El Gran Cañón por menos de 600 €

Si tienes alma de explorador, una forma física aceptable y 600 € en la cartera, te vamos a proponer un plan para que viajes a uno de los lugares más mágicos y espectaculares del planeta, que reune anualmente a más de 6 millones de visitantes.

Gracias a la guerra declarada entre compañías aéreas, las cuales siguen compitiendo en la bajada de precio de sus billetes para hacer más daño a la competencia, actualmente podemos encontrar vuelos muy económicos a Los Angeles (EEUU), que van desde los 360 € hasta los de más de 1.500 €.

Dado que hemos mirado varias opciones y no tenemos la intención de presentar ninguna en particular, hemos optado por la solución más salomónica, que es dejar que el señor Google nos indique las tarifas más baratas a las que podemos acceder. De esta manera, os dejamos un print de las 7 opciones más económicas que se nos presentan para volar hasta Los Angeles.

Hay una doble intención en llegar a Los Angeles, y no por ejemplo a Las Vegas o alguna otra población más cercana al Gran Cañón. La primera es por el ahorro que supone ahora mismo la ruta aérea entre Europa y esta ciudad, donde es posible encontrar auténticas gangas. La segunda se refiere a la última intención de este viaje, que no es otra que regresar a Los Angeles para desde allí hacer la ruta de carretera conocida como Big Sur, hasta San Francisco, de la que ya os hablamos en este artículo.

Una vez en Los Angeles existen diversas maneras de llegar al Gran Cañón. Nosotros hemos optado por el alquiler de un vehículo, con el fin de conducir hasta la entrada Sur.

Igual que ocurre con las compañías aéreas, existen infinidad de opciones para alquilar vehículos en la siempre alocada Los Angeles. Hemos encontrado ofertas que van desde los 30 euros diarios, hasta los 15, en vehículos de similares características.

En principio poco nos importa conducir una marca o un modelo determinado, ya que la distancia que separa la ciudad de Los Angeles del Gran Cañón es de apenas 600 km, pero sí es vital que el vehículo cuente con aire acondicionado, dadas las altísimas temperaturas que podemos encontrar en el desierto de Arizona.

Os dejamos también un ejemplo de los dos extremos que hemos localizado para alquilar nuestro coche, teniendo en cuenta que hemos dejado 4 días para realizar todo el viaje.

El primer día abandonamos Los Angeles a las 7 de la mañana, y sin necesidad de andar con demasiadas prisas y haciendo alguna parada en el camino, llegamos al Centro de Visitantes a las 13:30, con tiempo suficiente para obtener nuestros permisos y pagar las tasas necesarias para acampar en el parque.

Generalmente la ruta que sigue la inmensa mayoría de visitantes lleva hasta la ciudad de Flagstaff, desde donde ya es posible desviarse hacia la reserva. Desde esta localidad también se ofrecen servicios de buses shuttle, para aquellos que no quieran llevar sus vehículos hasta el desierto.

Los dos bordes

Es necesario aclarar que la reserva del Gran Cañón del Colorado está dividida en dos partes: el borde Sur y el borde Norte.

La zona Sur es la más visitada por los turistas y suele tener picos diarios de grandísima actividad. Esto conlleva tener que hacer algunas colas y caminar muy despacio detrás de cientos de turistas venidos de todas partes del mundo, los cuales no saben (o no quieren) adaptar las rutas por las que caminan a sus condiciones físicas.

La zona Norte, por contra, está mucho menos colapsada y es ideal para «perderse» en ella y vivir una experiencia casi privada. Si se tiene tiempo y no se pretende hacer la visita en un solo día, es recomendable alejarse del bullicio turístico de la zona Sur y dirigirse directamente al Norte.

El problema principal del borde Norte es que no está abierto los 365 días del año, cosa que sí ocurre con el borde Sur. Debido al mal tiempo y a la cantidad de nieve que suele caer en las pocas carreteras de esta zona, suelen cerrarse los accesos a la misma durante el Invierno y sólo permanece abierta entre Mayo y Octubre.

