IBERIA RECONOCE QUE NO PUEDE CON LA COMPETENCIA

Llevamos diciendo desde hace ya bastante tiempo que Iberia vive en un mundo paralelo y todavía mantiene que los usuarios van a acabar abarrotando sus aviones, básicamente, porque estos llevan el nombre de la antaño aerolínea bandera española.

Nada más lejos de la realidad; tal y como hemos comentado ya en artículos previos, Iberia se ha quedado sin nada que aportar a la creciente y sangrienta guerra comercial que se está viviendo sobre los cielos de medio mundo.

Por mucho que el grupo IAG esté ganando dinero e Iberia obteniendo beneficios y contribuyendo en gran medida al éxito del conglomerado empresarial hispano británico, lo que está ocurriendo ahora mismo en el mercado aéreo ya es historia y sólo cuenta la previsión para el futuro más inmediato.

¿Qué futuro?

Pues se podría resumir indicando que Iberia pretende plantar cara a la enorme competencia que tiene por delante a base de…hacer lo mismo que lleva haciendo desde hace muchos años, es decir, no hacer nada.

Una aerolínea como Iberia, cuna de las mejores familias y estirpes económicas de este país, no puede permitirse el escuchar los comentarios pesimistas de la plebe, que por otro lado es la misma plebe a la que pretende meter en sus aviones y hacer pagar más dinero sin ofertar nada a cambio.

Iberia está siguiendo los mismos pasos que en su momento dejó marcados Alitalia, la cual lleva varios años sostenida a base de ayudas interiores y exteriores, que finalmente han acabado y han llevado a la compañía a ser mostrada encima de un escenario con el fin de que la compre el mejor postor, se la lleve y la descuartice en pedazos.

No hace mucho criticábamos duramente deste Turama el perfil presentado por Iberia para operar durante el 2018, que sólo incluía aumentar frecuencias con la ciudad estadounidense de San Francisco el próximo Verano, tratar de hacer lo propio con Japón, e inaugurar vuelos a la capital de Nicaragua, Managua.

Con estas 3 cartas Iberia pretende encontrar y mantener su nicho en el mercado aéreo, nacional e internacional, razón por la cual anunciamos una caída en picado en breve.

Objetivo: China

Lo que sí nos ha llamado la atención poderosamente son las declaraciones realizadas por el Director de comunicación de Iberia, Juan Cierco, que entendemos se comunicará con quien estima más oportuno, ya que a Turama siempre se le han cerrado las puertas ante cualquier solicitud de entrevista.

Cierco comentaba hace todavía muy pocas horas, en el marco del II Foro de Comunicación de España y China, celebrado en Madrid, que Iberia solicitaba una mayor inversión en publicidad por parte del Ejecutivo Español en China, con el fin de poder aumentar su negocio con el gigante asiático, un mercado que añoran todos los países del mundo.

Pues bien, vamos a intentar aclarar nuestro punto de vista sobre este parecer caprichoso, consentido y enormemente vago por parte de la aerolínea española.

¿Por qué China?

Los primeros hechos objetivos que se pueden comentar no tienen discusión alguna: tal y como decíamos al principio, tanto Iberia como el grupo IAG en el que está englobada, están ganando dinero.

Para cualquier empresa esto sería una muy buena noticia, de hecho el único fin de cualquier tipo de empresa es ganar dinero, pero en el caso de Iberia se ha transformado en un tercer ERE que se ha llevado a la calle a casi 1.000 empleados más.

Muchos se preguntarán entonces cómo es posible encontrarse en un momento dulce, económicamente hablando, y acabar despidiendo a trabajadores. La respuesta es muy sencilla y la indicamos también al comienzo de este artículo: el «ahora» ya no tiene importancia, se hace necesario establecer previsiones a unos cuantos años vista y aquí es donde Iberia reconoce que lo va a tener difícil.

Con la salida de Level al mercado, Iberia se auto fabricó un alter ego en versión de bajo coste que acabará irremediablemente por adueñarse de la empresa matriz, esto es, su propia madre.

Level asumirá el papel de competencia a todo el elenco de compañías aéreas que están pujando por una parte del mercado hacia el continente americano, que incluye igualmente tanto a Norteamérica, como Sudamérica y todos los países caribeños y de América Central.

