Después de escuchar las conversaciones entre la torre de control del aeropuerto de Katmandú, en Nepal, y el piloto del avión de la aerolínea US-Bangla, previas al accidente mortal sufrido el pasado 12 de Marzo y que costó la vida a 51 personas, no hemos podido hacer otra cosa que echarnos las manos a la cabeza sumidos en el más profundo asombro.
La falta de profesionalidad, tanto del piloto del avión como del controlador aéreo, es tan sumamente grave que de no haber víctimas mortales sólo se nos ocurriría hacer la comparación de lo sucedido con alguna de las películas de la saga «Aterriza como puedas», ya que ni a propósito es posible hacer las cosas peor de lo que se hicieron.
Esto nos hace pensar de nuevo sobre la cualificación profesional y aptitudes de determinados trabajadores del sector aéreo en diversos países, ya que son finalmente este tipo de incidencias las que acaban provocando accidentes de gravísimas consecuencias.
A continuación, vamos a hacer una transcripción comentada de lo sucedido el pasado Lunes.
El avión de US-Bangla, un De Havilland Dash 8-400, se encontraba realizando la aproximación al aeropuerto de Katmandú. Es necesario recordar que se requiere una instrucción y experiencia previa antes de operar vuelos a este lugar por parte de las tripulaciones de los aviones.
La conversación comienza cuando uno de los controladores del aeropuerto se dirige a la tripulación del avión, requiriendo una reducción en la velocidad.
La voz femenina corresponde a la primer oficial (copiloto), la cual confirma las instrucciones recibidas.
La copiloto colaciona correctamente las instrucciones recibidas.
Una nueva voz masculina desde torre contacta con el avión para confirmar si está realizando algún patrón de espera sobre el punto GURAS. La copiloto confirma que no se está realizando esa maniobra de espera (o «hold»), sino que están en aproximación.
La misma persona, después de oir la contestación de la copiloto indica: «Continúe aproximación». Aunque no hay en ese momento otras conversaciones con otros aviones, sería deseable que en ese punto el controlador acabase su frase indicando los datos del avión al cual se está dirigiendo.
La copiloto vuelve a colacionar correctamente la instrucción recibida.
La conversación se inicia de nuevo con la voz de la copiloto. Entendemos que hasta este punto ella es la encargada de las comunicaciones y el capitán está volando el avión.
Copiloto: Katmandú Torre, Bangla Star 211, en final pista 02.
Una voz femenina contesta esta vez desde la torre de control del aeropuerto y facilita los datos de viento. Finalmente, ordena seguir con la aproximación a la pista 02, instrucción que de nuevo es colacionada por la copiloto de esta manera: «Continuar aproximación Bangla Star 211». Se supone que se continúa la aproximación a la pista 02, aunque no hubiese estado mal que la copiloto incluyese el número de pista en su contestación.
Rompe de nuevo el silencio la voz femenina de la torre de control para facilitar datos de viento y autorizar el aterrizaje en la pista 02. De nuevo, la copiloto se limita a colacionar «autorizados para aterrizaje, Bangla Star 211». Volvemos a echar en falta la inclusión en la contestación del número de pista sobre el que se ha transmitido la autorización de aterrizaje.
En un pequeño intervalo de tiempo de silencio se desconoce qué tipo de maniobra realiza el avión que llama la atención de la controladora del aeropuerto de Katmandú, por lo que esta se pone en contacto con el avión recordándole que había sido autorizado a aterrizar en la pista 02.
Aunque en principio vuelve a contestar la copiloto del avión, rápidamente pasa a hablar el capitán, por lo que suponemos que este deja el aparato en manos de la primer oficial, ya que carece de sentido volar el avión y llevar las comunicaciones al mismo tiempo.
La controladora afirma: «Van en dirección a la pista 20» (se les había autorizado aterrizar en la 02).
En ese momento se pisa la contestación del piloto de US-Bangla, al intervenir otro aparato que también se disponía a aterrizar en la pista 02.
Una nueva voz masculina desde la torre autoriza el aterrizaje en la pista 20, lo que inicia el enorme lío de autorizaciones y pistas que se va a producir a continuación. Damos por hecho (aunque eso es asumir más de la cuenta visto lo sucedido) que se confirma que el avión está en posición para aterrizar en la pista 20 y no en la 02.
El capitán contesta con un lacónico: «Autorizados a aterrizar». Ante la confusión y el lío no indica el número de pista sobre la que ha recibido la autorización.
Cuando parece que ya está todo claro y el avión va a tomar tierra sobre la pista 20, otra nueva voz masculina interpela al piloto del avión para que indique cuáles son sus intenciones (después de haberle sido transmitida autorización para aterrizar y de haber colacionado la misma).
El capitán de la aeronave vuelve a darle otra vuelta a la tortilla y contesta: «nos gustaría aterrizar en la 02». Esto ya nos hace sospechar sobre el tremendo lío y la preocupante falta de planificación de la maniobra que se había realizado a bordo del avión de US-Bangla, que vuelve de nuevo al principio solicitando autorización para tomar tierra en la pista 02.
El controlador pregunta al piloto si está en condiciones de vuelo visuales y este confirma que sí.
