AIRBNB: VENTAJAS E INCOVENIENTES

Cada día aparecen más noticias en prensa y redes sociales relacionadas con la actividad que viene desarrollando la plataforma de alquiler de viviendas turísticas AirBnB. De hecho, hay varias ciudades (como Barcelona o Nueva York) donde se mantienen muy serios litigios que podrían desencadenar en sentencias judiciales contra la misma.

Tanto desde nuestro punto de vista profesional, como de usuarios habituales de AirBnB, nos gustaría hacer varias aclaraciones sobre preguntas que recibimos muy habitualmente de seguidores de Turama. Algunos están a favor de esta plataforma y otros nos han comunicado su disconformidad con la misma.

Atendiendo a ambos puntos de vista, queremos comunicaros el nuestro sobre este asunto.

Impago de impuestos

Quizás sea este uno de los puntos clave más socorridos por todos aquellos que desean argumentar en contra de AirBnb.

Vaya por delante que a nosotros nos parece de justicia que cada uno pague al fisco lo que le corresponda, y no nos parece correcta la utilización de paraísos fiscales o extraños y complicados laberintos económicos para evitar cumplir con hacienda.

Dicho esto, nos parece bastante ridículo que se acuse a AirBnB de no pagar impuestos o no cumplir la legislación vigente en materia de alquiler de cada país o comunidad autónoma. Es como acusar a una plataforma de compra y venta de vehículos porque el propietario de un coche no ha abonado el impuesto de circulación del mismo.

Si las autoridades son conocedoras de estos hechos, porque pocas pruebas documentales se han aportado sobre esto, su deber y obligación es regular aquellas situaciones que entiendan no son correctas, o no se ajustan a ley.

De hecho, Amsterdam fue uno de los primeros lugares en Europa donde rápidamente se modificaron las leyes que existían en cuanto a arrendamientos, para poder dar cabida a las peculiaridades de AirBnB. Con esto, no hay tasa, impuesto o tarifa que se escape.

Lo que queremos decir es que, hasta donde nosotros sabemos, AirBnB nunca se ha negado a abonar los impuestos que podrían corresponderle pagar, pero lamentablemente en la inmensa mayoría de ciudades en las que está trabajando todavía no se ha contemplado este tipo de plataformas y no se han adaptado las leyes, normas y regulaciones para darles cabida.

Por otro lado, tampoco entendemos cómo se ha mantenido, y se sigue haciendo, un nivel tan grande de permisividad en este aspecto con empresas de otros sectores, como por ejemplo la aerolínea de bajo coste más importante de Europa, la cual es conocida por obligar a muchos de sus pilotos a abrir sociedades en paraísos fiscales para poder facturar en ellos. Si bien es un asunto que debería de preocupar a las autoridades, y no da la impresión de que les preocupe demasiado, desde luego a sus pasajeros les da exactamente igual, al menos mientras puedan seguir volando con tarifas muy económicas.

Lo mismo es totalmente aplicable a los propietarios de pisos que alquilan los mismos a través de AirBnB. En muchos lugares ya se han aprobado leyes que obligan a estos a darse de alta para poder realizar esta actividad, con lo cual están totalmente controlados. En el caso de no estarlo, como decimos al comienzo, no se puede culpar a AirBnB, sino a la vaguedad legisladora de nuestros políticos que parecen negarse a aceptar que los modelos de negocio evolucionan.

Los inquilinos son problemáticos

Esta es una afirmación que nos parece totalmente absurda. No hay inquilinos problemáticos y no problemáticos, hay turistas problemáticos y no problemáticos.

Nosotros mismos nos consideramos bastante «normales», y utilizamos esta plataforma de manera regular. ¿Dónde creen que se alojan todos los «guiris» británicos y alemanes que la montan noche sí y noche también en muchos puntos turísticos de nuestro país?. Pues en hoteles y apartamentos.

Una cosa es cierta: hay que reconocer que un hotel es un lugar destinado a la pernoctación de los turistas, y un edificio particular de viviendas no.

En un hotel es normal y habitual escuchar el movimiento de maletas, los huéspedes por los pasillos, el ruido típico de las idas y venidas constantes de gente. En un piso esto no es normal y puede resultar altamente molesto para el resto de vecinos.

También nos gustaría decir que cuando se han presentado denuncias por algún tipo de escándalo por parte de inquilinos de pisos de AirBnB, la plataforma los ha eliminado completamente de su web, por lo que la próxima vez que viajen no podrán utilizar sus servicios.

Por otro lado, el propio programa que se presenta a los propietarios que alquilan sus propiedades permite a estos valorar a aquellos que se han quedado en ellas, indicando su nivel de limpieza y orden, la seriedad en el trato y muchos otros factores interesantes. Aquellos que no obtienen buenas valoraciones en sus anteriores alquileres, cada vez lo tienen más difícil para encontrar nuevos pisos.

Aumenta el precio de los alquileres locales

Creemos que es un factor que sí está ocurriendo en la actualidad, en nuestro país y en el extranjero.

Aunque faltan todavía datos mucho más concretos, estadísticas y números para poder cotejar, parece cierto que en aquellos barrios o zonas donde aumentan los propietarios que alquilan sus propiedades a través de AirBnB, los precios correspondientes al modo de arrendamiento no turístico, o a largo plazo, han subido notablemente.

