Hace aproximadamente 8.000 años, el desierto del Sahara era un auténtico vergel, en el que se podían encontrar grandes lagos, multitud de árboles y enormes extensiones de hierba. De hecho, hoy también sabemos que cuando se construyeron las pirámides de Egipto, el entorno en el que están ubicadas no tenía nada que ver con el que ahora conocemos, totalmente árido…