Desde comienzos de este año, y cada vez con mayor asiduidad, seguidores de Turama contactan con nosotros para preguntarnos sobre la situación del turismo en Rusia. Por lo que nos han comentado, todos ellos están interesados en visitar el país con motivo del próximo Mundial de Fútbol y se encuentran preocupados por la creciente tensión política que se está generando en toda la Unión Europea.
Historias de ataques a ex espías, que parecen sacadas de un libro de Ian Flemming, injerencias informáticas en otras naciones y noticias como el reciente incendio de un centro comercial, donde al parecer las salidas de emergencia estaban bloqueadas y la alarma desactivada, así como el pasado desastre aéreo que ya comentamos en nuestra página, no son precisamente la mejor carta de presentación de cara a la organización de un evento deportivo que, junto con las Olimpiadas, es el que reúne mayor cantidad de visitantes foráneos y atención mediática.
El pasado año, casi 20 millones de turistas se decantaban por viajar a Moscú, muchos de ellos desde países asiáticos como China, principalmente. Sin embargo, y a pesar de la numerosa información negativa que se transmite a través de los medios, un gran número de norteamericanos también decidían visitar la capital rusa.
La ciudad de San Petesburgo es el segundo punto más visitado dentro del país y, curiosamente, el tercero es la ciudad de Omsk. Durante el Invierno, muchos aficionados al esquí llegan hasta Sochi y en el Verano existen numerosos tours organizados que ponen su mira en el lago Baikal o el Mar Negro.
La inmensa mayoría de todos estos visitantes regresan de sus vacaciones con un grato recuerdo y sin haber experimentado ningún tipo de mala experiencia mientras pisaban suelo ruso. Sin embargo, y probablemente por culpa de desgraciados acontecimientos que están ocurriendo en la actualidad, algunos medios han comenzado a poner en alerta a sus compatriotas avisando de supuestas represalias que las autoridades rusas podrían emprender contra determinados turistas de algunos países, como por ejemplo el Reino Unido.
Evidentemente, el pensar que un país que está acaparando la atención global de medio mundo podría intentar aprovechar un acontecimiento deportivo, o de cualquier otra naturaleza, para «vengarse» de ciertos países utilizando a sus turistas, es como poco bastante infantil.
Desde los EEUU llegó hace muy pocas semanas una información realmente sorprendente, que hacía alusión a una intrusión de hackers rusos en los sistemas de aviación civil norteamericanos.
Según Jeff Troy, director ejecutivo de la A-ISAC (Aviation Information Sharing and Analysis Center), los piratas informáticos rusos penetraron en los sistemas de diversas aerolíneas estadounidenses durante el año pasado, sin que se haya especificado cuáles fueron exactamente las perjudicadas. Troy ha aclarado que si bien sí se produjeron daños materiales a consecuencia de estos ataques, en ningún momento se puso en peligro el tráfico aéreo en el país.
Mucho más recientemente saltaba a todos los medios la increíble y surrealista historia de un grupo de 5 turistas norteamericanos que volaban desde Nueva Delhi a Nueva York con la compañía aérea rusa Aeroflot. Según las informaciones publicadas, al llegar a Moscú, donde debían de hacer una parada, su vuelo de enlace con los Estados Unidos fue cancelado debido a las pésimas condiciones meteorológicas que azotaban la ciudad neoyorquina.
Hasta aquí, todo entra dentro de la normalidad, sin embargo lo realmente chocante fue lo ocurrido a posteriori, ya que Aeroflot indicó a los 5 turistas que no iban a proporcionarles alojamiento de ningún tipo en Moscú y ni siquiera se les iba a otorgar un visado de tránsito, para que pudieran salir del aeropuerto. Por esta razón, debían de abandonar el país en un plazo máximo de 24 horas.
Ante la negativa de los afectados a aceptar estas condiciones, empleados de la compañía aéra bandera rusa informaron a estos que de no proceder en los términos indicados serían extraditados de manera obligatoria a la India, país del que procedían. Esto es una clara violación de absolutamente todos los tratados internacionales que existen firmados precisamente para evitar este tipo de situaciones.
