CÓMO ACABAR CON EL TURISMO EN BALEARES

La respuesta a la pregunta retórica que se plantea como título de este artículo es realmente sencilla: sólo es necesario poner al frente de la Consejería de Turismo a alguien que carezca de la más mínima idea de cómo funciona la actividad en este sector clave.

Y dicho y hecho, en Baleares, después de todo lo que ha llovido en la Consejería de Turismo, acaban de nombrar a Bel Busquets como la máxima responsable de este organismo, cuyo cometido es regular la principal fuente de ingresos de las Islas. Filóloga y profesora de catalán y, sin duda, una política que ha sabido rentabilizar como nadie sus estudios.

Por si no llegaba con la obligada reciente dimisión del Director de la Agencia de Turismo, por contratar al jefe de campaña del partido nacionalista que co-gobierna en la Comunidad, la de la Directora General de Turismo, por mostrar un especial afecto al empresario turístico Bartolomé Cursach, encarcelado por supuestos delitos de chantajes y sobornos, y la todavía más reciente marcha obligada del consejero Biel Barceló, después de aceptar un viaje al Caribe pagado por Globalia, ahora aparece en escena la nueva «joya», llevando la contraria a todos los empresarios que han dedicado más de la mitad de sus vidas a ejercer la profesión en las Islas.

Cuanto todavía resuenan los bufidos de los hosteleros tras aprobarse la aplicación de una «eco tasa», que pronto verá duplicado su importe diario, cuyo fin a día de hoy se desconoce, ya que no sabemos si es una medida coercitiva para alejar a los turistas de las Islas, o simplemente recaudatoria, para seguir forrándose a costa del visitante nacional y extranjero, la señora Busquets se toma a cachondeo las previsiones de los hosteleros de cara al 2018, año en el que se podía perder más de un millón de turistas.

Busquets acaba de declarar que este tipo de afirmaciones forman parte del «juego» natural de los hosteleros para conseguir negociar unos precios a la baja, y así de ancha se ha quedado.

Quizás esta persona desconozca, o no se quiera dar por aludida, unos cuantos factores clave que creemos tiene un poco tergiversados.

Egitpo, Túnez y Turquía

Estos 3 países sufrieron una caída muy importante de visitantes en los dos últimos años, propiciada por un ambiente de inestabilidad política y varios atentados de carácter grave que mermaron la confianza de los extranjeros.

Gracias al aumento de la estabilidad y ausencia de ataques durante los últimos meses, han vuelto a crecer a un ritmo muy importante, acercándose de nuevo a los puestos de privilegio que ostentaban no hace mucho en los ranking de preferencias de los viajeros europeos, principalmente.

Esto unido a la enorme bajada de precios que ahora mismo están vigentes, con el fin de volver a atraer a nuevos visistantes, ha conseguido de nuevo aupar a los 3 destinos dentro de los preferidos en Alemania y el Reino Unido, clientes por excelencia del turismo en las Islas Baleares.

Se espera que durante el 2018, si no se producen nuevos hechos violentos, no sólo alcancen el nivel que tenían hace unos 3 ó 4 años, cuando tanto el viaje a estos países como el alojamiento era relativamente caro, sino que superen con creces dichos registros.

Esto significa competencia directa para las Islas Baleares: buenos hoteles a muy buen precio y billetes de avión en un mínimo histórico.

La eco tasa

Tal y como decíamos al principio, se supone que la aplicación de este nuevo impuesto tiene el objetivo de segmentar el tipo de turismo que alberga las islas actualmente, principalmente de sol, playa y ambiente nocturno.

Desgraciadamente, algunos parecen no querer enterarse que quien trae el turismo de borrachera y alpargata a las Islas son las compañías aéreas low cost, como RyanAir o EasyJet, que están a su vez fuertemente subvencionadas por muchos gobiernos locales.

De esta manera, nos gustaría que alguien nos explicase cómo se va a intentar revertir la situación, si por un lado los aviones siguen llegando llenos de turistas de paupérrima calidad, que vuelan por unos pocos euros, pero por otro se grava cada día de estancia en la Comunidad.

Es totalmente ridículo intentar vender la idea de que cobrando un impuesto por pernoctar en la isla, incluídos los cruceristas que llegan todos los días, se van a limpiar las calles de Mallorca o Ibiza de despedidas de soltero y post adolescentes vomitando por los suelos.

El gobierno local alude a que es lo mismo que se hace en ciudades como Roma o Bruselas, pero no mencionan que ambas capitales albergan otro tipo de turista totalmente distinto, ya que, no nos engañemos, cuando alguien tiene planteado pasarse 3 días de cachondeo continuo no piensa precisamente ni en Roma ni, muchísimo menos, en Bruselas.

Si el problema son los escándalos nocturnos y diurnos que provocan los chonis británicos y alemanes, la solución es mucho más fácil: deja de subvencionar a las aerolíneas de bajo coste y oblígalas a pagar más por volar a las Islas. De esta forma, no les quedaría más remedio que tener que subir el precio de sus billetes, a los que sólo tendrían acceso un tipo de viajeros con mayor nivel adquisitivo.

Mientras se pueda volar desde Londres, Manchester, Berlín o Múnich a las Islas Baleares por menos de 50 euros, este problema persistirá eternamente, por mucha eco tasa que se saquen de la manga.

El cambio radical

Por último, nos gustaría añadir que, como todo el mundo sabe, excepto los resonsables actuales de turismo en las Islas Baleares, lo que atrae a los visitantes a la Comunidad son precisamente sus playas, su ambiente, sus paisajes y su buen tiempo, entre muchos otros atractivos.

Intentar cambiar de un día para otro la imagen de las Islas, queriendo conseguir que un agente de turismo del norte de Manchester venda Ibiza como destino eminentemente cultural, es un pelín descabellado y falto de realismo.

Por mucho que se quiera sustituir la figura del guiri con el cuerpo requemado por el sol, paseando en bañador por el centro de las principales ciudades, por la de familias bien vestidas dispuestas a visitar todos los museos de la zona, los milagros no existen, al menos en el sector hostelero.

El público general no viaja a Escocia por sus playas, ni a Londres a tomar el sol, ni a Nueva York por su gastronomía, ni a Paris por sus bajos precios.

El discurso general que habla de un turismo sostenible, de calidad, con un alto nivel adquisitivo, y que se mueve principalmente por intereses culturales, es el lema general de cualquier ciudad o país del planeta, pero esto no se consigue a base de machacar a los profesionales locales a tasas, impuestos, y planes de crecimiento abandonados en los cajones de la Consejería de Turismo.

Baleares ha roto este año, de nuevo, su propio récord de visitantes, y esto a pesar de todos los problemas que se ponen desde la Administración. Es precisamente gracias al sector privado, compuesto por auténticos profesionales que año tras año saben cómo reinventarse y cómo seguir atrayendo a los millones de turistas que acuden a las Islas, por lo que a día de hoy todavía se puede hablar de una industria que genera riqueza y puestos de trabajo.

Si los iluminados que rigen ahora los designios turísticos de las Islas Baleares quieren empezar a eliminar visitantes no deseados, lo mejor sería que apuntasen a aerolíneas como las mencionadas anteriormente, que ingresan sus beneficios en múltiples paraísos fiscales mientras proporcionan puestos de trabajo de la peor calidad a sus empleados, y que dejasen trabajar tranquilos a los empresarios locales, que pagan sus impuestos in situ.

Veremos cuánto queda para ser testigos del nuevo despropósito de estos políticos que lo saben todo sobre todo, pero principalmente inventarse nuevos impuestos y ahuyentar la inversión y el crecimiento.

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