Hace unos años explotaba la fama mundial de Nueva Zelanda como paraíso natural y turístico, sobre todo gracias a la trilogía de películas correspondientes a los libros de «El Señor de los Anillos», que fueron rodadas en ese país aprovechando la majestuosidad y rotundidad de sus paisajes, los cuales hicieron preguntarse a todos los espectadores si se trataba de un decorado real o ficticio.
No hace tanto tiempo ocurría algo muy parecido con Islandia, una isla al Norte de Europa que siempre había pasado relativamente desapercibida para el gran público y que gracias a filmes como Fast&Furious, Interstellar, Oblivion, o Prometheus, entre muchos otros, lograba llegar a millones de personas en todo el mundo, despertando la curiosidad viajera de muchas de ellas.
Ahora le ha tocado el turno a Irlanda, sobre todo gracias a la aparición de puntos al Sudoeste del país como localizaciones en la famosa saga de «La Guerra de las Galaxias».
En el caso irlandés, el país compartía una reputación parecida a la del resto de naciones con una clara herencia celta, como la propia Escocia, en la que domina la imagen de un entorno frío, lluvioso, ventoso y algo tristón.
Esa falsa apariencia se contagia incluso al Norte de España, principalmente en Galicia y Asturias, y sólo aquellos que se han parado y molestado en indagar y aprender algo del mundo celta, saben que la realidad es precisamente la contraria.
En Irlanda, y más concretamente en la zona Sudoeste sobre la que vamos a hablar, se celebra y aprecia la vida, el contacto con la naturalez, el respeto y conservación de las tradiciones, y sobre todo el sabor de una buena cerveza en el pub mientras se escucha o se canta al ritmo de violines y bodhrán.
Las tres penínsulas
Igual que si se tratase de la punta de un tenedor, el Sudoeste irlandés está formado por 3 penínsulas, que son las que acaparan el mayor interés turístico. Cada una de ellas está asociada a un grupo de islas que se sitúan justo en sus respectivas entradas y que han pasado recientemente a la fama gracias a la varita mágica de la franquicia Star Wars.
La que está más al Norte es la península de Dingle, en la que destaca la bahía de Tralee, el monte Brandon y las Islas Blasket.
En el medio está la península de Iveragh, la cual alberga el punto más alto de toda Irlanda, el monte Carrantuohill de 1.038 metros. Por supuesto, ahora ya no se podrá olvidar nadie de las islas Skellig, la ubicación del personaje ficticio Luke Skywalker y que con sólo unos segundos de aparición en la anterior película de la saga estrenada el año pasado, causaron un impacto total en todos los espectadores.
Al Sur está la península de Beara, donde destaca el cabo Cods, la Isla de Dursey, a la que se accede a través de un teleférico, y la población de Glengarriff.
Toda esta zona sufrió el desprecio histórico por parte de los ingleses, los cuales la encontraban especialmente desapacible, por lo que la influencia británica resultó mínima. Gracias a esto, es el lugar de Irlanda donde mejor se conservan las tradiciones más profundas del país y donde hay un mayor porcentaje de población que conoce y habla el gaélico irlandés.
En ocasiones, este hecho puede resultar un tanto complicado para el visitante extranjero, ya que hay zonas donde todos los letreros y avisos están escritos en esa lengua, especialmente dificultosa e impronunciable para el resto de mortales.
Existen diversas formas de visitar todo el área, principalmente en coche, pero sin duda la mejor es a través de los caminos y senderos debidamente señalizados y balizados que se han preparado especialmente para ser el medio de tránsito de muchos visitantes foráneos.
Si se dispone del tiempo suficiente, es la mejor forma de conocer los paisajes, las gentes y las costumbres de esta zona de Irlanda.
Península de Dingle
El recorrido a pie que pasa a través de esta península tiene una longitud de 179 km, y son necesarios 8 días para completarlo. Comienza y termina en la localidad de Tralee.
Antes de aventurarse hacia la escarpada costa sería imperdonable perderse la visita al Parque Nacional de Killarney, en el que destacan principalmente los lagos de Lough Leane y Muckross.
En este lugar todavía es posible avistar ciervos en estado salvaje, así como multitud de aves en peligro de extinción, por lo que en algunos puntos determinados no está permitida la presencia de perros. Es necesario informarse previamente antes de soltar a nuestra mascota, con el fin de evitar multas innecesarias.
En las orillas de lago Lough Lane, el más grande de la zona, se encuentra el castillo medieval de Ross, una fortaleza que albergó en su día al clan O´Donoghue. Todavía permanece en un estado de conservación muy aceptable y no es difícil imaginarse cómo se debería de pasar el Invierno durmiendo en su interior.
Cerca del Lago Muckross se encuentra la Muckross House, una mansión victoriana de grandísima belleza, digna de albergar a algún personaje sacado de las novelas de Jane Austen. Visitar su interior es como retroceder de repente 200 años en el tiempo.
Un poco más al Sur es muy recomendable la visita al salto de agua de Torc, lugar de foto en el que es relativamente fácil encontrar al ciervo rojo.
