siquiera saben hablar su idioma.

Lleva gastados casi 900 millones de euros en echar a gente a la calle, entre indemnizaciones y prejubilaciones, en vez de apostar por el futuro. 

Si lo que quiere es convertir a Iberia en la nueva Alitalia, o AirBerlin, ya lo ha conseguido, ¿y ahora qué?

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