IBIZA: REPARANDO ERRORES

Para muchos, es difícil asimilar cómo una isla con una población de apenas 130.000 habitantes puede recibir a casi 3 millones y medio de visitantes. Pero Ibiza es así, se ha convertido en uno de los destinos típicos del turismo nacional y europeo, principalmente británico, y esto tiene un lado muy bueno, pero otro extremadamente malo.

Es cierto que gracias a este flujo constante de viajeros la isla ha podido prosperar de una manera inusitada, pero es también innegable que desde hace ya algunos años la calidad de estos turistas se ha ido desplomando hasta dejar el listón varios metros por debajo de la superficie.

Ibiza se relaciona irremediablemente con el ambiente nocturno y los personajes bohemios, pero quizás esos días pueden haber pasado a mejor vida.

No a AirBnB

Recientemente, la prensa nacional se ha hecho eco de diversas protestas realizadas por profesionales de varios colectivos, en las que hacían públicos sus problemas a la hora de encontrar un piso de alquiler en la isla, a un precio razonable.

Plataformas como AirBnB habían animado a los propietarios de viviendas libres a publicitar las mismas de cara a los arrendamientos estacionales y temporales típicos de los visitantes foráneos, principalmente en la temporada estival, lo que se traducía en una enorme escasez de oferta para aquellos que necesitan vivir en Ibiza de manera permanente.

Además, como ya hemos comentado en Turama en otras ocasiones, el ir y venir casi diario de nuevos huéspedes, ha convertido a ciertas comunidades de vecinos y urbanizaciones en una especie de establecimientos hoteleros, sin estar debidamente preparados para ello.

Debido a todo esto, ahora mismo ya no es posible este tipo de alquileres en diversos lugares de la isla, como la capital ibicenca, Santa Eularia des Riu, San José o San Antonio. A partir de ahora, todos aquellos que deseen pernoctar en estos lugares tendrán que hacerlo en los establecimientos debidamente autorizados para desarrollar esta labor.

Por otro lado, también se ha atacado un tipo de contaminación bastante habitual en la isla: la acústica.

Hasta no hace mucho, cualquier club nocturno podía mantener sus puertas abiertas hasta las 5 de la mañana. Las autoridades locales han decidido quitar dos horas de esta norma y obligar al cierre no más tarde de las 3. Con esto, se intenta minimizar no ya el propio sonido típico de estos locales, los cuales cuentan con importantes sistemas de insonorización, sino más bien el jaleo que se monta alrededor de los mismos.

Siguiendo esta misma regla de tres, otro tipo de locales al aire libre, como bares, pubs o restaurantes, tendrán también que echar el cierre a la media noche.

Love Ibiza

Todo esto forma parte del nuevo plan que se está llevando a cabo para recuperar un turismo sostenible y de calidad en Ibiza, y que ha sido bautizado con el nombre de "Love Ibiza".

En su presentación dentro de la Feria de Turismo de Berlín, Vicente Torres, responsable del Departamento de Turismo, declaraba: "Residentes, visitantes, empresas, trabajadores y en primer lugar todas las instituciones de la Isla, debemos ponernos de acuerdo en la necesidad de mantener los paisajes, las playas, monumentos y cultura de Ibiza. Turismo, en el siglo XXI, es un turismo que respeta y valora el lugar que visita. No es un turismo que degrada su destino, sino que contribuye de una manera positiva".

Sin duda, todo este tipo de medidas son mucho más efectivas y razonables que las tomadas por otros grupos mucho más radicales, que optaron por atacar directamente al turista a través de diversas protestas y actos reivindicativos que, como una quimioterapia mal aplicada, no sólo pueden acabar con la enfermedad, sino también con todo lo que pille a su paso.

Quizás las autoridades ibicencas se han visto reflejadas en el espejo de Mallorca, la isla vecina, que también mantiene una lucha dispar por intentar revertir una situación que parece acuciarse más cada año.

El turismo de borrachera, de despedida de solter@, de fin de semana de sandwich, bocadillo y cerveza, y también de "balconing", o lo que es lo mismo, saltar desde la terraza del hotel a la piscina del mismo cuando el nivel de alcohol en sangre se encuentra en su punto álgido, es algo que está haciendo muchísimo daño a la Comunidad Balear.

Es cierto que el crecimiento de turistas se ha caído ligeramente en el último año (y no precisamente por el balcón), principalmente de alemanes y franceses, los primeros en un 12% y los segundos en un 6%. Ahora toca saber si realmente se está actuando contra el segmento de visitantes menos valioso para los intereses de la isla, o por contra, son aquellos que realmente aportan un valor añadido a su visita los que van a dejar de visitarla.

Por esta razón, es muy importante dejar claro que no se está contra el turista en sí, sino contra un sistema que es evidente que no funciona y acaba provocando más problemas que ventajas.

Las pintadas ofensivas contra los visitantes extranjeros, los actos vandálicos y protestas contra estos, ahuyentan a los turistas "buenos" y a los "malos" por igual, cuando lo que en realidad se pretende es ir retirando progresivamente a los segundos y promocionar a los primeros.

God save the island

Ahora mismo, el mayor número de turistas en Ibiza proviene del Reino Unido, alrededor de 800.000 en el 2017. El segundo grupo más numeroso pertenece a España, en una cifra cercana a los 700.000 en el pasado año. Bastante más alejados se encuentran los italianos, con unos 450.000 visitantes, y los alemanes, que en el 2017 sumaban alrededor de 260.000.

Es probable que este Verano disminuyan significativamente estas cifras, no sólo por las medidas que se pueden haber aprobado recientemente, sino principalmente porque destinos como Túnez, Egipto o Turquía han aprovechado la ausencia de atentados terroristas para volver a promocionar sus países.

Se trata de una competencia importante y a tener en cuenta, ya que también se está ofertando un turismo de playas de calidad, buenos hoteles y cerveza muy barata, que todos sabemos lo que significa.

Quizás entre ambos factores se consiga alejar el turismo más lowcost de Ibiza, que es realmente el que provoca los mayores problemas, y el que decida quedarse en la Pitiusa sea finalmente de mayor calidad.

Tenemos también que decir que una minoría de estos visitantes que llegan desde el Reino Unido no sólo crean conflictos y situaciones indeseables en Ibiza, sino que se han dedicado a atentar en contra de múltiples establecimientos turísticos, utilizando como arma denuncias falsas por supuestas intoxicaciones.

Aunque de momento no hay cifras exactas, se calcula que con este modus operandi se han llegado a estafar más de 50 millones de euros, principalmente en Mallorca, a través de una organización que se dedicaba a la captación de turistas dispuestos a presentar la correspondiente reclamación.

Es más que evidente que no se puede culpar a todo un colectivo por las acciones de unos pocos, pero en este caso esos pocos hacen mucho daño.

La categoría, el estatus y la reputación que tiene Ibiza en toda Europa no se va a perder de la noche a la mañana, al contrario. Quizás con estas medidas se lleguen a alcanzar los resultados buscados, y no a través del insulto y la agresividad contra aquellos que deciden visitar esta isla.

El Verano de 2018 nos dejará las primeras claves para saber si se están haciendo las cosas bien, o hay que rectificar el rumbo. Mientras tanto, nosotros nos sumamos a la campaña y proclamamos nuestro amor por Ibiza.

 

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