LUFTHANSA HUELE RARO

Una colisión contra una bandada de aves, problemas con el tren de aterrizaje, intrumentos que fallan, motores que se averían en pleno vuelo, etc. Estas son algunas de las causas por las que la compañía alemana Lufthansa ha tenido que cancelar vuelos en lo que va de año, y realizar varios aterrizajes de emergencia. Nada distinto a lo que ocurre normalmente con la mayoría de aerolíneas que operan en todo el mundo.

Sin embargo, este 2017 está siendo especialmente aciago para la compañía alemana. A día de hoy se encuentra en el «Top 4» de aerolíneas que están causando mayores problemas a sus pasajeros, con la impresionante cifra de 69 cancelaciones y 2.857 retrasos, sólo en los últimos 7 días.

En el tercer puesto de este desastroso ranking se encuentra su filial Lufthansa CityLine, con 87 cancelaciones y 793 retrasos en la última semana. Las dos primeras y deshonrosas plazas las ocupan AirBerlin e EasyJet, las cuales se salen totalmente de cualquier tipo de estadística, registrando más de 140 cancelaciones cada una en los últimos días.

Pero lo que nos ha llamado poderosamente la atención es una emergencia que se lleva declarando desde Diciembre del año pasado en los aviones de Lufthansa, y que ha provocado varias cancelaciones, aterrizajes de emergencia, y bajas médicas en sus tripulantes de cabina.

3/12/2016

Todo comienza el pasado 3 de Diciembre del 2016. El Airbus A340-600 matrícula D-AIHZ, en ruta desde Múnich a Newark, estaba apunto de sobrevolar el océano Atlántico, después de pasar sobre Irlanda, y la tripulación decide cancelar el vuelo y regresar a origen a causa de un extraño olor dentro de la cabina. 

Un pasajero había alertado a la tripulación en relación con un fuerte olor cuyo origen no era posible detectar, aunque algunos describían como algo eléctrico. Ante el temor de que se tratase de algún elemento mecánico que pudiese provocar una situación de emergencia, se procedió a soltar combustible sobre el mar y regresar a Alemania para revisar la aeronave.

7/01/2017

En esta fecha, el Airbus A319-100 matrícula D-AIBF, en ruta desde Múnich a Bruselas, se encontraba a punto de aterrizar en la capital belga, cuando un fuerte olor se detectó a lo largo de toda la cabina del avión. A consecuencia del mismo se produjeron múltiples casos de mareos, vómitos, y problemas respiratorios entre los pasajeros.

Después de aterrizar sin novedad en Bruselas, toda la tripulación fue llevada a un hospital para pasar reconocimiento médico, quedando ingresada en el mismo una TCP de la aerolínea alemana.

20/01/2017

El Boeing 747-400 matrícula D-ABYC, en ruta desde Frankfurt a Beijing, se encontraba a altura de crucero sobre Moscú, cuando la tripulación tomó la decisión de regresar a Alemania a consecuencia de un fuerte olor detectado dentro del avión. Toda la tripulación fue llevada a un hospital para pasar reconocimiento médico.

Curiosamente, dicha tripulación estaba trabajando en sustitución de la correspondiente al vuelo original, que tenía que operar el 747 matrícula D-ABYQ, y que tuvo que cancelar su vuelo debido a otro olor que se detectó en la cabina justo antes del despegue y que provocó daños de consideración a diversos pasajeros, que tuvieron que ser atendidos por dificultades respiratorias, vómitos e irritación ocular.

24/01/2017

El Airbus A319-100 matrícula D-AILY, con ruta programada desde Nápoles a Múnich, se encontraba rodando en el aeropuerto italiano preparándose pare el inminente despegue, cuando un fuerte olor se detectó dentro del mismo. El pasajero que alertó a la tripulación lo describió como a «calcetines viejos». 

Después de revisar la aeronave se pudo comprobar que dicho olor había desaparecido, por lo que se decidió proseguir con el despegue. Sin embargo, cuando la aeronave comenzaba su descenso hacia el aeropuerto de Múnich, el olor se volvió a hacer presente en toda la cabina con mucha más fuerza, provocando la inhabilitación de una TCP que tuvo que ser ingresada en un hospital a su llegada a Alemania.

30/01/2017

El Boeing 747-800 matrícula D-ABYT, con ruta programada desde Ciudad de México a Frankfurt, se encontraba alineado en pista y dispuesto para despegue, cuando un fortísimo olor, que fue descrito como a «huevos podridos», inundó la cabina. La tripulación decidió dejar la pista vacante por la primera calle y parar los motores para proceder a revisar el cargamento que se encontraba en la bodega del aparato.

Después de 2 horas de revisión y de no haber detectado nada que pudiese justificar el fuerte olor, la tripulación decide reanudar el vuelo. Sin embargo, cuando la aeronave se encontraba ya manteniendo corto de pista y esperando para acceder a la misma, el olor volvió a hacer presencia dentro del avión. En ese momento se decidió proseguir normalmente con el vuelo.

El extraño olor se mantuvo durante toda la ruta, y una TCP de la compañía fue ingresada en un hospital alemán a su llegada, indicándose en su momento que su estado era grave.

17/02/2017

El Airbus A320-200 matrícula D-AIUT, con ruta programada desde Múnich a Berlín, se encontraba alineado en la pista 26R para despegue, cuando la tripulación decidió abortar el mismo al detectar un extraño olor en la cabina. El avión regresó a su área de estacionamiento donde se tuvo que realizar un cambio de tripulación, ya que la original tuvo que ser trasladada hasta un hospital.

