10 verdades muy dolorosas sobre Thomas Cook

1 Thomas Cook no quebró

Aunque técnica y legalmente el mayorista se haya declarado en quiebra y esté ahora mismo bajo administración concursal, es un insulto para los responsables de muchas otras empresas que han pasado por un trance similar, calificar lo ocurrido como una «quiebra».

Una empresa con más de un millón de clientes fieles en cartera, miles de empleados y cientos de oficinas, aviones, infraestructuras por toda Europa, innumerables ventas contabilizadas hasta el mismísimo día de su cierre, e importantes inversores deseosos de gastar dinero, no acaba su vida operativa del día a la noche.

Thomas Cook perdía dinero, mucho dinero y durante mucho tiempo, y sus responsables se cansaron de tirar de un carro que requería de la toma de medidas extraordinarias para poder seguir en pie.

La empresa se había hecho demasiado grande y complicada, con ramificaciones que sí eran rentables, y otras absolutamente ruinosas.

A cuántos empresarios les hubiese gustado estar en la misma situación de Thomas Cook, con un reguero de acreedores llamando a la puerta, pero no para cobrar sus deudas, si no para pedirte que por favor no tires la toalla y sigas trabajando, e incluso ofreciéndote una rebaja sobre los capitales debidos.

Hablemos claro: Thomas Cook se está reestructurando.

2 Todos sabían qué iba a pasar

Seamos un poquito serios, si nosotros éramos conocedores en el mes de Enero de este mismo año del contenido de una auditoría realizada a Thomas Cook, en la que se pintaba ya todo de negro, ¿cómo es posible que responsables políticos y el resto de autoridades del sector no supiesen absolutamente nada?.

Si se ha confirmado verbalmente que no se movió un solo dedo por no «alarmar al sector», es que se conocía el riesgo y lo que podía suponer.

¿Dejadez de funciones, o temeridad absoluta?

3 Thomas Cook esperó a cobrar antes de cerrar

La fecha en la que Thomas Cook decidió echar la persiana no es una casualidad.

El touroperador británico esperó a tener cobrados todos los paquetes vacacionales vendidos para el Verano, y el primer plazo de los correspondientes a Otoño e Invierno, para hacer una última caja antes de borrarse del mapa.

4 Hays Travel tenía preparada su maniobra desde hace mucho tiempo

Si alguien se cree que un matrimonio de prejublidados ingleses decidieron hacerse con 555 oficinas y miles de empleados de Thomas Cook, en una conversación tras la cena y de un día para otro, es que es bastante ingenuo.

Asumir semejante volumen es equivalente a recibir el impacto de un tren express en el escaparate de una cristalería, por lo que requiere de una cantidad enorme de cálculos previos, estudios de mercado, condiciones laborales, situación de la competencia, estado del sector, impacto sobre la marca, reacciones de los clientes afectados, posibles duplicidades de oficinas, cargos, puestos, etc, etc, etc…

Todo fue un plan fraguado con mucho tiempo de antelación, y mucho antes del cierre de Thomas Cook.

5 Thomas Cook no cerró por 200 millones de libras

La versión oficial de esta historia es que la empresa se fue a pique después de que el gobierno británico decidiese rehusar la petición de una ayuda por importe de 200 millones de libras.

Esta misma cantidad, se la gastó a los pocos días en repatriar a todos los clientes afectados.

200 millones de libras no fueron en ningún momento ni la causa, ni la razón del cierre.

6 No hay falta de conectividad en las islas

El hueco que ha dejado Thomas Cook ha sido rápidamente ocupado por otras empresas como TUI, Jet2.com, Hays Travel, Alltours, Onthebeach,co.uk, entre muchas otras.

Si ha habido cancelaciones y una disminución en el número de visitantes, es porque estos están hasta las narices de que los timen, y de ver cómo muchos han tenido que escapar (literalmente) de sus hoteles mientras se les solicitaba que pagasen de nuevo el importe de sus viajes, ya abonados previamente a Thomas Cook.

Igual que ocurrió con el cierre de Primera, Niki, Monarch, o Air Berlin, las aerolíneas que siguen operando las mismas rutas que la desparecida, van fagotizando poco a poco sus slots.

7 Se da preferencia a los turistas extranjeros frente a los españoles

Las medidas aprobadas tanto por AENA, como por Turismo, están destinadas a seguir atrayendo a visitantes extranjeros hasta nuestro país, discriminando al turismo nacional.

Sigue siendo más barato para un ciudadano inglés, o alemán, viajar a las Islas Canarias, por ejemplo, que para uno español.

8 Las ayudas estatales no valen para nada

Aprobar un plan de ayudas de 500 millones de euros, destinados a volver a repetir un modelo que acaba de fallar, falló en el pasado, y volverá a fallar en el futuro, es ponerle una tirita al casco oxidado de un petrolero que se está hundiendo.

Si esa misma cantidad de dinero se invirtiese en revertir la situación, hacerse con el sector, modernizar y actualizar el modelo turístico, y no depender de un grupo de touroperadores extranjeros mayoritarios, otro gallo nos cantaría.

9 El negocio de Thomas Cook no aportaba nada

Una vez más: el modelo del paquete turístico con Todo Incluido es pan para hoy, y hambre para mañana.

Entendemos y respetamos que ese sea el tipo de negocio utilizado por otros países, que sólo pueden ofertar sol, playa, y cerveza barata, porque no tienen nada más, pero España dispone de una infinita riqueza cultural, geográfica, artística, culinaria, histórica y de infraestructuras, que debería obligarnos a valorar nuestra oferta y ponerla al nivel que merece, y no rebajarla a la altura de una macro discoteca para el resto de Europa.

10 No somos la primera industria turística del mundo

Puede que seamos el primer o segundo país más visitado del planeta, el mejor valorado por los turistas, y uno de los principales motores del sector a nivel mundial, pero todo eso no se traduce ni en riqueza, ni en prosperidad.

El sector en nuestra país está totalmente precarizado, con puestos de trabajo inestables y sueldos paupérrimos.

La masiva afluencia de turistas lowcost imposibilita el crecimiento de negocios locales, sube las rentas de los pisos, daña el medio ambiente, y no revierte en el resto de la población, que se ve obligada a sufrirlo con resignación.

Nuestra industria no depende de nosotros, sino de empresas extranjeras a las que pagamos para que nos manden a sus clientes.

No tenemos una aerolínea estatal, no tenemos un plan de prevención que evite problemas como los creados por Thomas Cook, no tenemos un plan de futuro, y no sabemos ni el rumbo que debemos tomar.

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