La pregunta que da título a este artículo podría ampliar bastante sus términos y referirse igualmente a si es mejor volar con una aerolínea de bajo coste u otra de las llamadas «tradicionales».
Precisamente, la batalla que se vive desde hace ya algunos años en el mundo de la aviación civil comercial viene derivada de la irrupción de las compañías «lowcost», por una parte, y de la imposibilidad por parte del resto de hacer frente a estas, no sabiendo captar la atención del cliente potencial, atraído casi en exclusiva por una tarifa.
Lamentablemente, hay que decir que cada día es más difícil encontrar diferencias sustanciales entre ambas filosofías empresariales y de cara al pasajero, que finalmente es el que paga y el que decide con quién quiere volar, lo único que separa a unas de otras es la diferencia en el precio de su billete.
Podríamos presentar este artículo desde el aspecto de las condiciones laborales y administrativas de los empleados de unas y otras, pero ha quedado más que claro que este tipo de problemática sólo importa al que tiene que convivir con ella, o cuando afecta directamente al sector propio. Mientras esto no ocurra, no es un elemento determinante.
También podríamos hacer ver cuáles son las partidas de ahorro principales de las aerolíneas de bajo coste, que el cliente sólo conoce cuando se tiene que enfrentar a algún tipo de situación especial, como es la pérdida de equipaje, el retraso o la cancelación de un vuelo, la avería de un aparato, o cualquier otra que requiera de la intervención de personal debidamente cualificado para su tramitación.
Como este último caso sólo se aprecia cuando ocurre, hemos optado igualmente por obviarlo y centrarnos única y exclusivamente en la visión de un pasajero que se dispone a hacer un vuelo entre dos capitales europeas, Madrid y Londres, con el fin de intentar razonar de la manera más gráfica posible este asunto.
La reserva
Hemos escogido volar desde el día 13 de Noviembre, al día 20 de Noviembre, y siempre ateniéndonos a las tarifas más bajas posibles.
Lo primero que nos llama la atención es que en la página web de Iberia se comercializan tanto los vuelos que opera esta compañía, como muchas otras del grupo en el que está integrada, como British Airways, Vueling, o Iberia Express. Todavía es más curioso el observar cómo la tarifa más barata es la que corresponde a British Airways y no a Iberia, incluso dentro de su propia página web.
Esta total y absoluta falta de previsión comercial viene siempre justificada por potenciar siempre el valor del grupo (IAG en este caso), al del individuo (Iberia), y es todavía más sangrante en los vuelos de largo alcance, en donde Iberia publicita, comercializa y opera los aviones de Level, otra de las marcas lowcost del grupo.
En cuanto a Ryanair, la reserva es mucho menos problemática porque las opciones son bastante más reducidas. La compañía irlandesa sólo comercializa los vuelos que opera ella, como es lógico, por lo que la reserva es bastante más rápida por falta de alternativas horarias.
Volar con Iberia, que finalmente es volar con British Airways (al menos en teoría) supondría un total de 76,00 €, y hacerlo con Ryanair equivaldría a tener que pagar la cantidad de 45,58 €.
Esto quiere decir que el primer punto relativo al precio del billete se lo lleva Ryanair por 30,42 €.
El aeropuerto
Este es un factor que pocos suelen tener en cuenta, cegados casi siempre por un supuesto ahorro económico.
La diferencia entre aterrizar en un aeropuerto principal, u otro secundario, puede perjudicar gravamente al pasajero, tanto económicamente como en la utilización del tiempo necesario para realizar los traslados oportunos.
En este caso, Iberia (o BA) vuela a Heathrow, el principal aeropuerto de la capital y conectado con esta tanto por metro, como por tren o autobús.
Ryanair vuela al aeropuerto de Standsted, bastante más alejado de Londres pero que igualmente cuenta con buenas conexiones, sólo que los trayectos son más largos pues la distancia es mayor, y el precio por realizarlos también es sensiblemente superior.