Por supuesto, Iberia asume que frente a dos aviones iguales, uno operado por Level y otro por Iberia, igualdad de asientos, distancia entre ellos, servicios de comidas y entretenimiento, etc, etc etc, el pasajero va a escoger volar en Iberia por su cara bonita, siendo bastante más cara.

El mercado americano lo tiene ya medio perdido. Por una parte, tanto Level como otras competidoras de bajo coste se van a hacer con una mitad, y por otra, compañías «full service» como AirFrance o la propia American Airlines, o incluso Delta Airlines, asumirán el control de la otra, ofertando más asientos que Iberia y a unos precios parecidos o incluso mejores.

Pero lo peor de todo es el mercado nacional y el de medio alcance en Europa. Aquí Iberia también tiene que pelear contra familiares, como la propia Iberia Express o Vueling y, al mismo tiempo, intentar plantar cara a dos auténticos gigantes: Ryanair y EasyJet.

Con este panorama por delante, la verdad, se ve todo muy complicado.

En este punto debemos recordar que a pesar del lío montado por Ryanair durante estos meses, cancelando cientos de vuelos, sigue creciendo y ganando cada vez más dinero, así como EasyJet, que ha sabido aprovechar el pequeño bajón de su rival más directa, y además ha sido capaz de hacerse con 25 aviones de la quebrada AirBerlin y adueñarse de la capital alemana.

De todo esto viene el profundo interés de Iberia por China, e incluso por toda Asia.

El único futuro comercial donde todavía podría hacer algo es allí, pero sabe que tiene muy poco que ofertar como empresa y necesita echar mano de la reputación turística de España, que por cierto está cayendo a un ritmo frenético desde el comienzo de la crisis política en Cataluña y la normalización de la vida política en anteriores destinos de moda, como Turquía, Túnez o Egitpo.

Iberia, como todas las aerolíneas, reza por poder hacerse con el floreciente mercado chino, una auténtica joya en bruto que reportará ingentes beneficios a aquel que sepa manejarlo.

En este punto, Iberia se podría plantear cómo hacer para poder aumentar la frecuencia de vuelos semanales con China y ganar cuota de mercado en ese país, la cual actualmente es muy inferior a la que tiene el Reino Unido, Francia o Alemania. Para ello, se dan por supuesto los pasos básicos que determinan todas aquellas empresas que quieran entrar en el mercado chino, como son la adaptación a las costumbres nacionales de sus habitantes, hablarles en su propio idioma, llevarlos de la mano y no crearles demasiados problemas ni situaciones de estrés, a las que no están acostumbrados.

Iberia pide más dinero

Bien, todo esto ya lo está haciendo la competencia, entonces, ¿qué mas se puede hacer?. Pues Juan Cierco, el Director de Comunicación de Iberia, cree que la compañía ya ha hecho todo lo que podía, y ahora depende exclusivamente de si el Ejecutivo se decide a promocionar España como destino turístico en China.

Es decir, Iberia se quita su responsabilidad en este asunto, cualquier tipo de autocrítica y deja el éxito de la empresa pendiente de si el Estado, es decir, todos los españoles con nuestro dinero, acaba «invirtiendo» en publicidad para hacer que los chinos quieran volar a España en aviones de Iberia.

La aerolínea española no inventa nada, no saca nada nuevo al mercado, no es capaz de atraer a un consumidor que le resulta muy lejano, geográficamente hablando, y además bastante ajeno, culturalmente hablando, por lo que le pide a papá que por favor le ayude a luchar en el mercado asiático.

Esta es la filosofía que, a nuestro muy modesto parecer, acabará por llevar a Iberia al rincón de pensar, y de pensar muy seriamente, y más concretamente en su propia supervivencia.

Iberia cuenta con muchos de los que pueden ser los mejores profesionales del sector, tanto pilotos como TCP, y además opera en el segundo país más visitado por turistas del mundo, pero no sabe cómo llevar estos dos factores a la práctica para poder arrimar el ascua a su sardina.

A cambio, igual que el adolescente mimado, pide dinero a papá y culpa a este si las cosas no le salen bien.

Nos parece fenomenal si se decide desde el Gobierno gastar dinero para publicitar a España en China, y si con ello además Iberia se puede beneficiar, mejor que mejor, pero como no se haga algo más que eso, difícil lo vemos, por no decir imposible.

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