Ni las cancelaciones masivas, los retrasos constantes, el trato a los pasajeros y empleados, los movimientos bursátiles sospechosos, o la sarta de mentiras que estos días han salido de las bocas de los máximos responsables de la aerolínea irlandesa, han causado el menor daño a la misma.
Es más, para aquellos interesados en conocer el sorprendente dato, después de todos los escándalos que se han ido destapando en los últimos meses, Ryanair ha conseguido aumentar un 10% su número de pasajeros respecto al mismo período del año pasado. Esto es, no sólo no ha perdido clientes, sino que ha ganado todavía más.
No cabe duda que la postura que han adoptado los millones de usuarios de Ryanair respecto a los últimos acontecimientos dentro de la aerolínea es una auténtica panacea, envidia y sorpresa para el resto de la competencia, que totalmente ojiplática observa como haga lo que haga siempre acaba obteniendo el beneplácito de su numeroso público.
En Turama ya lo anunciamos hace meses, cuando se empezaron a producir las primeras oleadas de quejas masivas (sobre todo en el Reino Unido) en relación con las nuevas prácticas de la aerolínea, como la de separar intencionadamente a los pasajeros para cobrarles otro extra si quieren volar juntos. Ryanair sólo tenía que sacar unas pocas ofertas de vuelos baratos y enseguida recuperaría el favor de sus clientes.
Dicho y hecho: tras los últimos acontecimientos y a la vista de lo que le podía caer encima, la red se ha llenado de vuelos a poco más de 10€ y la inmensa mayoría de usuarios han hecho de tripas corazón, han obviado todo lo ocurrido y una vez más se han embarcado en los aviones irlandeses.
El juego de tronos
El mapa correspondiente a las compañías aéreas que están actualmente operando en Europa es bastante más complicado de explicar que un capítulo de la popular serie Juego de Tronos.
Para intentar resumir lo que está ocurriendo, podríamos afirmar que en los recorridos de corto y medio radio, que es lo que afecta exclusivamente a Ryanair a día de hoy, se han producido una serie inaudita de alianzas que van encaminadas a luchar contra la aerolínea irlandesa, la cual domina con una mayoría aplastante el sector.
Todas las compañías aéreas europeas miran de reojo a Ryanair porque saben que cuando esta decide dar otro golpe encima de la mesa y vuelve a bajar los precios, las demás tienen que apretarse el cinturón más que una familia numerosa a fin de mes.
Si Ryanair estornuda, las demás se acatarran, por lo que no son pocas aquellas que han ido enfermando y han acabado pereciendo en la batalla, como nuestra querida Monarch, la mítica AirBerlin, o incluso Alitalia.
Igual que rey Joffrey de la serie Juego de Tronos, Ryanair maneja su rodillo aplastante sin piedad y entre los vítores de todos sus acólitos va cortando las cabezas de aquellas que intentaron plantarle cara en algún momento.
Sólo EasyJet, que sería la Cersei Lannister en esta historia, se puede permitir el seguir dando batalla a la compañía irlandesa, y quizás es un futuro no muy lejano podría acabar llevándose el gato al agua.
Todas las aerolíneas temen a Ryanair, la cual opera con el límite más bajo de gastos generales, gracias a una filosofía empresarial basada en contratar lo mínimo, pagar lo mínimo y volar lo máximo, por lo que muchas otras compañías la evitan descaradamente, procurando no enfrentar sus tropas (esto es, sus aviones) contra las irlandesas.
La británica Jet2 también se permite cruzar espadas de vez en cuando con Ryanair, en una situación tan tensa que incluso pudo haber acabado en tragedia en una ocasión, cuando aviones de ambas empresas casi se rozan en al aire, como si de una justa medieval se tratase.
Por todo esto, Ryanair se permite actuar como el típico abusón de colegio que se rie de las desgracias de sus compañeros. Así lo hizo con el cierre de SpanAir, la metedura de pata de British Airways este año, o el lío que montó Vueling el Verano pasado.
Ahora que le tocó a ella ser el objetivo de las burlas de los demás, después del fiasco de las cancelaciones, muy pocas son las que se atrevieron a señalarla, a excepción de EasyJet que aprovechó la ocasión para lanzar ofertas en las rutas que acababa de cancelar su gran rival.
Movimientos sospechosos
Después de comprobar cómo sólo una inmensa minoría de los afectados por las cancelaciones de Ryanair procedían a presentar una reclamación contra la aerolínea, muchos afirmamos que la única consecuencia preocupante que tendrían esta serie de medidas eran las relacionadas con la caída en Bolsa de sus acciones.
Efectivamente, en apenas una semana Ryanair perdió millones de euros por esta causa, pero en aquel momento no teníamos en nuestras manos cierta información que sí podemos ofrecer hoy.
