Canadá es uno de los destinos turísticos que está a punto de alcanzar unas cotas de visitantes nunca vistas antes. En pocos lugares del planeta es posible disfrutar de grandes ciudades con un enorme atractivo, como Toronto, Vancouver, Québec o Montreal, y al mismo tiempo tener la posibilidad de visitar los que probablemente sean los mejores parques naturales a disposición del viajero.
Por ambas razones, este país es deseado tanto por los más urbanitas, como por aquellos que gustan del contacto con la naturaleza más salvaje.
Dentro de los muchos puntos turísticos que se ofertan al turista extranjero, nos hemos quedado especialmente enamorados del entorno que rodea a las montañas Rocosas, una cicatriz geográfica en el norte del continente americano que cruza Estados Unidos y Canadá.
A tan solo unas pocas horas en coche desde Vancouver o Calgary, es posible adentrarse en un mundo que apenas ha sufrido las consecuencias de la intervención humana en el medio ambiente, y que todavía conserva la esencia de lo que debería entenderse siempre como «naturaleza».
Para muchos, la aventura suele comenzar disfrutando de unos días en Vancouver, la que sigue siendo considerada como una de las mejores ciudades para vivir. La única pega que algunos todavía le ponen es el clima, lo que deja en evidencia su desconocimiento del lugar, ya que esta ciudad registra temperaturas que sobrepasan los 30 grados desde el mes de Abril hasta casi el de Septiembre.
Independientemente de esto, que es casi anecdótico, lo que está claro es que no es una casualidad que año tras año sea elegida como una de las ciudades más destacadas, ya que no sólo oferta un sinfín de actividades y atracciones con las que entretener al turista, sino que además está situada en un entorno absolutamente privilegiado de la costa Oeste.
A partir de este punto, y si se decide emprender la aventura a los mandos de un vehículo alquilado, preferentemente del tipo autocaravana, se accede fácilmente a la famosa Trans Canada Highway, una autopista que cruza transversalmente el país y por la que es posible ir disfrutando de todo aquello que asalta la vista durante el viaje.
Este recorrido es mejor hacerlo durante las estaciones de Primavera o Verano, ya que durante el Invierno las carreteras se vuelven muy complicadas para conducir, además de que muchos lugares enminentemente turísticos cierran sus puertas al público.
En apenas 4 horas desde Vancouver se llega a la pequeña población de Kamloops, que va a marcar la frontera con las montañas Rocosas y servir de acceso para los 3 parques naturales más importantes del área: Jasper, Banff y Yoho.
En esta ciudad de menos de 80.000 habitantes es necesario cambiar de carretera para poder conducir a través de la Highway número «5», que lleva directamente al pequeño pueblo de Jasper.
A pesar de su reducido tamaño, este lugar es uno de los destinos turísticos favoritos del país, sobre todo durante los meses de Invierno, ya que está al lado de Marmot Basin, un enorme complejo destinado a la práctica del esquí y en el que se reúnen todos los años cientos de miles de visitantes locales y foráneos, y que albergó en su día muchas de las competiciones celebradas durante los Juegos Olímpicos de Invierno de Calgary y Vancouver.
Si se tiene previsto visitar esta zona durante la temporada alta de esquí, es necesario tener las reservas para el alojamiento cerradas con bastante antelación, ya que la demanda es muy elevada y el número de camas limitado.
Desde Jasper se puede seguir, rumbo sur, por la carretera escénica (o panorámica) de Icefields Parkway, que lleva al turista a través de unas localizaciones absolutamente increíbles, entre las que destacan las cascadas Athabasca, lugar en donde se realizan múltiples actividades de senderismo, trekking e incluso alpinismo.
En este punto se hace necesario recordar que en este tipo de lugares es necesario ponerse siempre en manos de guías profesionales. Durante el siglo XIX fueron muchos los que decidieron probar fortuna en esta parte del planeta, a la busca del codiciado oro o de una nueva vida, pensando que no era más que otro lugar boscoso en el que se podría sobrevivir con facilidad.
