LLEGA UBER, LA ALTERNATIVA MÁS ECONÓMICA PARA EL VIAJERO

Muy pocas veces la irrupción de una empresa dentro de un sector como el del transporte ha provocado reacciones tan airadas, violentas y fuera de lugar, como cuando empezaron a aparecer los primeros conductores de Uber en nuestro país.

Todavía están muy frescas en nuestra cabeza las imágenes de agresiones físicas y verbales, así como ataques de diversa índole a vehículos, con el resultado de importantes daños materiales e incluso el incendio de alguno de ellos.

Es claro y evidente que todo el mundo tiene el derecho de defender su puesto de trabajo, y para ello se han establecido medidas protegidas por la ley, como la propia huelga, pero los ataques indiscriminados y cobardes a trabajadores de otras empresas no tienen ninguna justificación posible.

Qué es Uber

Uber es una más de las múltiples aplicaciones nacidas en Silicon Valley, EEUU, y que con el transcurrir del tiempo se ha ido convirtiendo en un monstruo cada vez más difícil de dominar.

En un principio, Uber utilizaba sus propios vehículos para el transporte de sus usuarios, costumbre que ha vuelto a retomar en su ciudad de origen, San Francisco. Hasta ese momento no provocaba demasiada tensión, ya que sólo se veía como otra empresa más de taxis de bajo coste que venía fortalecida por una muy inteligente aplicación para el móvil, que permitía poner en contacto a conductores y pasajeros, pactando un precio ya estipulado que se cobraría a través de la tarjeta de crédito elegida. 

El verdadero problema comenzó cuando Uber decidió abrir la veda a casi cualquiera que decidiese trabajar con su vehículo particular y dedicarlo al transporte de viajeros. En ese preciso momento, los gremios de taxistas de las ciudades en las que se instalaba saltaban como un resorte al observar cómo sus usuarios se iban pasando a la competencia, la cual trabajaba con unas tarifas muy inferiores a las suyas.

En prácticamente todas las ciudades y países en los que empezó a operar desde el año 2009 se produjeron enfrentamientos de diversa entidad, que fueron desde las amenazas y los daños materiales, a las agresiones físicas graves.

Después de pasar por períodos conflictivos en sus principios, Uber consiguió quedarse en la mayoría de los lugares donde había elegido instalarse, trabajando hoy en día codo con codo con los profesionales del volante.

¿Cómo funciona?

El éxito de Uber no sólo viene por las tarifas bajas con las que suele trabajar, sino también por la utilización del software que la ha hecho famosa en el mundo entero.

Como se podría esperar de cualquier otra aplicación, lo primero es darse de alta, aportando una serie de datos mínimos que quedarán en poder de Uber, cuestión que comentaremos más adelante.

Una vez dado de alta en la aplicación, el sistema de funcionamiento en realmente sencillo: el propio móvil ya reconoce el lugar desde el cual el usuario está solicitando los servicios de un conductor de Uber, por lo que, salvo que este quiera cambiar el punto de recogida o el mismo no sea válido para poder parar, sólo tendrá que indicar a dónde quiere dirigirse.

En el momento en el que el usuario especifica el trayecto que quiere hacer, la aplicación ya determina la mejor ruta y ofrece a sus conductores más próximos, indicando cuánto costará dicho viaje.

El pasajero escogerá qué tipo de vehículo desea, si es que es necesario transportar a más de 4 personas o si prefiere modelos más lujosos. Lo normal es aceptar la tarifa más económica, aunque para muchos casos de transportes corporativos se prefiera las modalidades de vehículos de alta gama.

Sólo pulsando sobre el vehículo elegido, su conductor recibe el encargo y en cuestión de pocos minutos se trasladará al punto pactado de recogida. Para que no haya ningún tipo de dudas, el pasajero recibe los datos y matrícula del vehículo, así como el nombre de su conductor, su historial en Uber y las calificaciones que le han puesto todos aquellos que han viajado con él.

Dado que nunca se paga en efectivo, no es necesario llevar dinero encima. Todo el servicio, incluída la propina, si es que se quiere dar, se carga a la tarjeta de crédito escogida por el pasajero, o a su cuenta de PayPal.