Además de esta división hay otras tres que son tanto o más importantes. Corresponden a la posición que se ocupe en relación con la distancia al río Colorado. La superior, que está situada en la parte más alta de cada montaña o garganta, es la más segura y menos problemática.

La intermedia se encuentra justo a medio camino entre la superior y el río. Está reservada para aquellos que ya tienen cierta experiencia en rutas de trekking y cuentan con una forma física aceptable.

La inferior es la que llega justo hasta el río Colorado. Es la más peligrosa y complicada de realizar, por lo que si se carece de experiencia previa no es recomendable llegar a ella. Preferentemente, es mejor visitarla siempre acompañado de profesionales o rangers del propio parque.

El papeleo

Ojo, si se pretende acampar por cuenta libre en el Gran Cañón es necesario avisar, como mínimo, con 4 meses de antelación.

En otro caso, sólo será posible inscribirse en alguna de las múltiples excursiones organizadas que parten desde ambos bordes, tanto por tierra, como por el río.

A la entrada a la reserva es obligatorio el abono de la tasa correspondiente al acceso, que comprende tanto al vehículo en el que se viaja, como al número de personas que lleva dentro.

El importe a abonar por cada vehículo que entra es de 25 dólares. Las excursiones organizadas suelen incluir ya en sus precios todos estos gastos.

Independientemente de este pago, que corresponde exclusivamente al precio de entrada, aquellos que acampamos dentro del parque tenemos que abonar 10 dólares por el permiso correspondiente, más otros 8 dólares por cada noche que vamos a pasar dentro del propio parque.

El permiso obtenido debe de colocarse sobre la mochila en un lugar visible, y permanecer a la vista durante todo el tiempo que se pase dentro de la reserva.

Las caminatas

Una vez que se han obtenido los permisos y pagado las tasas correspondientes, sólo queda empezar a caminar.

Como nosotros somos realmente «avezados» hemos escogido el borde Norte, más alejado del bullicio turístico del Sur.

Es necesario respetar una serie de normas antes de lanzarse a la aventura, las cuales cumplen de manera exquisita todos los visitantes que pernoctan dentro del parque:

  • los que viajan en mulas o caballos siempre tienen preferencia.
  • los que bajan siempre tienen referencia respecto a los que suben.
  • si se quiere «adelantar» a otro caminante es necesario avisarlo antes.
  • no caminar nunca en el borde del camino.

Además de estar normas básicas que deben respetarse en todo momento, hay que tener en cuenta también:

  • escoger siempre la ruta más adecuada a nuestra condición física.
  • calcular bien la distancia y tiempo necesario para cubrir cada ruta.
  • llevar siempre un extra de agua para casos de emergencia.
  • llevar siempre un teléfono móvil operativo.
  • avisar siempre de nuestras intenciones en el Centro de Visitantes.
  • revisar el parte meteorológico antes de comenzar a andar.
  • no dejar ningún papel o envase en el recorrido.
  • protegerse del sol durante el día y del frío durante la noche.
  • nunca tirar piedras hacia el vacío, o golpearlas con el pie para que caigan.
  • nunca, bajo ningún concepto, bañarse en el río Colorado.
  • utilizar los baños públicos y no hacer las necesidades en el camino.

Hay que pensar siempre en los cambios de temperatura que hay del día a la noche, y también los que existen en la parte alta del cañón y la baja, la más cercana al río.

Durante el Verano, la temperatura media en las partes altas se situan entre los 9 grados de la noche y los 28 del día. En la parte baja varían desde los 23 grados de la noche a los 40 del día.

Ojo, a pleno sol se pueden alcanzar en Verano los 55 grados centígrados en la parte más baja del cañón.

En Invierno las temperaturas varían entre los -7 grados de la noche, a los 7 grados del día. En la parte baja se sitúan entre los 3 grados de la noche y los 15 grados del día.

En Primavera las temperaturas son más suaves en todos los casos, pero el viento y las tormentas dificultan mucho el realizar actividades al aire libre.

El río

No se recomienda bañarse en el río Colorado, a consecuencia de las bajas temperaturas de sus aguas y las corrientes y rápidos que tiene a lo largo de todo su recorrido, lo que lo hace muy peligroso.