Si nuestro destino es Londres, evidentemente nos interesa más aterrizar en Heathrow. Punto para Iberia.
Los aviones
A casi ningún pasajero le importa hoy en día qué modelo de avión se utiliza para volar una ruta.
Son muy pocos aquellos que eligen un determinado operador por volar con un determinado modelo de avión, por lo que nos vamos a centrar en algo que sí preocupa mucho más a todos los viajeros, que es precisamente la comodidad de los asientos y el espacio que existe entre filas.
Iberia está operando actualmente cabinas en la que la distancia entre las filas de asientos varía, dependiendo del modelo, entre las 28 y las 30 pulgadas.
La distancia entre asientos en los aviones de Ryanair varía entre las 30 y las 34 pulgadas.
Esto quiere decir que, en el mejor de los casos, la aerolína de bajo coste le saca hasta 4 pulgadas (más de 10 cm) a la supuesta aerolínea de más calidad.
Si bien es cierto que los asientos de Ryanair no son reclinables, ni tienen bolsillos traseros, no deja de ser también correcto el apuntar que en un vuelo de apenas 2 horas, y con una distancia de 28/30 pulgadas con el asiento de delante, se agradecería mucho más que los asientos de Iberia tampoco se reclinasen.
Sin duda alguna, punto para Ryanair.
Equipaje
Probablemente este sea actualmente el caballo de batalla principal para todo aquel viajero que esté planificando un vuelo por su cuenta: la facturación del equipaje.
Hoy mismo nos despertábamos con la noticia de la nueva política de Ryanair en este aspecto, que da otra vuelta de tuerca más a lo que venía haciendo hasta ahora.
Supuestamente, y debido a un abuso por parte de los pasajeros de la aerolínea irlandesa, la filosofía de permitir hasta dos bultos de mano dentro de la cabina había provocado serios problemas organizativos dentro del avión, que se habrían materializado en forma de retrasos importantes.
Para evitar las peleas constantes para poder depositar nuestro equipaje en los compartimentos superiores de la cabina, donde ya no había espacio suficiente para guardar los correspondientes a todos los pasajeros, Ryanair a partir del próximo mes de Noviembre sólo permitirá subir al avión con dos bultos (uno de pequeñas dimensiones y otro algo más grande) a aquellos pasajeros que abonen el correspondiente extra ( 6€).
El resto, tendrán que embarcar exclusivamente con un bulto de pequeñas dimensiones (35x20x20), tipo funda de cámara de fotos o laptop de pequeño tamaño, y el otro bulto se apartará en la puerta de embarque para ser depositado en la bodega, de momento, de manera gratuita.
Con esto, Ryanair quiere animar a sus usuarios a facturar su equipaje, y pasa de un límite de 15 kg a los 20 kg, bajando el precio de facturación de 35 € a 25 €.
Sin duda, la magia del CEO de Ryanair radica precisamente en saber vender todos los recortes que realiza de tal manera que parece que todavía le está haciendo un favor al pasajero.
Por su parte, la tarifa escogida con Iberia, la más barata, tan sólo permite un bulto en cabina de 56x45x25, lo que viene siendo una pequeña maleta de viaje de toda la vida.
Si comparamos el tamaño de Iberia (56x45x25), con el de Ryanair (35x20x20), es evidente que el punto se lo lleva Iberia.
Atención al cliente
Este apartado puede ser especialmente controvertido, precisamente por su gran subjetividad.
Para aquellos que están acostumbrados a volar con Ryanair y saben la manera de operar de esta aerolínea, no hay comparación posible con ninguna otra.
Para otros que no la utilizan de manera frecuente, es algo así como el autobús de los cielos.
Verdaderamente la atención al pasajero es similar en caso de que no exista ningún tipo de inconveniencia. En el supuesto de que salte esta es cuando se podrá entender el porqué Ryanair es la aerolínea más reclamada de Europa (o quizás sea una mera cuestión de estadística, al ser también la que opera más vuelos y mueve más millones de pasajeros).