En todo momento el usuario podrá seguir a través de su móvil el recorrido, el cual es monitorizado por Uber, y avisar en caso de dectectar cualquier tipo de problema. Si durante el trayecto se produjera algún atasco o el conductor se saliese de la trayecto marcado, esto no influiría en el precio máximo final del viaje, que siempre se ajustaría a lo pactado en un principio.

Al finalizar el desplazamiento, la aplicación pedirá al pasajero que califique al conductor de Uber mediante un sistema de estrellas, y también solicitará al propio conductor que califique a su pasajero, utilizando el mismo sistema.

De esta manera, se irá generando un historial basado en las opiniones y calificaciones de profesionales y usuarios que han interactuado a través de la aplicación.

Ventajas

La grandísima ventaja de Uber son sus tarifas. En ocasiones, hemos constatado que pueden llegar a menos de la mitad de lo que costaría el mismo trayecto en otro tipo de servicio.

Sólo por esta razón ya está acaparando el mercado en muchas ciudades, lo que ha provocado que los taxistas «oficiales» de las mismas tengan que reaccionar ofertando servicios más especializados.

Sin embargo, existen otras muchas ventajas que también hay que considerar como muy positivas, entre las que destacaríamos la rapidez y eficacia del servicio.

A veces, nos hemos sorprendido de la prontitud con la que aparecen los conductores de Uber. Al no estar esperando en ningún tipo de parada y permanecer casi todo el tiempo en circulación, la aplicación sólo escoge a los más próximos al punto de recogida, por lo que rara es la ocasión en la que suelen tardar más de unos pocos minutos en aparecer.

El tener un historial del conductor a disposición del usuario también es un dato importante, ya que este puede ver qué opiniones han expresado otros pasajeros que han viajado con él. El conductor que ha sabido mantener sus 5 estrellas intactas es porque sabe cómo tratar al cliente y muestra una amabilidad y atención que es apreciada por sus usuarios.

Por contra, conductores con 3 estrellas o menos deberían de evitarse, si es que Uber no los ha eliminado antes, ya que es frecuente que hayan provocado problemas con anterioridad.

También es muy importante el tener un precio pactado de antemano, ya que el pasajero no tiene porqué sospechar ni preocuparse de entender si está siendo llevado por el mejor trayecto, o el más corto. Si se acaba metido en un atasco, o se tarda más de lo que en un principio se había sospechado, el que resulta afectado es el propio conductor, no su pasajero.

En Uber no se utiliza dinero en efectivo, nunca y bajo ningún concepto. Esto facilita el servicio al usuario, que no tiene porqué depender de la cantidad de dinero que lleve consigo para poder hacer el viaje.

Además, el incómodo momento para muchos de la propina se ha resuelto de una manera muy práctica, ya que el pasajero puede añadir la cantidad que desee por ese concepto una vez haya abandonado el vehículo, o simplemente no pagar ninguna cantidad a mayores.

En definitiva, unas tarifas muy bajas acompañadas de una excelente aplicación informática.

Inconvenientes

El principal inconveniente de utilizar Uber, o el que siempre manifiestan los taxistas «oficiales», es que no se está trabajando con profesionales.

Uber solicita a sus conductores una serie de datos y unos requisitos mínimos, entre los que están la antigüedad máxima de los vehículos o los años de carnet de conducir. Además, es necesario que el conductor demuestre que carece de antecedentes penales.

Sin embargo, el que para nosotros es el mayor inconveniente, y por el cual ha sido multada recientemente, es por la opacidad con la que se tratan los datos personales de los usuarios, los cuales aportan información tan sensible como el número de su tarjeta de crédito.

Uber se ha puesto a trabajar sobre ello y se ha comprometido a garantizar la total seguridad y protección de estos datos, por lo que es de esperar que no se produzcan problemas en este sentido.

Por otro lado, algunos afirman que los conductores de Uber, al tratarse de no profesionales que se lanzan a probar suerte en el sector del transporte, son especialmente conflictivos, lo cual negamos categóricamente desde Turama.

También se ha hablado de problemas relacionados con asaltos, atracos o incluso raptos dentro de vehículos de Uber, lo cual sin poner en duda, ya que tendríamos que estudiar cada caso, no consideramos que sea distinto a otros hechos simiares ocurridos con taxistas «oficiales», sobre todo en determinadas ciudades de algunos países, donde el taxi oficial es una fuente muy importante de problemas y un peligro para el turista extranjero.