Llegados a la costa existe la posibilidad de recorrer la misma en coche a través de la carretera escénica de Slea Head, de 48 km de longitud. Esta ruta transcurre a lo largo de múltiples playas absolutamente desiertas, entre las que se encuentran pequeñas poblaciones, como la propia Dingle, desde donde es posible realizar mil y un actividades al aire libre.
Desde Dunquin se puede tomar un barco que lleva hasta las Islas Blasket. Este conjunto de pequeños trozos de tierra sobre el mar permanecieron habitados hasta principios de los años 50, en los que el Gobierno del país decidió obligar a sus habitantes a instalarse en tierra firme, ya que no era posible garantizar la seguridad, asistencia y algunos servicios básicos en enclaves tan remotos y expuestos a la fuerza de los temporales.
Península de Iveragh
Para visitar correctamente esta zona, antes de dirigirse a sus islas, existen dos opciones principales: una es hacerlo en coche utilizando el recorrido del famoso Anillo de Kerry, 170 km de carretera que recorren la península desde Killarney. La segunda es a pie,a través de la ruta de senderismo debidamente señalizada que comienza y acaba en la misma población y que tiene 214 km de longitud, para lo que es necesario un mínimo de 10 días.
Sin duda, la vista más apreciada es la que proporciona el monte Carrantuohill, de poco más de 1.000 metros, pero que en un país con tan pocos desniveles como es Irlanda, llama poderosamente la atención.
Esta península alberga multitud de pequeños lagos, los cuales son el objetivo perfecto de las cámaras de muchos turistas que se acercan a disfrutar de estos paisajes remotos.
De entre las Islas Skellig hay que destacar a Skellig Michael. En la penúltima entrega de películas de «La Guerra de las Galaxias», justo al final, se podían ver los 270 interminables peldaños de piedra que conducen hasta la parte superior de la misma, en la que se encuentran los restos de una antigua abadía del año 588.
Ha sido tal la afluencia de público hasta este lugar en los últimos dos años, que antes apenas albergaba la presencia de turistas, que las autoridades ya han tenido que restringir el número de visitantes, temerosos de que los hasta ahora perfectamente conservados restos de la abadía puedan acabar dañados.
Los monjes que aquí vivieron y aguantaron diversos ataques vikingos, se dedicaron principalmente a la copia de libros sagrados y clásicos, en una época en la que estos eran quemados en centroeuropa.
Vivían en una pequeñas chozas cónicas, que todavía permanecen en pie, y se alimentaban del pescado con el que podían hacerse así como del cultivo de diversas plantas y hortalizas, en balcones habilitados para esta función.
Las agitadas aguas que rodean las dos islas, el mal tiempo de la zona y su posición tan remota, las convirtieron en el lugar ideal para que los religiosos que las habitaron pudieran realizar sus labores con relativa tranquilidad.
Probablemente su fama siga en ascenso durante el próximo año, en el que sin duda batirá todos los registros de visitantes de su historia.
Península de Beara
Probablemente sea la más desconocida de las 3 penínsulas, pero esto no quiere decir que no posea también un amplio atractivo turístico que, en muchos casos, todavía está por explotar.
Si se quiere recorrer a pie, se puede hacer a través del Beara Way, un recorrido de 206 km de longitud que comienza en la población de Glengarriff. Hay que contar para ello, al menos, con 9 días.
Probablemente la isla de Dursey sea uno de sus puntos turísticos más celebrados, ya que el acceso se hace a través de un teleférico, cosa que no es posible ver en demasiados lugares, y en donde a veces es necesario compartir espacio con numerosas cabezas de ganado, principalmente ovejas, como no.
El recorrido alrededor de esta isla tan solo cuenta con 9 km, pero dentro del mismo es posible encontrarse con la ruinas de una iglesia fundada por los mismos monjes que habitaron Skellig Michael, una construcción en forma de torre del período napoleónico y un castillo entre acantilados.
Algún gracioso también dejó una señal que prohibe superar los 100 km/h en la única carretera de esta isla, en la que apenas viven 10 personas.
Hay que reseñar que a pesar de contar con un nivel de población tan bajo, existe un numeroso grupo de casas restauradas que están disponibles para alquilar durante el Verano, y que además tienen una grandísima aceptación entre los turistas, por lo que es necesario reservar las mismas con bastante antelación.
Tal y como indicábamos al principio de este artículo, es absolutamente increíble la fuerza que puede tener una sola película de cine para atraer a cientos de miles de turistas hacia un punto concreto del planeta, que antes apenas contaba con visitas.
Gracias a las dos últimas entregas de «La Guerra de las Galaxias», la costa sudoeste de Irlanda ya ha pasado a formar parte de la historia del cine, y con ello acaba de elevar su cotización turística a un nivel impensable hasta hace poco más de dos años.
No queremos hacer espoilers a nadie que todavía no haya visto «Los Ultimos Jedi», pero para el resto, tal y como os podíais imaginar, confirmaros que es bastante difícil encontrarse por la zona con algún Porg…