Hemos hablado con más de un perjudicado que nos ha demostrado la evolución de los precios de alquiler antes y después de la irrupción de AirBnB en su zona, y es evidente que se aprovecha la popularidad repentina de la misma para subir los mismos.

Ahora bien, sería justo también contar con la otra parte, la de propietarios de pisos que son segunda vivienda y que con la misma facilidad, casi de un día para otro, consiguen alquilar los mismos a precios muy superiores a los que solicitaban antaño.

Pasa lo mismo cuando se construye un museo, una atracción, un supermercado o cualquier otro tipo de mejora en un barrio. Tanto los precios de venta de pisos en la zona, como los de alquiler, aumentan rápidamente en menos de 24 horas.

Para bien o para mal, vivimos en un país capitalista. Podemos entender que aquellos que se manifiesten «anti» este tipo de sociedad puedan sentirse atacados en sus principios, pero así funciona el mundo.

Fomenta la delincuencia

Otra de las afirmaciones clásicas que se hacen en contra de AirBnB.

Algunos «iluminados» mantienen que terroristas, asesinos y delincuentes de todo tipo frecuentan este tipo de plataformas porque son más discretas que los hoteles. No vamos a recordar ahora dónde estaba alojado el francotirador que hace pocos meses provocaba una matanza en Las Vegas, básicamente porque todo el mundo pudo ver el arsenal que tenía escondido en su habitación de hotel.

Elementos indeseables de este tipo se esconden en múltiples lugares, y además queremos recordar desde aquí que para registrarse como huésped en AirBnB es necesario aportar el pasaporte o cualquier documentación oficial que pueda demostrar la identidad.

Estos datos son enviados a la plataforma y deben de ser revisados por esta y aprobados antes de comenzar a alquilar.

Es más, en la mayoría de hoteles de países en el extranjero, sobre todo en EEUU, hay una facilidad pasmosa para alquilar una habitación sin acreditar prácticamente nada. Basta con tener una tarjeta de crédito en la mano.

Por culpa de todo esto, varios hoteles Disney, a los que ya siguen muchas otras cadenas, han anunciado recientemente que aunque sus huéspedes coloquen el típico cartel de «no molestar» en sus puertas, los empleados visitarán cada habitación al menos una vez al día.

Tal y como están las cosas, es importante tomar medidas drásticas para evitar este tipo de situaciones, pero no es razonable culpar a una plataforma en concreto de acoger a terroristas o delincuentes.

Perjudica a los hoteles

Efectivamente, igual que las aerolíneas lowcost han perjudicado a las compañías aéreas tradicionales, muchas de las cuales han tenido que cerrar sus puertas al no poder competir en precios.

Y no es precisamente que nosotros tengamos algo en contra de los hoteles, más bien al contrario, somos asiduos clientes de ellos, incluso más que de AirBnB y similares, pero muchas veces, por muchas razones, nos viene mejor alquilar una casa o un piso que una habitación de hotel.

Hay muchas ciudades, sobre todo en Europa, donde alquilar una habitación decente es realmente prohibitivo, y eso que somos clientes habituales de la mayor parte de las cadenas hoteleras más importantes, por lo que en ocasiones nos beneficiamos de suculentos descuentos.

Aún así, hay situaciones en las que necesitamos un espacio más grande, una ubicación concreta donde no hay hoteles cercanos, poder disponer de servicios como cocina o lavadora, y otras tantas que nos llevan a trabajar con esta plataforma.

Igual que al hablar de compañías aéreas, creemos que siempre es bueno tener el mayor número de opciones y que nadie mantenga un negocio en formato «monopolio» en ningún sector.

Conclusión

Es la misma historia que se repite una y otra vez, de manera constante y a lo largo de los años.

Recordamos la época en la que todo el mundo se empezó a bajar música de la red, o películas. No había una regulación clara y proliferaban las páginas donde se podía hacer casi de todo.

Una vez que la clase política se espabiló, empezaron a llegar las nuevas leyes y se produjeron muchos cierres de web que no cumplían las mismas. Ahora no hay artista que no se beneficie de colgar su música, películas o cualquier otro tipo de trabajo de la web. Los que han sido más listos, en vez de luchar contra las nuevas tendencias, han sabido adaptarse a ellas y sacarle un mayor rendimiento que a las tradicionales.

Podríamos hablar también del caso Uber, que ha dado para escribir ríos de tinta en los últimos meses. ¿Es responsabilidad de la plataforma de transporte o de unas leyes poco claras y anticuadas que no saben cómo adaptar la misma dentro de una sociedad que evoluciona?.

Parece que alguno no se da cuenta de que las cosas cambian, y ahora además cada vez más rápido. Los que hicieron fortuna con los «Vídeo Club» han tenido que reinventarse para poder seguir ganando dinero, las tiendas de música y discos han tenido que especializarse para poder continuar en el sector, cientos de publicaciones escritas han tenido que echar el cierre porque el público prefiere leer online y no en papel. Y así podríamos seguir hasta el infinito.

Queremos opciones, cuantas más, mejor. Queremos también que todo el mundo cumpla las leyes, sin excepciones ni favoritismos, pero negarse al avance de los nuevos modelos de negocio es negarse al avance de la condición humana.

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