Tú sabes perfectamente cómo fueron las mejores vacaciones de tu vida, porque recuerdas con total claridad aquellos días que pasaste en (…).
Sobre esos puntos suspensivos deberías de colocar el nombre del lugar que recuerdas con especial cariño, o del viaje del que nunca te olvidarás y con el que todavía se te escapa una sonrisa cada vez que hablas sobre el.
Sin ser especialmente clarividentes, nos atrevemos a afirmar que las causas por las cuales aquella experiencia de viaje te marcó para siempre, se podrían resumir en dos:
La primera podría corresponder al destino. Quizás llegaste a un lugar en el que no contabas con que te lo ibas a pasar tan bien, o sobre el que tenías unas expectativas demasiado bajas, que acabaron siendo superadas con creces.
La segunda podría estar relacionada con la compañía con la que viajaste. A lo mejor se trataba del amor de tu vida, de una persona muy especial, o quizás del grupo de amigos con los que te llevabas mejor.
En estos últimos casos, lo cierto es que tanto el viaje como el destino suele dar bastante igual. Si estás con la persona con la que quieres estar, puede comenzar una guerra fuera de tu habitación, que a ti seguro que te importará bastante poco.
En cuanto a temas de amores y amistades, poco podemos ayudarte desde Turama, pero en lo que respecta a lo demás, seguro que te damos algún consejo que te ayude a superar tu listón particular, y volver a disfrutar de las vacaciones de tu vida.
Filtrar
El primer consejo que te vamos a dar es el más complicado de todos, pero con toda seguridad el más efectivo.
Si aprendes a filtrar, te podemos confirmar que un 70% del objetivo estará ya cumplido.
En fechas previas a vacaciones, festivos y determinados días señalados, como por ejemplo las Navidades, habrás visto la enorme cantidad de publicidad y anuncios que se hacen para llamar la atención de posibles viajeros.
En términos de ventas turísticas, sólo está permitido hablar de «Ofertas». Las grandes marcas cuando quieren promocionar algún destino, lo hacen siempre con la palabra «oferta» por delante, aún en el caso de que en términos económicos no se trate de ninguna ganga.
El problema es que el consumidor se ha acostumbrado a esto, y no pone su atención en prácticamente nada que no lleve la «oferta» por delante.
Puedes poner el cartelito correspondiente indicando «Crucero 3.000 euros» y muy pocos serán los que se fijen o se molesten en intentar averiguar si se trata de verdad de un buen precio. Cambia el cartel a «Oferta Crucero 3.000 euros» y recibirás 30 llamadas en una sola mañana interesándose por el mismo.
Esta es la regla básica del marketing en este sector, que como habrás comprobado lo único que consigue al final es colapsar al consumidor con información que normalmente está sesgada, cuando no es totalmente falsa.
En este caso, tienes que aplicar tus propios filtros, sí o sí. No te dejes distraer con cantos de sirena, porque las sirenas, desgraciadamente, no existen, y la mayor parte de las «ofertas» que te están vendiendo, tampoco.
Sé sincero contigo mismo. Tú sabes cuál es tu presupuesto y tus necesidades, sabes lo que te gusta y lo que no te gusta. Sólo con que pases ese rasero cada vez que alguien te intente vender su «oferta», habrás dado el primer paso hacia volver a disfrutar de las vacaciones de tu vida.
Destino
La consecuencia de no aplicar el punto anterior cuando organizas tus vacaciones, es acabar viajando a «ofertas» y no a destinos.
Si eres un urbanita, te gustan las grandes ciudades, los museos, los cines y teatros, ¿qué haces tirado en una playa de Cancún?…«es que estaba de oferta…».
Te vamos a contar un gran secreto: las ofertas no nacen, se hacen.
En vez de buscar precios, busca un destino al que desees viajar, algún lugar que de verdad te llame la atención y con el que hayas soñado en más de una ocasión. Una vez que lo tengas elegido, ha llegado el momento de ponerse a trabajar en serio, con profesionales de verdad, de carne y hueso, gente que ha estado ya allí y puede ayudarte a construir tu viaje.
Hay dos conceptos que tienes que tener muy claros: el primero es poder desplazarte al sitio al que de verdad quieres ir, y además conseguir un buen precio. El segundo es que te manden a un sitio al que otros están interesados en que vayas.
A lo primero se llama Viajar, y a lo segundo «que te viajen». No es lo mismo.
Tiempo
¿Alguna vez te has parado en pensar el porqué tu empresa te paga una cantidad de dinero todos los meses?.
Pues no es por tu cara bonita (salvo que seas modelo), ni porque no pueden vivir sin tu presencia. Te pagan porque estás obligado a pasar un número de horas realizando un trabajo, o lo que es lo mismo, te están pagando por tu tiempo.
Podrías estar durmiendo en la cama, o jugando con la consola, pero estás sentado en una mesa, o detrás de una barra, o a los mandos de un avión, o en una fábrica. ¿Y esto qué quiere decir? pues esto significa que tu tiempo tiene valor; tu tiempo vale dinero.