De nuevo, se pasan instrucciones para que el avión entre al circuito de la pista 20, no 02, por la derecha y a sotavento, o viento en cola. El piloto, incapaz de repetir las instrucciones, simplemente contesta: «Copiado…».
El mismo controlador, inmediatamente después, corrige el error e indica realizar la misma maniobra pero esta vez para la pista 02, al mismo tiempo que autoriza el aterrizaje en dicha pista al segundo avión que había llegado hace pocos minutos.
Se solicita al piloto de US-Bangla confirme si tiene a la vista el tráfico que ha sido autorizado a aterrizar en la pista 02. En vez de esto, el piloto del avión, con una voz que nos hace dudar de que realmente se estuviese enterando de algo de lo que le estaban diciendo, no contesta a la pregunta y se limita a responder: «realizaremos aproximación a la 02».
Para liar un poco más la cosa, por si ya estuviese poco liada, el controlador pregunta al piloto si se dirige a la pista 20. Inexplicablemente, el piloto contesta: «afirmativo…». En este punto, perdemos ya totalmente cualquier esperanza de entener qué está pasando.
Subiendo todavía un poco más el nivel de anti profesionalismo observado en este asunto, el controlador de Katmandú se dirige de nuevo al piloto con una instrucción tan absurda como «acceda derecha izquierda…» de la pista 02, que viene siendo lo mismo que decir «suba baje» o «frene acelere». De nuevo, advierte al piloto de US-Bangla de la presencia del tráfico que está a punto de tomar tierra en la pista 02.
El piloto del avión siniestrado se limita a indicar: «copiado, señor…».
El segundo avión solicita autorización para aterrizar en la 02 y se le concede la misma. El controlador aprovecha para avisar de nuevo al piloto de US-Bangla que no proceda a la pista…20 !!!!! y realice un patrón de espera. Imposible entender qué está pasando.
En ese preciso momento, observamos una enorme dificultad en la forma de hablar del piloto de US-Bangla. No podemos decir claramente lo que nos parece, pero cualquiera que la escuche estará de acuerdo con nosotros si afirmamos que tiene toda la pinta de no estar en las mejores condiciones para volar.
El piloto informa que orbitarán a la derecha de la pista 02.
El controlador aprueba la espera pero repite de nuevo que no aterricen, ya que el tráfico anterior está en la posición de corta final para la pista 02.
El piloto responde, una vez más: «roger, copiado».
Una vez el tráfico anterior aterriza, el controlador contacta de nuevo con el avión de US-Bangla e informa que la pista está libre, tanto la cabecera 02 como la 20. Pregunta al piloto si necesita vectores.
El piloto contesta que sí necesita vectores y que le gustaría aterrizar en la 20.
El controlador autoriza la toma en la pista 20 y facilita datos de viento.
Después de unos segundos, el controlador pregunta al piloto de US-Bangla si puede ver la pista. El piloto contesta que no.
Parece por unos segundos que el controlador va a pasar instrucciones al avión, pero de nuevo vuelve a preguntar al piloto si puede ver la pista. Sorpresivamente, esta vez el piloto dice que sí y solicita permiso para aterrizar. En este punto, aunque ninguno de ellos especifica la pista sobre la que están hablando, entendemos que se trata de la 20, dado que fue esta la que se solicitó a torre para tomar tierra y fue autorizada.
Sin embargo, el piloto una vez recibe de nuevo la autorización para aterrizar, indica: «autorizados a aterrizar en 02», cuando él mismo había solicitado permiso para hacerlo sobre la pista 20 y ya había recibido dicha autorización.
El controlador parece hacer caso omiso a todo y autoriza de nuevo a tomar tierra sobre la pista 02, que es la que ha indicado el piloto en la última conversación.
Para rematar el lío de despropósitos, después de unos segundos de silencio el piloto vuelve a interpelar a la torre de esta manera: «para asegurarnos, ¿estamos autorizados a aterrizar?».
Una nueva voz masculina desde la torre contesta a esta pregunta: «Bangla Star 211, …, de nuevo…, gire…». En este punto se pierde el hilo de la conservación y el avión de US-Bangla se estrella a la derecha de la pista 02 y prácticamente a la mitad de distancia de ambas cabeceras.
Por mucho que le hemos dado vueltas a esta conversación, no hemos podido averiguar qué estaba haciendo el avión de US-Bangla, dónde quería aterrizar y qué tipo de maniobra tenía planificada.
El segundo tráfico que entró después que el avión de US-Bangla, accedió a la pista 02 y aterrizó en ella sin ningín tipo de problema. Sin embargo, el avión siniestrado fue incapaz de organizarse debidamente y manifestar sus intenciones a unos controladores que, la verdad, en nuestra opinión lo único que han hecho es aumentar la confusión que ya de por sí tenían los pilotos del avión.
Esperamos que aquellos que están estudiando este accidente, con la ayuda de las cajas negras puedan recontruir qué ha pasado, porque desde luego nosotros somos totalmente incapaces de encontrar un mero destello de coherencia a lo ocurrido, que por cierto acabó con la vida de más de medio centenar de personas.
Os dejamos un enlace para escuchar la conversación que acabamos de comentar: conversación US-Bangla y torre Katmandú.