Los enormes cambios que está registrando el sector aéreo han contribuido a incrementar de manera notable los niveles de fatiga y estrés de todos los profesionales que lo componen, siendo los controladores aéreos uno de los gremios más perjudicados.
Eurocontrol trabaja desde hace años sobre diversos estudios relacionados con el cansancio y tensión que implica el control del espacio aéreo, y ha identificado recientemente nuevas amenazas para la salud de los controladores, íntimamente relacionadas con la crisis provocada por la Covid19.
En general, cualquier trabajo que se realice a través de un sistema de turnos acaba afectando al ritmo circadiano, lo que se traduce en problemas para completar un ciclo completo de sueño y en un aumento del nivel de estrés.
De acuerdo con los resultados de un trabajo publicado por la Universidad de Harvard, que lleva la firma de la Doctora en Psicología Clínica Heidi Lammers-van der Holst, estos tres factores perjudican al sistema inmune comprometiendo su correcto funcionamiento, lo que podría mermar la capacidad de los controladores aéreos para luchar contra distintos tipos de enfermedades infecciosas.
Incluso en una etapa en la que el número de operaciones se ha reducido de manera drástica en todos los aeropuertos del mundo, han surgido nuevas variables a tener en cuenta que están afectando en este mismo momento a los controladores aéreos.
La crisis provocada por la pandemia se caracteriza esencialmente por crear incertidumbre entre la población, generando cambios bruscos en los hábitos de vida y restricciones sanitarias que al mismo tiempo no permiten realizar todas aquellas actividades que reducían los niveles de estrés.
En un nivel más específico, la pandemia afecta a los controladores aéreos en 4 campos diferentes.
Menos operaciones
La reducción en la cifra de operaciones que se están registrando en los aeropuertos no sólo no disminuye los niveles de cansancio y estrés de los controladores aéreos, sino que por el contrario aumenta los mismos.
Por un lado, el descenso en el tráfico de aeronaves ha derivado en muchos casos en un recorte sustancial y directamente proporcional en el número de controladores.
Aquellos que se han tenido que quedar en sus domicilios están experimentado efectos muy similares a los que padecen otros trabajadores que han perdido su empleo, mientras que los que se han incorporado a sus puestos desarrollan su labor con mayor preocupación, al verse más solos y no poder apoyarse en otros compañeros.
Nuevas medidas
Los nuevos protocolos y medidas sanitarias implementadas para garantizar la salud de los controladores en sus puestos de trabajo, provocan un alargamiento de buena parte de los procedimientos diarios habituales, lo que en determinados casos acaba en jordanas laborales más largas y con un mayor nivel de tensión.
Vida personal
Igual que al resto de ciudadanos, la pandemia está perjudicando de manera grave el desarrollo normal de diversos aspectos de la vida privada de los controladores, lo que afecta tanto a su estado físico como mental, factores ambos cruciales para el correcto desempeño de su profesión.
Cambios operacionales
Como resultado de las restricciones impuestas a nivel nacional e internacional, ha sido necesario implementar cambios muy significativos en diversos procedimientos operacionales, cuya puesta en marcha por lo novedoso de la situación puede también provocar un aumento del nivel de estrés de los controladores.
Las cuarentenas, confinamientos, toques de queda, y otro tipo de medidas similares que reducen la actividad física y social de los ciudadanos, así como su interacción, afectan también a los ritmos circadianos, traspasando la mayor parte de la actividad mental y cerebral a las últimas horas del día, provocando efectos muy parecidos a los de un jet lag durante el resto de la jornada (Castaldo et al 2020).
La situación sanitaria actual ha reducido también las horas dedicadas a la práctica de deporte, una actividad que se recomienda especialmente para todos aquellos profesionales expuestos a un mayor nivel de estrés laboral, lo cual afecta a la calidad del descanso y al número de horas de sueño reparador efectivo.
La población en general ha empeorado sus hábitos de vida durante esta pandemia, detectándose un incremento en el consumo de comida basura y de bebidas alcohólicas, lo que está contribuyendo a la implantación paulatina de un modo de vida menos saludable.
Los controladores aéreos ganan pericia y experiencia a través de la repetición de procedimientos operacionales estándar, los cuales ya no están garantizados debido a la irrupción de la Covid19. Situaciones que se consideraban fuera de lo habitual antes de la era pre-pandemia, ahora necesitan ser consideradas normales, con las consecuencias que ello implica a nivel mental.
Igual que en muchos otros campos profesionales, los controladores se enfrentan en la actualidad a una situación inédita, sobre la que no hay precedentes ni entrenamientos específicos de ningún tipo, lo que establece que en determinados momentos sea necesario improvisar sobre la marcha, un factor negativo que se suma a la complejidad de decisiones críticas que tienen que ser tomadas en muchos casos.
Por supuesto, la volatilidad actual del sector, con millones de profesionales despedidos de sus puestos de trabajo en apenas unos pocos meses, la crisis económica a nivel mundial que afecta a las compañías aéreas, y la reducción de salario que se ha impuesto a muchos empleados, son también factores estresantes que entran directamente en conflicto con las directrices expuestas en la regulación europea 2017/373, que atañe a los requisitos comunes que deben cumplir los proveedores de servicios de gestión de tránsito aéreo.