Si viajas a París sería imperdonable que no fueses a ver la torre Eiffel, la catedral de Notre Dame, o el Arco del Triunfo, pero después de darte ese baño de multitudes puedes probar a visitar alguno de los 8 lugares escondidos que te recomendamos en Turama, los cuales suelen estar fuera de los circuitos turísticos más típicos, por lo que seguro que no tienes que hacer cola para verlos.
1. Marché St. Quentin
Uno de esos pocos mercados cerrados que quedan en la capital parisina, y que los locales gustan del placer de no tener que compartir con molestos visitantes cargados con caras cámaras de fotos.
Inaugurado en el año 1836 y posteriormente demolido y reconstruído, es un compendio de puestos de comida de casi todos los países del mundo. Es posible encontrar ingredientes típicos de los platos más conocidos de Portugal, Marruecos, el Líbano, y de casi toda Asia. Además, cuenta con varias carnicerías, una cafetería, e incluso un zapatero. Si además eres un amante del queso, y deberías serlo estando en Francia, tienes una selección de los mejores en este pequeño y encantador mercado. Oh la lá !
2. La Pagode
¿Qué opinas si te decimos que se trata de un cine construído sobre una antigua pagoda japonesa, original eh? Pues sí, la verdad es que es imposible no quedarse un poco confuso después de ver el exterior de este local, en medio del distrito VII.
En realidad fué un capricho de la esposa de un conocido empresario parisino de finales del sigo XIX, posteriormente reconvertido en cine en el año 1931. Se dice que incluso se inventó una palabra para aquellos que acudían de manera habitual a ver las películas que se proyectaban en su pantalla: «pagoder». Cuenta con una decoración y jardines que han sido el escenario de las más prestigiosas recepciones de la época.
3. Musée des Égouts
Si piensas que las alcantarillas de una gran ciudad no pueden ser una atracción turística, lamentamos comunicarte que, en este caso, estás totalmente equivocado. El sistema de alcantarillado de París existe desde del año 1370, por lo que puedes imaginarte la cantidad de historias y leyendas que guarda este oscuro y húmedo lugar. Víctor Hugo, el escritor de «Los Miserables», describió ya en su momento todo el inframundo que se escondía en la red de pasadizos que conformaban este lugar, y que fueron testigos de infinitas anécdotas y catástrofes, como la gran inundación de 1910. Por cierto, en la tienda del museo venden unas encantadoras ratas de peluche…
4. La Chapelle
Este barrio situado en el distrito X de la capital francesa es también conocido como la pequeña Sri Lanka. Aquí escucharás como la mayoría de la gente sigue hablando el Tamil, una lengua típica del norte de ese país asiático. Es probable que mientres pasees por esta zona tengas la sensación de haber salido de Francia, y viajado unos miles de kilómetros en dirección Este. En sus tiendas podrás admirar, e incluso si dispones del presupuesto adecuado, comprar alguno de los increíbles Saris que se exhiben. En caso contario, seguro que puedes permitirte probar el famoso té Chai.
5. Le Panthéon Bouddhique
Una muestra más de la multicultularidad de París, este vez representada en unos jardínes anexos al museo Guimet, donde se conservan más de 250 obras de arte japonesas.
Sin duda, sería el decorado perfecto para una película de Samurais, ya que se trata de una pequeña representación de un jardín budista en el corazón de Francia. Es recomendable sentarse a escuchar el sonido del agua mientras se observan los típicos bonsais, exactamente igual que si estuviésemos en el país del sol naciente.
6. Le Perchoir
No conocemos muchos restaurantes situados en una terraza al aire libre y con vistas privilegiadas de París, por eso lo recomendamos. Es tal el éxito y la aceptación que este lugar ha acaparado desde que abrió sus puertas, que no podrás acceder al mismo si no has hecho tu correspondiente reserva con bastante tiempo de antelación.
Hay que decir que la comida que se sirve aquí es bastante buena, pero el paisaje que se divisa desde la terraza es tan espectacular que pagar la abultada factura no se te hará tan molesto.
7. Rue Crémieux
Una explosión de color inesperada en el distrito XII.
Se trata de una calle donde cada casa ha sido pintada de un suave color pastel, lo que le da un aire totalmente original y distinto del resto de la ciudad. Si bien la atmósfera que se respira en este pequeño rincón de la gran urbe parisina es de total tranquilidad y relax, en el año 1910 el panorama no era el mismo, ya que el Sena la inundó totalmente, llegando hasta los 1,75 metros de altura. Un consejo para los amantes de la fotografía: hay miles, millones de fotos de la torre Eiffel y demás atracciones turísticas típicas de Paris. Date un paseo por esta calle y conseguirás unas instantáneas más originales y dignas de cualquier concurso de prestigio.
8. Buttes Chaumont
Un salto a la naturaleza para respirar un poco de aire limpio y separarse de los miles de turistas que invaden la ciudad.
Este parque es el tercero más grande de París, con 25 hectáreas de superficie, pero ostenta el discutible récord de ser el más empinado. Construído en el año 1867, cuenta con una pequeña isla sobre la que se sitúa un templo de inspiración greco-romana, dedicado a Sibila, un personaje mitológico que tenía la facultad de predecir el futuro. Sin hacer alarde de ningún tipo de poder paranormal, nosotros sí podemos predecir que cuando te tumbes en la hierba y mires hacia el Montmarte te vas a sentir como en el olimpo de los dioses.
Recuerda que a partir de ahora, que ya conoces estos lugares especiales, deberás guardar el secreto para seguir manteniéndolos fuera del alcance de los millones de turistas que visitan París cada año.