La realidad es que estas montañas pueden entrañar graves peligros si no son tomadas en serio, e incluso para los más experimentados también pueden presentar graves dificultades, por lo que lo mejor es no correr ningún riesgo innecesario.
El mejor lugar para estudiar todas las posibilidades del área es la visita al recinto informativo de Icefield Centre. Aquí es posible recibir información relativa tanto a actividades como a cualquier tipo de establecimiento, e incluso contratar excursiones guiadas a través de los parques naturales más cercanos.
Siguiendo la carretera rumbo Sur pronto se localiza la entrada al parque natural de Banff, mucho más pequeño que el de Jasper pero que cuenta con las que probablemente sean las mejores panorámicas de lagos que puedan existir.
Aunque la gran estrella en este terreno es el lago Moraine, y también el lago Louise, el primero que espera al viajero que llega desde Jasper es el lago Peyto, que puede ser admirado en toda su extensión desde un mirador perfectamente dispuesto en la propia carretera de Icefields Parkway.
Parece que su localización fue estudiada a propósito para abrir la boca a aquellos que se adentraban dentro del parque, y que seguidamente iban a experimentar la sensación de encontrarse rodeados por las montañas que abrigan al lago Moraine, protagonista de muchas de las mejores fotografías que están en circulación actualmente en la red.
El lago Louise se sitúa al lado de la población del mismo nombre, la cual alberga un escandalosamente enorme complejo turístico, destinado principalmente a la práctica del esquí, que cuenta con cerca de 150 pistas de todos los niveles a disposición de sus clientes.
Mucho más recogida, cómoda y atractiva es la pequeña población de Banff, que da nombre al parque natural, y que cuenta con puntos de grandísimo interés turístico, como las cuevas y fuentes de aguas termales, el monte Sulphur, y las piscinas de Upper Hot Springs.
En este entorno es muy frencuente encontrarse cara a cara con grandes alces, algunos lobos y coyotes, y durante la Primavera numerosos ejemplares de osos Grizzly y Negros.
Es necesario informarse con anterioridad de las carreteras y localizaciones que puedan estar cerradas durante la época de apareamiento de estos osos, ya que las autoridades prohiben el paso a los turistas con el fin de que no interfieran en este «proceso».
Generalmente, desde el mes de Mayo hasta finales de Julio va a ser complicado acceder a los puntos donde se concentran la mayoría de estos grandes mamíferos, por lo que con el fin de no hacer el viaje en vacío, hay que organizarse de tal manera que sea posible realizar las actividades que más gusten a cada uno.
En caso de que el viajero más exigente todavía se quede con ganas de visitar localizaciones de escándalo, que han servido para rodar películas tan famosas como «Bailando con Lobos», o «Brokeback Mountain», recomendaríamos antes de emprender el camino de vuelta a Vancouver hacer una parada en el parque nacional de Yoho, más concretamente en el denominado lago Emerald.
En esta joya escondida en el medio de las montañas más altas es posible realizar todo tipo de actividades, tanto en Verano como en Invierno, y alojarse a orillas de uno de los lugares más aclamados por los visitantes que llegan a el.
Canoas, kayaks, senderismo, trekking, esquí de fondo o un sencillo picnic, son algunas de las maneras en las que los turistas aprovechan su estancia en el lago, justo antes de emprender la vuelta a la «civilización».
Es realmente difícil que el visitante que decide realizar esta ruta se sienta defraudado a su regreso. El impacto de la belleza natural del lugar, la vida salvaje, la enorme cantidad de opciones para practicar múltiples deportes y actividades de todo tipo, hacen que el viaje sea recordado durante mucho tiempo.
Afortunadamente Canadá es demasiado grande para resumirla en un solo lugar, por lo que es preferible centrarse en algún punto concreto y dedicarle todo el tiempo posible.
La carretera Trans Canada Highway llega hasta la península de Labrador, en la costa Este del país, lo que supone más de 8.000 km de recorrido. Sin duda, una aventura a tener en cuenta, pero que merece ser realizada con el tiempo y la energía suficientes que se requieren para poder disfrutar debidamente del entorno que la rodea.