Quizás la generación milenial no utilice la expresión «poner una pica en Flandes» tan asiduamente como se hacía años atrás. El sentido de la frase hace alusión a las tropas españolas que durante los siglos XVI y XVII estuvieron destinadas en territorio belga, defendiendo los intereses de la Corona en los denominados Países Bajos Españoles.
Este numeroso ejército, formado por más de 70.000 hombres, se hizo especialmente temido y respetado, y a día de hoy todavía se recuerdan muchas de las escaramuzas que se desarrollaron en la zona.
Hoy en día muchos turistas españoles vuelven a visitar el país, esta vez con intenciones turísticas, y la inmensa mayoría regresan sorprendidos por la belleza de sus ciudades, entre otras muchas cosas.
Podríamos ir directamente al punto débil de la mayoría de la humanidad y resaltar que en Bélgica se pueden encontrar varios de los productos más deseados por cualquier ser humano que se precie, expuestos a su máxima potencia: la cerveza, el chocolate y las patatas fritas.
De todas formas, si no te gusta ninguno de los tres productos mencionados (lo cual es bastante raro…), te anunciamos que existen muchísimas más razones para desplazarse hasta esta nación europea, la cual ha sufrido en los últimos años el terrible azote del terrorismo.
Una vez reestablecida la normalidad en la zona, podemos afirmar que Bélgica es un destino seguro, y no sólo aludiendo a la tranquilidad y relativamente baja masificación turística que se vive en la actualidad, sino también a que se trata de un destino seguro para acertar con tus vacaciones.
Te vamos a dar 10 razones por las cuales creemos que deberías pensar en ir reservando tu billete a Bélgica cuanto antes:
El chocolate
Una razón bastante peregrina para desplazarse a cualquier país, pero eso lo piensas porque no has probado todavía los bombones de la marca Pierre Marcolini.
En realidad, prácticamente todas las marcas de chocolate belga están realmente buenas, incluso las que puedes encontrar en cualquier supermercado. Dependiendo de tu presupuesto, tu nivel de sobrepeso, y tu capacidad para devorar este dulce oro negro, podrás optar a hacerte con una u otra.
En un país con más de 350 chocolaterías es bastante probable que encuentres algo que te satisfaga sin demasiado problema. Si quieres irte a lo seguro probablemente deberías pensar en los míticos bombones de la marca Godiva, Cote D´or, Daskalides o Galler. Si te gusta aventurarte en la busca de nuevas sensaciones, inténtalo con Bruyere o Belvas.
La costa belga
Generalmente, cuando se piensa en pasar unos días de vacaciones en Bélgica no se suele barajar la posibilidad de visitar destinos de playa; gran error.
La costa del país es uno de los atractivos más grandes que suelen pasar desapercibidos para el turista extranjero, más centrado en las típicas visitas a las ciudades más conocidas.
Te podemos recomendar irte de compras al bonito pueblo playero de Knokke, donde te sorprenderás por el alto standing de sus tiendas. Si te gusta cabalgar las olas, nada mejor que la visita a Knokk-Heist. En caso de que no te sientas cómodo en el mar y prefieras surfear dunas de arena, puedes intentarlo en Het Zwin, donde 150 hectáreas de este elemento te están esperando.
Si prefieres caminar un rato, el paseo marítimo de Ostend colmará tus deseos, pero si lo que prefieres es correr detrás de una gran cantidad de conejos, deberás pasarte por la reserva natural de Westhoek.
Además, te recordamos que tienes a tu disposición varias playas nudistas, si practicas esta actividad, así como pequeñas poblaciones donde perderte y disfrutar de unos días comiendo el mejor algodón de azúcar.
Bruselas
La capital del país tiene una gran cantidad de atractivos que ofrecer al visitante extranjero. A pesar de la ebullente actividad política que reune a cientos de representantes de los principales partidos europeos, Bruselas es el lugar ideal para hacer compras, comer bien, o visitar alguna de sus maravillas arquitectónicas.
Por supuesto, el Grand Place, la plaza central que ha sido nombrada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, es uno de los lugares donde deberías hacerte un selfie, como poco. Alrededor de este lugar podrás admirar el Hotel de Ville o StadHuis, edificio en el que se ubica el ayuntamiento de la ciudad.
Recuerda que Bruselas tiene unas excelentes comunicaciones por tren, carretera y aire con las principales capitales europeas, por lo que también puede ser utilizada como base de una excursión mucho más amplia por centroeuropa.
Brujas
Definitivamente, la ciudad más de moda de todo el país.
Diversas películas recientes la han colocado sobre la palestra para el gran público, aunque algunos ya la conocíamos desde hace algunos años.
Sería imperdonable que te perdieras el navegar por uno de sus más románticos canales, el Gronerei, o la visita a la plaza Burg, donde se puede observar uno de los mejores y más impresionantes ejemplos de arquitectura gótica, el edificio del ayuntamiento.
Si gustas de revivir momentos históricos te recomendamos visitar el Kruispoort, una de las cuatro puertas amuralladas que se conservan de la antigua ciudad medieval. Te sorprenderá su altura y el grosor de sus paredes, que han conseguido que perdure hasta hoy.
