Ya lo hemos comentado en Turama en ocasiones anteriores: seguir el día a día de las compañías aéreas en el viejo continente es bastante más divertido, entretenido, original y sorprendente, que el hacerse fan de alguna serie televisiva de audiencias millonarias.
Al contrario que en la ficción, en la actualidad que protagonizan las aerolíneas que todos conocemos, los movimientos estratégicos, las puñaladas por la espalda o las alianzas entre antiguos enemigos, son la realidad nuestra de cada día.
Los más talluditos recordarán programas y películas de antaño, como las famosas series de Falcon Crest, Dinastía o Dallas, y os podemos asegurar que cada personaje de la vida real que está al mando de alguna de las compañías aéreas europeas, tiene su equivalente con otro de los que protagonizaban aquellas.
Es casi imposible seguir al minuto todas las novedades que surgen, pero vamos a intentarlo.
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En la jungla de cristal en la que se ha convertido el sector aéreo comercial europeo, hay un animal que se pasea a campo abierto con una herida que le está provocando una grave hemorragia: la compañía de bajo coste Norwegian.
Desde distintos puntos es observada por varios predators, que empiezan a relamerse ante lo que podría ser una muy suculenta presa para llevarse a sus planetas.
Norwegian tiene problemas: se ha metido en un enorme gasto comprando aviones, lo cual está lastrando su rentabilidad. El precio del combustible también ha influido negativamente en las cuentas de los noruegos, por lo que se están planteando la opción de empezar a vender aviones, cancelar rutas y, en último caso, deshacerse del 100% de la compañía.
Lo que hemos repetido en múltiples ocasiones: parece que esa casa es una ruina.
La aerolínea está acorralada, y espera ansiosa a que aparezca su particular Coronel Trautman, en este caso brillantemente interpretado por Willie Walsh, padre de British Airways, Iberia, Vueling y Aer Lingus, para poder salir del atolladero.
Bjon Kjos, el CEO de Norwegian, empieza a tener miedo de pasar de hombre rico a hombre pobre.
Pero sorpresivamente y recién llegado de la verde campiña irlandesa, aparece sobre el terreno de juego Rob Roy, también conocido como Michael O´Leary, CEO y máximo responsable de Ryanair, el cual plantea a su homólogo en IAG la posibilidad de participar juntos en la cacería de Norwegian y repartirse los beneficios que esto podría suponer.
En estos precisos momentos, Kjos pone ya ojitos a una posible compra, y de hecho, está a la espera de una proposición indecente.
Ante una hipotética alianza rebelde de este calibre, entre dos compañías enemigas a las puertas, Lufthansa, que es realmente el rey del mambo en Europa, empieza también a pensarse si participar del botín, tomar el dinero y correr, o en este caso volar.
Pero el hecho de que la aerolínea alemana haya girado su cabeza, como la niña del exorcista, para observar con detenimiento lo que traman IAG y Ryanair, ha conseguido también que EasyJet, la compañía inglesa que subió una colina pero bajó una montaña, por su parte se esté pensando si entrar a formar parte de la mayor historia jamás contada en el sector de la aviación civil.
Con lo que al final tenemos a Lufthansa, que dice no estar demasiado interesada en la operación porque Norwegian tiene una deuda de sangre de más de 2.000 millones, IAG que sí se ha manifestado a favor de una compra rápida, con faldas y a lo loco, Ryanair, dispuesta a entrar en cualquier tipo de alianza que pueda reportarle beneficios y EasyJet, que espera pacientemente su turno porque sabe que este no es país para viejos.
Además, se da la paradoja de que las amistades peligrosas entre IAG y Ryanair, puedan enfurecer notablemente a Air Europa, hasta ahora aliada de la irlandesa y a la vez rival acérrima de Iberia, que por un lado podría perder el flujo de pasajeros que le ofrece O´Leary, pero por otra podría verse beneficiada si la operación llega a buen término y entre las dos compañías comienzan a subir las tarifas del lowcost de largo radio.
Y tal y como están las cosas, esto se ha convertido en una odisea del espacio (aéreo), donde se juntan múltiples huelgas que afectan de manera muy peligrosa a Air France y de rebote a KLM, y han conseguido que ambas aerolíneas se desplomen en bolsa y la dimisión del máximo responsable de la compañía francesa, que al contrario que el capitán del Titanic, ha abandonado el barco en primer lugar.
Como las cosas no se arreglen antes del Verano, la histórica aerolínea bandera gala podría acabar exactamente igual que el acorazado Potemkin.
Así que a la historia interminable que parece existir entre Norwegian e IAG, se suma Ryanair de manera descarada y otras dos, Lufthansa y EasyJet, esperan ser las elegidas para la gloria, mientras AirFrance va camino al infierno.
Y lo más sorprendente de todo es que Alitalia, desahuciada hace varios años, ha visto ya caer a varias competidoras mucho antes que ella, por lo que al final se demuestra que no estaba muerta, que estaba de parranda.