El ratio de seguridad aérea correspondiente al pasado año ha alcanzado un nuevo récord a la baja.
Si durante 2022 el riesgo de fallecer en un accidente de avión se había establecido en el 0,11 (por millón), en 2023 esa cifra se redujo todavía más, llegando hasta el 0,03.
Esto significa que para fallecer en un accidente aéreo a bordo de un avión comercial (la aviación civil privada no se incluye en estas estadísticas), un pasajero tendría que volar todos y cada uno de los días de la semana durante 103.239 años.
Estos son los datos que acaba de publicar IATA (Asociación Internacional de Transporte Aéreo), en su informe anual sobre seguridad aérea.
De acuerdo con los cifras obtenidas por este organismo, durante 2023 se operaron más de 37 millones de vuelos, lo que implica un 17% de aumento sobre los resultados de 2022.

Mientras que en el año 2022 se habían producido 5 accidentes fatales con un total de 158 víctimas, en 2023 sólo se registró uno, que acabó con la vida de 72 pasajeros.
Más en concreto, hablamos del controvertido siniestro acontecido el día 15 de Enero de 2023 en Pokhara (Nepal), en el que un ATR-72 perteneciente a la flota de la compañía Yeti Airlines se salía de la pista, tras tomar tierra en medio de condiciones meteorológicas muy desfavorables.
A consecuencia de este suceso, la zona Asia-Pacífico fue una de las dos que vio incrementado su ratio total de accidentes, pasando del 0.56 (por millón) al 0.78.
El espacio aéreo de Norteamérica, el más congestionado del planeta, también se movió en contra de la tendencia global de mejora, en su caso debido a varios incidentes relacionados con un mal funcionamiento del tren de aterrizaje de las aeronaves.
Del 0.56 (por millón) obtenido en 2022, se pasó al 1.14 registrado en 2023.
Sólo en lo que respecta a los EEUU, se operaron alrededor de 30.000 vuelos diarios, transportando a más de 2 millones de pasajeros cada 24 horas.
En cualquier momento del día, el número de aviones en el aire sobre los EEUU fluctuó entre los 8.000 y los 13.000 aparatos.

En lo que respecta a Europa, el ratio total de accidentes se redujo del 0.98 al 0.48, inferior a la media acumulada por el sector para períodos de cinco años, que está establecida en el 0.77.
En Europa no se ha registrado un accidente aéreo fatal desde 2018 (no está incluida la aviación civil y privada), y los incidentes ocurridos durante el pasado año también están relacionados con diversas incidencias en los trenes de aterrizaje.
Africa, la región aérea que presenta unos porcentajes de seguridad más preocupantes, también consiguió bajar de un apabullante 10.88 (por millón) hasta el 6.38, sin haber registrado ningún accidente fatal durante todo el 2023.
Después de haber atravesado por el peor momento histórico del sector, durante los años de pandemia por la Covid, IATA también ha querido dejar constancia del récord de beneficios experimentado por la mayoría de aerolíneas durante 2023, lo que constataría definitivamente la rápida recuperación del tráfico aéreo de pasajeros.
Sin embargo, todavía quedan flecos pendientes sobre los que es necesario actuar cuanto antes.
Por un lado, se recomienda aumentar el número de vuelos operados con combustible SAF, lo que garantizaría la futura sostenibilidad de todo el sector.
Por otro, el importante incremento de las incidencias a bordo de las cabinas, protagonizadas por pasajeros agresivos, obliga tanto a las compañías aéreas como al resto de organismos competentes a tomar medidas más drásticas de cara a minimizar este tipo de riesgos.