Finalmente, los turistas norteamericanos optaron por volar de nuevo hacia la India, donde supuestamente tendrían que volver a tomar otro avión de Aeroflot para regresar a los Estados Unidos, pero al llegar a Nueva Delhi fueron informados de que no podrían ser reubicados en otro vuelo hasta una semana después.
Aeroflot ha reconocido los hechos y anunciado que procederá a contactar con los afectados para tratar con ellos este asunto, pero niega cualquier tipo de trato racial por parte de sus empleados, ya que los turistas norteamericanos eran de ascendencia asiática.
En el Reino Unido también se ha insinuado la posibilidad de boicotear el próximo mundial de Fútbol, y empiezan a salir a la luz voces muy críticas que invitan a los aficionados ingleses a no viajar con su equipo, e incluso a no enviar a este a competir en territorio ruso.
Casi diríamos que en el caso de que los hooligans ingleses no se desplazasen hasta Rusia, más que una ofensa, sería casi un regalo para las autoridades rusas, visto el reguero de incidencias que suelen dejar en su camino.
Quizás a estas alturas nadie se haya dado cuenta de las enormes dimensiones de Rusia, y que las cosas no funcionan de la misma manera en Moscú o en San Petesburgo que en ciudades más pequeñas y alejadas.
La seguridad en la capital moscovita es alta, con un número importante de cámaras en las calles y fuerte presencia policial. Estadísticamente, es bastante más peligroso pasear por Detroit o por St. Louis que por Moscú.
Las historias de micrófonos en los hoteles y espionajes a turistas han quedado relegadas a películas de bajo coste de los años 70 u 80. A las autoridades rusas les importa realmente un pimiento lo que pueda comentar una pareja de Murcia, de Cádiz, de Burgos o de Manchester en la intimidad de su habitación.
En general, en los principales puntos turísticos del país a nadie le importa la procedencia del visitante extranjero. Como en cualquier otro país del planeta, se intenta dar el mejor trato posible al turista, con el fin de que este deje la mayor cantidad de dinero y se plantee volver en próximas ocasiones.
También se está comentando mucho supuestos problemas a la hora de pasar el control de fronteras, sobre todo con los visados. Incluso la página oficial del Ministerio de Asuntos Exteriores de España recalca, con una increíble vehemencia, la necesidad de contar con un visado y pasaporte en vigor para entrar al país, salvo riesgo de encontrar luego serias dificultades para salir de el.
Aquel turista acostumbrado a viajar, encontrará bastante exageradas este tipo de informaciones, sobre todo si ha volado con anterioridad a destinos como los EEUU, Australia o Nueva Zelanda, donde se aplica el mismo grado de dureza, o incluso mayor, a aquellos visitantes que no cumplen con los requisitos de su visado, o no disponen de la documentación en regla necesaria para acceder a estos países.
Como en cualquier otro lugar del mundo, es conveniente no moverse con documentación sensible por la calle, como pasaportes u objetos de valor, y abstenerse de hacerlo a determinadas horas y en ciertas zonas, normalmente situadas a las afueras de las grandes ciudades.
Es decir, nada diferente a lo que se recomienda para prácticamente cualquier otro país que recibe un número importante de turistas.
Nosotros, además, añadiríamos otro punto a mayores, y es que con la que está cayendo en la actualidad Rusia no puede permitirse hacer el ridículo o quedar en evidencia a nivel mundial durante la celebración del próximo Mundial de Fútbol, por lo que incluso es razonable pensar que se pondrá todo el esfuerzo necesario por parte de las autoridades competentes para complacer al gran número de visitantes extranjeros que se desplazarán en breve al país.
Desde Turama queremos recalcar, una vez más, la necesidad de no mezclar churras con merinas, esto es, el turismo con la política, y si bien no nos gustan ni justificamos supuestos comportamientos de las autoridades rusas en ciertos países, no creemos que esto tenga absolutamente nada que ver con un detrimento de la seguridad de los viajeros que optan por pasar sus vacaciones en Rusia.
Esperamos que este aumento de la tensión política con Rusia se vaya desvaneciendo poco a poco, con el fin de que lo que es una fiesta deportiva a nivel mundial siga siendo también un motivo como otro cualquiera para descubrir y disfrutar de un país que tiene una enorme cantidad de incentivos para ofrecer al visitante extranjero.