Brujas es una urbe donde se da una especial preferencia a los ciclistas. Una excursión perfecta consistiría en alquilar una bicicleta y desplazarse hasta Damme, un pequeño pueblo medieval a unos 10 km de la ciudad. Moverse por este medio es la mejor manera de evitar atascos, gastar dinero en taxis, y quemar todo el chocolate que acabarás acumulando en tus caderas.
Amberes
A pesar de su pequeño tamaño, Amberes se ha convertido en uno de los puntos más visitados del país.
Cuando se piensa en esta ciudad suele venir a la mente la imagen del conocido mercado de diamantes, que todavía conserva todo su enganto y glamour. Si tienes pensado hacerte con un anillo de compromiso, o aunque no sea de compromiso, este es probablemente el mejor lugar del mundo para comprarlo.
Aquí podrás visitar también el museo de uno de sus vecinos más ilustres, el celebérrimo pintor Pedro Pablo Rubens. Aunque no seas muy devoto del arte de los pinceles, estamos seguros de que te sorprenderá.
El Grote Markt es uno de los mejores ejemplos de la arquitectura flamenca, y desde luego una foto que deberías de subir a tu instagram.
Si lo que más te gusta es dar una vuelta por su casco histórico, aquí podrás encontrar algunos de los restaurantes más aplaudidos del momento, así como múltiples cafés y bares, ideales para degustar una buena cerveza. Dado que en algunos de estos lugares puedes encontrarte hasta más de 40 variedades de esta bebida, te recomendamos que dejes aconsejarte por el camarero, o acabarás arrastrándote por la ciudad.
Gante
Esta ciudad suele pasar desapercibida en el recorrido turístico más habitual de Bélgica, y los que cometen tal sacrilegio no saben lo que hacen.
Gante es divertida, a pesar de que parece que siempre va a llover. Si dudas de esta afirmación lo mejor que puedes hacer es darte un paseo por los alrededores del río, preferentemente un fin de semana de Verano por la noche, y comprobarás su veracidad.
Quizás no tenga el alto standing de Amberes, ni la impresionante belleza medieval de Brujas, o la diversidad de la cosmopolita Bruselas, pero posee algo mucho más preciado: su propia personalidad.
El castillo de los Condes de Gante, la iglesia de San Nicolás o el mismísimo centro de la ciudad, te mantendrán ocupado cámara en mano durante un muy buen rato.
El factor sorpresa
Los belgas son muy poco dados a presumir de los encantos de su país. A pesar de la belleza intrínseca de este, el entorno natural, las edificiaciones perfectamente conservadas, una gastronomía más que aceptable (a pesar de estar en el centro de Europa) y un carácter abierto y cosmopolita, pocas veces hacen alusión a todos estos tesoros pendientes de descubrir por el visitante extranjero.
Quizás esta mal llamada «falsa estima» contribuye en parte a aumentar el factor sorpresa cuando se visita el país, ya que generalmente el viajero menos experimentado lleva consigo unas expectativas no demasiado elevadas del mismo, que al final son superadas con creces.
En Bélgica es mejor dejarse sorprender.
Mons
Una pequeña ciudad que es una perfecta desconocida para el gran público, pero que ganó el título de capital de la cultura europea en el año 2015. ¿Tenemos que decir más?
Waterloo
¿Cuántas veces has tatareado la famosa canción que hizo ganar el festival de Eurovisión al conocido grupo sueco ABBA? Suponemos que sabes que habla sobre la histórica batalla que acabó con Napoleón, y que tuvo lugar en los alrededores de esta población belga.
En este mismísmo lugar se dijeron de todo las tropas napoleónicas que lucharon contra un «combinado» de ejércitos llegados de Inglaterra, Prusia, Alemania, etc.
Todo se conserva tal y como quedó después del 18 de Junio de 1815, y es posible visitar tanto el museo como los puntos más destacados de la múltiple confrontación armada.
Aunque no estés especialmente interesado en recrear el pasado, te recomendamos darte una vuelta por los alrededores, los cuales conforman un lugar ideal para pasar un excelente fin de semana.
Las Ardenas
En este lugar también tuvo lugar otra de las batallas más famosas de la historia, que enfrentó al ejército nazi contra los aliados durante la II Guerra Mundial.
Sin embargo, de eso ya no quedan más que algunos cementerios en recuerdo de los caídos, y hoy en día se puede disfrutar de uno de los paisajes boscosos más bellos de toda Europa.
En la región de Valonia se concentran un número importante de castillos, pequeñas iglesias y pueblos medievales, que probablemente habrás visto en más de una ocasión si eres un amante del cine bélico.
Lo mejor que puedes hacer en esta zona es alquilar un vehículo e intentar visitar la misma con el mayor detenimiento posible. Seguro encontrás hoteles rurales con gran encanto y lugares de especial belleza, como la abadía de Orval o la pequeña población de Bouillon.
Es muy probable que en tu paseo te encuentres con la frontera de Luxemburgo o Francia, ya que estas 3 naciones comparten esta impresionante zona, por lo que puedes también plantearte la idea de seguir la visita por cualquiera de los dos países.