Sin duda, las vistas que se tienen del Gran Cañón desde el agua son incomparables, por la sensación de estar siendo engullido por las montañas.

Hay muchas opciones para navegar por el Colorado, sea en forma de excursión privada o pública. También varían mucho los días que se utilizan para remontar el río, pasando desde los típicos recorridos de una sola jornada, para aquellos que pasan menos tiempo en el parque, a viajes de casi un mes.

Otras de las actividades más reclamadas por los visitantes son las excursiones aéreas, en avioneta o helicóptero. Se pueden reservar en el propio Centro de Visitantes o en las instalaciones de cada empresa, siempre situadas fuera de los límites del parque.

Aunque el vuelo es más caro en helicóptero, es preferible a la avioneta. Esta última necesita volar a mayor velocidad y altura, mientras que el helicóptero puede pararse delante de los lugares más emblemáticos y bajar casi hasta el río.

Qué ver

Llegados a este punto es necesario diferenciar entre el borde Norte y el borde Sur.

Norte:

Imprescindible la visita al Grand Canyon Lodge, casa erigida por el ferrocarril de la Union Pacific en el año 1928. Desde aquí se pueden seguir diferentes rutas alrededor del borde o en la Walhalla Plateau.

Se recomienda también, con el tiempo adecuado, la visita al monte Hayden y a Marble Canyon.

Desde el punto de salida de Cape Royal se llega hasta Angels Window, una formación rocosa que acapara la mayoría de fotografías que realizan los visitantes en esta zona.

Sur:

La ruta que siguen la inmensa mayoría de visitantes transcurre a través de Hermit Road. Se trata de un camino de unos 11 km, desde donde cualquier punto tiene unas vistas absolutamente impresionantes.

Desde el Desert View Wachtower, una gran torre de piedra en medio del camino, se pueden tener unas excelentes vistas del parque en todas direcciones.

A los amantes de los atardeceres/amaneceres y la fotografía les interesará visitar los puntos de observación situados en Yavapai y Mather.

Hay otros 3 lugares que deben de ser visitados, sí o sí, en caso de viajar al Gran Cañón del Colorado.

Mirador de Toroweap:

Está situado en el lado Oeste del parque y su acceso es bastante complicado, ya que sólo existe una gran pista de tierra que lleva hasta el. Dicen que desde aquí es posible captar las mejores vistas del cañón.

Mirador de Skyway:

No apto para aquellos que sufren de vértigo. Relativamente nuevo dentro del parque, está construido a 1.200 metros de altura y sobre un suelo acristalado, lo que da la sensación de encontrarse literalmente volando por encima del Gran Cañón.

Cataratas de Havasu:

La foto entre las fotos, mezcla de desierto y tonos rojizos con un profundo azul.

Ideal para bañarse en sus tranquilas aguas, no es tan recomendada para refrescarse, ya que la temperatura de las mismas no baja de los 21 grados centígrados. En todo caso, sí es perfecta para remojarse después de un día caminando arriba y abajo a través de los senderos del Gran Cañón.

Tal y como prometimos en el título de este artículo, hemos visto cómo es posible hacer un viaje que se recordará toda la vida, al otro lado del Atlántico, por menos de 600 euros.

Evidentemente, hay que tener en cuenta que el precio del billete de avión puede variar acorde con las fechas seleccionadas, y aumentar bastante en caso de facturación de maletas, escoger asiento, comprar comida y bebida a bordo, etc.

En todo caso, si se es un auténtico lowcoster, una vez pagado el billete de avión y el del alquiler del vehículo, el resto de gastos a mayores pueden llegar a ser realmente pequeños.

Dentro del parque, y sobre todo si se está acampando, lo máximo que se puede gastar corresponde a la comida y bebida, principalmente bocadillos y platos preparados, por lo que su importe es realmente bajo.

El precio de los camping dentro del parque puede variar entre los 12 y 25 dólares la noche, por lo que tampoco subiría demasiado el presupuesto de aquel que viaja más «ajustado».

Es lo bueno que tiene esta guerra aérea que se ha planteado entre compañías para volar en formato lowcost a América; mientras unos pelean, otros viajamos a precios de risa.

 

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