Acuérdate siempre de esto cada vez que estés pensando en un viaje, o cuando alguien te ofrezca alguno.
Sácate de la cabeza esas falsas filosofías que te invitan a pasar por 3 aeropuertos antes de llegar a destino «porque es más barato», o que te llevan a acabar en hoteles que están a 10 km del sitio en el que realmente quieres estar «porque te ahorras un dinero».
Valora tu tiempo, valora el tiempo que te va a llevar llegar a dónde quieras ir, valora el tiempo necesario para ir desde tu hotel hasta ese lugar.
Si tú mismo no sabes, o no quieres, valorar lo que cuesta tu propio tiempo, no esperes que nadie lo vaya a hacer por ti. Si al final una de tus 3 conexiones aéreas falla, o te has tirado dos horas todos los días en el metro, no culpes a la aerolínea, ni a la agencia de viajes, ni a la mala suerte. La culpa es tuya.
Comodidad no es felicidad
Sabemos que te gusta «La Guerra de las Galaxias», o «True Detective», o «Juego de Tronos», pero cada vez que vas al cine, o sigues una serie, ¿Vas a ver siempre la misma película?.
Si eres una persona medianamente normal, tu respuesta habrá sido un no rotundo.
Y esto es así porque sabes que hay mil historias, mil personajes, mil ficciones que podrían llegar a interesarte tanto, o más, que tus películas y/o series favoritas.
Entonces, ¿por qué viajas siempre al mismo sitio, o a la misma zona, o al mismo tipo de destino?. Pues seguramente porque ya lo conozcas, te sientas cómodo en el y no te asuste regresar las veces que hagan falta.
En otros casos, se trata de un enorme ramillete de prejuicios que nos vamos formando a lo largo de los años: Africa es peligrosa, Japón es aburrido, los norteamericanos son poco amables, los alemanes son cuadrados…
Si aspiras a volver a disfrutar de las vacaciones de tu vida, quítate todo esto de la cabeza ya.
Entendemos que si tienes más de 70 años y viajas todos los años a Benidorm, por ejemplo, es porque sabes a qué hora hay que levantarse para plantar la sombrilla en primera línea de playa, y cuándo es el mejor momento para ir a comer al chiringuito.
Pero si ese no es tu caso, y de verdad quieres disfrutar de tu próximo viaje, abandona la comodidad de lo conocido y busca nuevas experiencias.
Sí, el viajero al final es como un niño que conoce y ve por primera vez algo. Si pierdes esa capacidad de ilusionarte, mejor quédate en casa.
No te mates
Por último, y relacionado con el punto anterior, acomodarte acaba aburriéndote, pero eso no quiere decir que no puedas viajar cómodamente. Ambos, son términos totalmente distintos.
En el polo opuesto están aquellos que quieren disfrutar tanto, tanto, tanto, de sus viajes, que están años preparándolos cuidadosamente. Se leen todos los blogs que hablan sobre su destino, compran varias guías de viaje, buscan los programas de la tele que tratan sobre ellos, preguntan en las redes sociales…
El trabajo que hacen es tan sumamente duro y complicado, que al final pueden correr dos riesgos:
El primero es que lleguen a su destino y hayan visto tantas fotos de el, tantos programas, tantos libros, tantos vídeos, que hayan eliminado por completo el factor sorpresa, con la consiguiente desilusión.
El segundo es que finalmente lleguen a la conclusión de que tanta espera y esfuerzo no haya valido la pena, y regresen a casa desencantados y con la sensación de haber perdido tiempo y dinero.
Otra de las filosofías que hace mucho daño es la que dice que para disfrutar realmente de un viaje, tienes que hacerlo en solitario y por tu cuenta. Mentira.
Esto va unido a esa falsa creencia de que con las agencias de viaje todo es más caro, un lema que llevan por bandera todos aquellos que no tienen la más remota idea de viajar.
Cuando tienes dudas, cuando vas a un lugar por primera vez, y más en determinados países especialmente «sensibles», echar mano de un tour guiado, de un itinerario organizado, de profesionales, puede ser la diferencia entre aprovechar el tiempo y el dinero, y acabar teniendo una buena experiencia, o andar dando vueltas como un pollo sin cabeza con una guía en la mano.
La inmensa mayoría de los problemas que vemos que los viajeros tienen en sus destinos, derivan del desconocimiento de los mismos, o por el contrario, de información errónea que se ha encontrado en las redes.
Nosotros mismos, cuando tenemos que viajar en ocasiones a lugares que no conocemos, y no tenemos mucho tiempo para preparar todo, vamos de la mano de nuestros receptivos, dentro de tours y viajes organizados, y no sólo no hay nada de malo en ello, sino que muchas veces gracias a eso vemos y descubrimos cosas o lugares que de otra manera nos habrían pasado inadvertidos.
Acuérdate: filtra la información, no es oro todo lo que reluce, esto es un negocio y nadie regala nada. Una cosa es viajar, y otra que te viajen. Viaja a destinos, y no a ofertas. Valora tu tiempo y no te olvides de contar siempre con la ayuda de profesionales.