Yo no me fío de las agencias de viajes, porque son todas unas estafadoras. En cambio, no tengo ningún problema en confiar en cualquier recomendación que vea por internet, y que probablemente haya sido escrita por un norteamericano de 200 kg, sentado en un sillón comiendo palomitas, con una camiseta sudada y una cerveza en la mano, con una orden…