Michael O´Leary, CEO de Ryanair y segundo accionista de la aerolínea, vendía en Junio de este año cuatro millones de acciones de la misma, operación que no llamó demasiado la atención, puesto que es una práctica relativamente habitual entre aquellos directivos que poseen acciones de las empresas para las que trabajan, pero que sí sorprendió bastante, ya que no es algo que O´Leary haya hecho nunca antes en esas cifras.
De esta manera, el máximo responsable de Ryanair se había adelantado a la serie de problemas que surgieron durante el Verano y habría logrado colocar sus títulos justo en el momento oportuno y mientras se mantenían en sus cotizaciones más altas.
Pocas semanas después, las acciones de la compañía empezaban a tambalearse, hasta la debacle producida el mes pasado, donde se produjo una caída libre que no se había visto nunca antes en Ryanair.
Muchos ahora nos preguntamos si O´Leary ha hecho uso de información privilegiada y con ella se habría adelantado a los acontecimientos y conseguido unos importantes beneficios, lo cual, sinceramente, no nos sorprendería nada.
Queremos recordar en este punto que mientras Ryanair todavía se negaba a pasar la relación de los vuelos que había cancelado, continuaba vendiendo los mismos en su página web, supuestamente por un error informático.
Por otro lado, mientras se afirmaba en una rueda de prensa multitudinaria celebrada en Dublín que las cancelaciones de la aerolínea acabarían en el mes de Noviembre, Ryanair ya estaba comunicando a cientos de empleados que durante el Invierno no iban a tener trabajo, «invitándolos» a desplazarse a otras bases en centro Europa si querían seguir cobrando su nómina.
Sólo hace unos días confirmaron que los recortes llegarían, como mínimo, hasta Marzo del 2018.
Además, mientras se juraba y perjuraba que el problema no era la falta de pilotos, que se estaban «fugando» de manera masiva a otras aerolíneas, O´Leary mandaba mensajes a sus profesionales invitándolos a permanecer en la empresa a cambio de un pequeño plus que cobrarían a finales del año próximo, y al mismo tiempo se lanzaba a la busca y captura de nuevos pilotos en Brasil.
¿Tienen derecho a quejarse los pasajeros de Ryanair?
Hemos hablado tanto de este asunto dentro de Turama, que nos hemos planteado la posibilidad de celebrar un webinar con todos aquellos interesados en este tema, con el fin de intercambiar opiniones sobre el mismo en vivo y en directo.
Tal y como afirmaba el propio Michael O´Leary en una entrevista: «nuestra página de reservas está llena de pasajeros que juraron que nunca más volverían a volar con nosotros…».
La cuestión es que a día de hoy se siguen repitiendo incidencias importantes en los vuelos de la compañía irlandesa, acumulando retrasos muy exagerados que no tienen ningún tipo de explicación.
En casi todos los aeropuertos españoles en los que opera está acumulando cantidades ingentes de incidencias, como las que azotan al aeropuerto de Lavacolla, en Santiago de Compostela, en las que hasta 8 vuelos se ha visto afectados, uno de ellos con un retraso de más de 6 horas.
De los miles de pasajeros afectados hemos intentado averiguar cuántos habían presentado reclamaciones contra Ryanair por estos hechos, y la sorpresa que nos hemos llevado es que en el momento de escribir este artículo prácticamente ninguno había optado por esta opción, limitándose a trasladarnos sus quejas por el trato recibido algunos de ellos y también por las consecuencias de unas esperas tan exageradas.
Esto sólo parece indicar que pase lo pase, se cancelen o retrasen vuelos, se trate mejor o peor a los pasajeros, Ryanair ha conseguido un sistema de fidelización de clientes que creemos no debe de tener ninguna otra empresa en el planeta.
Da la impresión de que la mayoría de sus usuarios, a cambio de una tarifas económicas para poder volar, asumen de antemano que puede pasar cualquier cosa y cuando de hecho ocurre, se limitan a bajar la cabeza y someterse.
Es como si volviésemos al pasado, cuando se celebraban aquellos concursos sin sentido en los que había que comprar yogures o beber refrescos para obtener un regalo que venía indicado debajo de las tapas. En la mayoría de los casos lo único que encontrabas siempre era una frase que decía: «¡sigue jugando!», y te limitabas a eso, a seguir jugando.
Ryanair está tocada de alguna manera por los dioses. No sabemos qué tipo de pactos se pudieron haber hecho con estos, pero está claro que si cualquier otra aerolínea, de bajo coste o no, hiciese la mitad de tropelías de las que hace la compañía irlandesa, hoy estaría a dos metros bajo tierra dando malvas.
El día en el que los pasajeros descubran que también existen otras formas de volar que no conllevan pasar por el aro de Ryanair, no sabemos qué puede pasar. Hasta entonces, recomendaríamos a todos aquellos que tienen billetes comprados, que miren detrás de los mismos, no vaya a ser que se encuentren con la frase «¡sigue jugando!».