En todo caso, a igualdad de condiciones, y como hemos dicho al comienzo que no resaltaríamos nunca las diferencias que existen entre el número de personal destinado a la atención del cliente en las aerolíneas de bajo coste y las tradicionales, debemos ser justos y declarar un empate.
Podríamos exponer también un sinfín de otras comparaciones entre ambas, pero seguro que no resultarían del más mínimo interés para la mayoría de viajeros (horarios de los vuelos, posibilidades de cambios, reembolsos o anulaciones del billete…), por lo que finalmente vemos que Iberia se lleva dos puntos (aeropuerto y equipaje) y Ryanair otros dos (la reserva y los aviones).
Esto quiere decir que, a igual puntuación, sigue existiendo una diferencia de 30,42 € a favor de Ryanair.
Es más, si queremos quitarle a Iberia el punto por el equipaje, tan sólo tenemos que sumar otros 25 € al precio del billete de Ryanair y podríamos facturar una maleta de hasta 20 kg y subir otro pequeño bulto al avión, y aún así seguiríamos pagando 5,42 € menos que en Iberia.
Sí, es probable que esa diferencia final se equipararía a la hora de la verdad en el momento de abonar los gastos correspondientes al traslado entre Heathrow y Londres, o Standsted y Londres, pero lo gran pregunta es:
En unas condiciones muy similares (prácticamente iguales) de precio, vuelo y resto de comodidades posibles, ¿quién quiere pagar más por volar con Iberia antes que con Ryanair?
La respuesta es: prácticamente nadie.
Finalmente, volvemos a lo apuntado al principio de este artículo, cuando hacíamos referencia a que las aerolíneas tradicionales no aportan nada con suficiente peso para llevar al cliente a su terreno.
Los que miramos otro tipo de factores de índole muy diversa, sí sabemos que hay grandes diferencias entre ambas compañías, pero actualmente no pueden ser expuestas a ningún pasajero porque no van a determinar su elección final.
Sin temor a equivocarnos demasiado, y adelántandonos a próximos acontecimientos que van a revolucionar el sector en los próximos meses y años, parece bastante evidente que las llamadas aerolíneas «tradicionales» no son más que «lowcost» envueltas en un papel de colores más atractivos, por los que hay que pagar más dinero sólo por el hecho de mirarlos.
Esto último lo saben perfectamente los empleados y directivos de cada aerolínea, y sus usuarios están empezando a descubrirlo cada vez antes.
Iberia, con Vueling e Iberia Express por un lado, acaparando los vuelos de corto alcance, y Level los de largo recorrido, se sitúa en una tierra de nadie de la que es muy difícil salir. De hecho, y a pesar de seguir generando beneficios, se ve obligada a mantener el ritmo de despidos que ya había comenzado hace años, para poder seguir subsistiendo.
Por su parte, Ryanair va a comenzar en breve (probablemente en menos de un año) a operar también vuelos de largo recorrido a bajo coste, tal y como está haciendo en la actualidad Norwegian, Level, WOW, Eurowings, Aer Lingus, etc.
Este hecho marcará un antes y un después en la historia de la aviación civil comercial, y servirá para ver, comprobar y certificar la caída de las que hasta ahora estaban consideradas como las mejores aerolíneas de Europa.
A pesar de que algunos apuntan que la filosofía para crear un imperio lowcost como el que ha construido Michael O´Leary, CEO de Ryanair, no funciona igual en vuelos cortos que en trayectos transoceánicos, por mucho que nos pese a algunos, hay que reconocer la habilidad innata que tiene este señor para conseguir llevarse el cliente a su empresa, vender más barato que el resto, y sacar más beneficios que nadie.
Señores pasajeros, abróchense los cinturones y mantengan el respaldo de sus asientos en posición vertical, porque esto está a punto de despegar y vamos a experimentar turbulencias severas en el sector muy pronto.