Estimados Señores:
Como suscriptores de su periódico, llevamos mucho tiempo leyendo las noticias que en el se publican y ya estamos acostumbrados a ciertas alegrías que se permiten de vez en cuando en su redacción.
Permítannos que aclaremos algunos comentarios realizados en el artículo escrito por su «experto» en España, Chris Haslam, titulado «Cómo ser español», aunque sabemos que el hecho de hacerlo en nuestro idioma va a dificultar enormemente que lleguen a entender una sola palabra de lo que aquí vamos a hablar.
En todo caso, si desean contactar con nosotros, ustedes sí pueden hacerlo en su propia lengua, ya que a diferencia de Inglaterra, en nuestro país la mayoría de habitantes hablamos, como poco, dos idiomas.
En primer lugar, nos gustaría resaltar la foto con la que ilustran la noticia: un hombre disfrazado con algo que suponemos quiere asemejarse a un traje de torero.
Entendemos que el Sr. Haslam tenga esa imagen en mente de todos los españoles, igual que nos pasa a nosotros cuando asociamos al típico inglés con Mr. Bean o Benny Hill.
De todas formas, es necesario decir que los estereotipos sí son graciosos a la hora de escribir este tipo de noticias, aunque todos sabemos que por muchos políticos ingleses que han sido sorprendidos disfrazados de cuero y vestidos con lencería femenina, no significa que la inmensa mayoría no desempeñen su labor de una manera seria.
Continúa el Sr. Haslam diciendo que «primero, olvida el concepto anglosajón de educación, discreción y decoro. Ser español conlleva entrar en un bar, besar y abrazar a completos extraños, gritar «oiga» al camarero y tirar al suelo todo aquello que no puedas beber o comer».
Efectivamente, todo el mundo es conocedor del «concepto anglosajón de educación, discreción y decoro», de hecho ustedes lo heredaron de las hordas de vikingos y normandos que invadieron su isla hace muchos cientos de años, y que precisamente se caracterizaban por sus exquisitos y refinados modales.
En caso de que alguien tuviese la menor duda sobre esto, sólo tiene que darse una vuelta por los típicos destinos de los turistas británicos en España y podrá certificar que siguen conservando ese decoro y discreción de los que presumen.
Lo que sí tenemos que reconocer es el hecho comentado de «entrar en un bar, besar y abrazar a completos extraños». Entendemos que ustedes prefieren entrar en los bares y golpear, patear e insultar a desconocidos y tirar al suelo todo lo que estos se están comiendo y bebiendo, sin causa aparente distinta al efecto nocivo del alcohol corriendo por sus venas y el ADN de quién sabe cuántos vikingos.
Hace también mención el Sr. Haslam a la necesidad de llevar un ventilador si eres mujer. No sabemos exactamente qué tipo de garitos suele visitar su redactor, pero podemos asegurar que cuando aquí hace calor lo que se utiliza es el abanico.
Desde luego no se lo podemos recomendar a muchas mujeres británicas, ya que se requiere una especial gracia para moverlo.
Una vez más, siguiendo el orden del «sesudo» estudio publicado sobre nuestro país, se hace mención a la falta de educación al hablar y la obligación de decir muchos tacos si se quiere ser un buen español. Vamos a omitir estos comentarios porque damos por sentado que el Sr. Haslam se mueve sólo en círculos bastante restringidos, probablemente buscando ofertas para que alguien lo vista de cuero y le dé su merecido con un látigo.
Invitaríamos al Sr. Haslam a moverse en otros ambientes y, por ejemplo, visitar otro tipo de reclamos turísticos que no se pagan por horas, como los museos del Prado, el Reina Sofía o el Guggenheim. Son lugares donde podrá comprobar que la gente, en general, sabe comportarse de acuerdo con el sitio en el que está, además de que en España no necesitamos robar las obras de arte de otros países para poder abrir un museo.
Continuamos leyendo el contenido de su artículo y nos encontramos con la referencia que se hace a nuestra falta de puntualidad. Textualmente, se dice que «…ser español requiere de un grandísimo desdén por la puntualidad. Llegar 30 minutos tarde a todos lados se considera bastante temprano…».
Puede ser que dicha afirmación tenga cierta credibilidad, pero precisamente por ello y porque nos conocemos, cuando queremos quedar en un sitio a cierta hora nos citamos 30 minutos antes, con lo que al final todos acabamos siendo puntuales dentro de nuestra impuntualidad.
Otra razón por la cual podemos llegar en ocasiones tarde, es precisamente porque solemos ducharnos siempre antes de salir de casa, a diferencia del baño semanal que todavía mantienen como costumbre muchos británicos.
Seguimos nuestra atenta lectura y nos encontramos con esto: «Detén cualquier cosa que estés haciendo a las 11 de la mañana y escápate a tomar una cerveza y un sandwich. Eso te debería de mantener hasta la hora del almuerzo, a las 2 de la tarde».
Que un británico diga esto tiene cierta gracia, considerando la costumbre que tienen ustedes de hacer un «break» en el trabajo cada 30 minutos para prepararse una taza de té.
Además, el Sr. Haslam vuelve a demostrar su total ignorancia de las costumbres en nuestro país, ya que aquí tenemos algo que se llama «tapas», o «pinchos», por lo que a nadie se le ocurriría degustar una cerveza mientras se come un triste sandwich. Eso es más propio de aquellos que consideran freir pescado y servirlo en un papel de periódico su plato gastronómico más representativo.
Para acabar, no queríamos despedirnos sin comentar el último párrafo del artículo, el cual dice textualmente: «Las diez de la noche es la hora para cenar. Empieza con una cerveza o con vino tinto congelado, porque los cocktails son para después, y asegúrate de comer todo lo que has pedido. Los países que han sufrido de hambruna son muy especiales con esto».
Una vez más, el Sr. Haslam vuelve a incurrir en flagrantes contradicciones. Por un lado, intenta hacer un chiste sobre la temperatura ideal a la que debería de beberse el vino. Esto es realmente bastante chocante viniendo de un inglés, cuando de todos es conocida su afición por la cerveza tibia, la cual calientan previamente a ser servida en un acto de profanación digno de prisión preventiva.
Por otro lado, deja caer un comentario sobre algún tipo de «hambruna» vivida en España, como dando por hecho que en el Reino Unido siempre han atado a los perros con longanizas.
No sabemos muy bien a qué época de nuestra historia se puede estar refiriendo el Sr. Haslam, pero por lo que nosotros sabemos la «hambruna» que se padeció en nuestro país coincide con los años de la guerra civil y siguientes.
Es altamente curioso, y bastante sospechoso, que traiga a colación este triste detalle un ciudadano de otro país que vivió exactamente lo mismo durante la II Guerra Mundial, donde cualquiera se daba de tortas por un mendrugo de pan.
En todo caso, está claro que los españoles hemos reforzado nuestros estómagos y podemos viajar con seguridad a cualquier país, sabiendo que no vamos a sufrir esas terribles diarreas que padecen algunos turistas británicos cuando veranean en España. Esas que se acuerdan de denunciar varios años después, suponemos que a consecuencia de la tradicional discreción sajona con la que se abría el artículo.
No deseamos que publiquen esta carta en su periódico, de hecho ni siquiera contamos con que la entiendan, pero sí les agradeceríamos se sirvieran pasar nota de la misma a su «experto» en España, Chris Haslam, rogándole que en próximas ocasiones mire un poco hacia su ombligo en vez de al de los demás.
2 Comentarios
Bravo, me ha encantado el artículo. Felicidades.
Gracias !!!!