Por último, podemos reseñar la temida «tarifa flexible». Esto se da cuando en la zona de recogida del pasajero se encuentran pocos conductores de Uber, o al contrario, cuando se pide un servicio a una hora considerada como de alta demanda y en la que hay gran cantidad de conductores prestando sus servicios (por ejemplo, a la salida de un evento importante).

En estos casos se aplica un factor de correción a la tarifa original, lo cual se avisa con anterioridad al cliente para que este decida si lo acepta o prefiere esperar a que baje la demanda y con ello los precios.

Nuestra opinión

En Turama trabajamos con Uber en todos los países y ciudades en los que está en funcionamiento, y con taxistas «oficiales» en el resto.

El tema de la profesionalización nunca lo hemos entendido, ni lo acabaremos de entender, ya que pensamos que ese adjetivo se adquiere con el trato diario con el pasajero y el trabajo realizado de manera constante y continua, y no lo da el hecho de abonar una licencia o pagar por poder disponer de una parada.

De hecho, en ocasiones hemos tenido más problemas con taxistas «oficiales» que con conductores de Uber, ya que los primeros basan sus tarifas en el tiempo de la carrera, y los segundos en la longitud de la misma, la cual es siempre invariable.

Además, nos parece muy hipócrita que los mismos taxistas «oficiales», los cuales es absolutamente verídico que tienen mucho más difícil y costoso obtener su licencia, permisos y pago de innumerables impuestos, critiquen el «amateurismo» de Uber y su falta de oficialidad, pero luego no duden en utilizar por su parte servicios tan discutibles como AirBnB, o incluso vuelen con aerolíneas lowcost que provocan constantes conflictos laborales.

AirBnB provocó una reacción parecida, que todavía hoy se encuentra pendiente de muchas resoluciones judiciales en varios países, cuando salió al mercado. En Turama hemos utilizado esta plataforma en diversas ocasiones y la inmensa mayoría de las veces no hemos tenido mayor problema, igual que cuando hemos pernoctado en hoteles «oficiales».

En ciudades como Nueva York o Barcelona, este tipo de alquiler turístico ha tenido que ser regulado de manera muy restrictiva, y creemos que en el futuro pasará lo mismo con Uber.

Es cierto que no nos parece justo que un taxista «oficial» tenga que pasar por un auténtico y costoso calvario para poder obtener su licencia, y sin embargo mañana mismo cualquiera pueda empezar a trabajar como conductor de Uber sin más, dándose solamente de alta en los registros tributarios correspondientes.

Pero también es muy cierto que carece totalmente de justicia que compañias aéreas que contratan directamente a sus empleados, ofertan un servicio de comodidad y trato al cliente superior a la media, se preocupan de estudiar sus rutas, horarios, cuadros de operaciones, descansos de la tripulación, trabajar en los aeropuertos principales, tributar de manera legal y en base a la ley, evitando paraísos fiscales y, en definitiva, dar un servicio de calidad, acaben echando al cierre al no poder competir con aerolíneas de bajo coste que hurden todas las trampas posibles para liberarse de todo ese tipo de gastos fijos y ofrecer unos billetes bastante más baratos.

Al final, el precio es el que manda, y dado que en muchas ocasiones se nos ha dicho que han sido las propias aerolíneas «tradicionales» con sus antiguas tarifas impagables por la mayoría de pasajeros, las culpables de la irrupción de las aerolíneas de bajo coste, nosotros también nos atrevemos a afirmar que han sido los hoteles y su política de exclusividad los que han fomentado las plataformas de alquiler entre particulares, y las tarifas sobre elevadas y filosofía de trabajo de algunos «profesionales» del taxi (una gran minoría dentro del sector), las que han propiciado el éxito de aplicaciones como Uber y otras similares.

El usuario elige y decide, y cada vez quiere más por menos dinero, y todos nos vemos involucrados de una u otra manera en esta carrera por captar al cliente a base de reducir las tarifas correspondientes a los servicios prestados.

Prácticamente todos los sectores ya tienen su versión «lowcost», y el taxi tradicional no va a ser la excepción. Por mucho que se pueda retrasar su implantación aludiendo a cuestiones legales y legislativas, lo cierto es que va a ser imposible parar su inminente ebullición, por lo que en esta loca carrera por los precios sólo aguantará de pie hasta el último asalto aquel que sepa adaptarse a los nuevos tiempos, los cuales no vienen fáciles para nadie.

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