En ese tiempo se procedió a la revisión del aparato, y no pudo detectarse ninguna fuente que justificase el olor que se había comunicado. Según el comandante, justo en el momento de encender los motors y apagar la APU ya había notado el extraño olor, pero no le había dado importancia. Sin embargo, en el momento de realizar el rodaje se intensificó mucho y acabó afectando a varios pasajeros, por lo que tomó la decisión de abortar el despegue.

18/03/2017

El Airbus A340-600 matrícula D-AIHF, en ruta desde Múnich a Newark, se declaró en emergencia justo después de abanadonar el aeropuerto alemán, indicando que se había detectado un fuerte olor en la cabina que había afectado a una TCP de la compañía, provocándole una parálisis facial.

Posteriormente, y después de haber decidido cancelar el vuelo y arrojar fuel para realizar un aterrizaje de emergencia, los pilotos anunciaron la presencia de humo dentro del cockpit, lo cual forzó la utilización de las máscaras de oxígeno. El avión logró aterrizar sin mayor novedad en el aeropuerto de origen, y la TCP fue ingresada en un hospital.

16/06/2017

El Airbus A319-100 matrícula D-AILR, en ruta desde Frankfurt a Hamburgo, se encontraba descendiendo para proceder al aterrizaje, cuando un fuerte olor inundó la cabina. Posteriormente se comunicó la presencia de humo dentro del aparato, lo cual no impidió el normal aterrizaje del mismo. Los pasajeros fueron atendidos a pie de pista por los servicios médicos del aeropuerto, y la aeronave fue remolcada hasta el área de estacionamiento.

4 miembros de la tripulación fueron trasladados hasta un hospital para realizar un reconocimiento médico.

21/06/2017

El Airbus A330-300 matrícula D-AIKB, con ruta programada desde Múnich a Washington, se encontraba rodando hasta la pista de despegue, cuando la tripulación detectó un fuerte olor dentro de la cabina, que describieron como «insoportable».

El comandante decidió cancelar el despegue y volver al área de estacionamiento. Toda la tripulación fue trasladada hasta un hospital y el vuelo tuvo que ser cancelado definitivamente.

01/07/2017

El Airbus A319-100 matrícula D-AILC, con ruta programada desde Frankfurt a Nuremberg, acababa de despegar cuando la tripulación decidió cancelar el vuelo y regresar a origen, al detectar un fuerte olor dentro de la cabina. El comandante declaró que durante el encendido en frío del avión uno de los equipos electrónicos de la cabina se quedó «colgado», por lo que tuvo que reclamar los servicios de mantenimiento.

Al poco de inicar el ascenso se empezó a intensificar un fuerte olor de origen desconocido, que forzó la suspensión del vuelo. Los pasajeros fueron trasladados en tren hasta Nuremberg.

La Investigación

Lufthansa ha declarado que se encuentra investigando cada una de estas incidencias. Algunas parecen estar relacionadas con elementos electrónicos, o algún tipo de cortocircuito en los mismos, pero otras permanecen a día de hoy como de origen «desconocido».

Todo esto coincide después de que el mes pasado en los EEUU un senador presentase una serie de medidas para proteger a las tripulaciones y pasajeros de los efectos nocivos de ciertos vapores que se están filtrando dentro de la cabina, tras un reportaje denuncia realizado por el canal de televisión Channel 9.

Según declaraciones de la asociación de pilotos norteamericana APS a Channel 9, en los últimos 10 años se habían registrado más de 20.000 incidentes relacionados con la presencia de humo, vapores, u olores extraños dentro de la cabina, que en muchos casos habían provocado daños físicos de relativa importancia a sus ocupantes y en ocasiones habían requerido el ingreso hospitalario de los afectados.

La nueva ley que está a punto de aprobarse, denominada «Cabin Air Safety Act», obligará a las aerolíneas a prestar un entrenamiento específico a sus empleados para que estos puedan identificar cualquier tipo de olor o vapor que pudiese resultar tóxico.

Por último, también se está estudiando la posibilidad de instalar, de manera obligatoria, detectores de monóxido de carbono a lo largo de toda la cabina.

La Conclusión

Sabemos que este es un problema que está afectando a cada vez más pasajeros y tripulaciones, y se une a otros estudios que se están realizando para comprobar cómo afecta la exposición de estos a la radiación natural que existe a grandes alturas. Ambos factores se han declarado como básicos a la hora de asegurar no ya la salud e integridad física presente de todos los ocupantes de un avión, sino también su bienestar futuro.

Desconocemos el porqué de esta acumulación de incidentes en la aerolínea Lufthansa, pero desde luego, al menos para nosotros, parece ya el momento adecuado para que sus máximos responsables tomen cartas en el asunto y comiencen a establecer operativos de cara a prevenir este tipo de incidentes, que provocan no sólo cancelaciones y serios problemas a los pasajeros, sino también daños físicos de consecuencias impredecibles.

Actualización de fecha 12/07/2017

Aunque parezca increíble, continuan las incidencias de este tipo.

El pasado 8/07/2017, el avión de la compañía Germanwings Airbus A319-100, matrícula D-AKNH, en ruta desde Berlín a Barcelona, reporta un insorportable olor repentino dentro de la cabina, justo en el momento de iniciar el descenso hacia la ciudad condal.

El aparato aterriza sin mayor incidencia, pero toda la tripulación es llevada hasta un hospital para realizar un reconocimiento médico.

Curiosamente, el avión afectado, aunque actualmente luce la librea de Germanwings, es un aparato perteneciente a la flota de Lufthansa. Incluímos fotografías que verifican este dato.

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