Por razones personales y también profesionales, hemos decidido indagar sobre las posibilidades que tenemos de volver a estar operativos en un futuro próximo, para lo cual solicitamos la ayuda y consejo de varios profesionales sanitarios.
Para poder conocer qué nos puede esperar en los próximos meses, pedimos que se nos dirigiese a posts y trabajos de especialistas en la materia, que no estuviesen supeditados a ningún partido político, con el fin de evitar opiniones interesadas y poco fiables.
Por lo que hemos observado, la respuesta a nuestras dudas ya figura en la red desde hace algún tiempo, en forma de múltiples artículos publicados por la Universidad de Harvard (Dr. Marc Lipsitch), el Center for Disease Control and Prevention (Dr. Dowell), o Plos Biology (Dr. Shaman).
Para ser sinceros, toda esta información es excesivamente técnica como para ser entendida y asimilada por personas no relacionadas con el ámbito sanitario, por lo que intentaremos resumiros las conclusiones de la misma manera a cómo nos las han explicado y resumido a nosotros.
El futuro
Tal y como se ha comentado desde diversos medios, es probable que con el aumento paulatino de la temperatura, y la llegada del Verano, se produzca un índice inferior de contagios del SARS-CoV-2.
Hay un buen número de especialistas que concuerdan en ello, prediciendo el comportamiento del nuevo virus a través de una asimilación con el de otros coronavirus ya conocidos, como el OC43, HKU1, 229E, o el NL63.
Sin embargo, los mismos expertos también avisan de que se trata de meras especulaciones, dado que a día de hoy todavía hay muchas dudas no sólo en cuanto al patógeno en sí, sino también a la relación que pueda existir entre factores atmosféricos, como el índice de humedad, y el de contagios.
De esta manera, se recuerda lo ocurrido en Toronto durante la crisis provocada por el SARS, y cómo después de unos primeros meses nefastos, la curva de afectados se redujo de manera muy notable con la llegada del buen tiempo.
Este hecho provocó una relajación de todas las medidas de prevención que se habían tomado en un principio, lo que finalmente se tradujo en una segunda ola todavía más virulenta que la primera.
Tomando este ejemplo como un posible escenario en el que nos podríamos encontrar próximamente, y de hacer las cosas intentando evitar el cometer los mismos errores, aún en el caso de conseguir disminuir las estadísticas actuales, tenemos que tener muy asimilado que «el bicho» va a seguir entre nosotros, y aprovechará el momento en el que nos relajemos para volver a atacarnos.
Así, no es posible descartar que necesitemos mantener operativas muchas de las medidas de prevención implementadas a día de hoy, por lo menos hasta lo que queda de año.
Los apestados
Si tomamos como base los cálculos realizados por diversas compañías aéreas, que han decidido dejar toda su flota de aviones en tierra hasta que mejoren las condiciones sanitarias, durante el mes de Junio muchas de ellas cuentan con volver a estar operativas de nuevo.
Lo más probable es que la gran mayoría comiencen recuperando apenas un pequeño porcentaje de operaciones, el cual se irá incrementando a medida que pase el tiempo.
De todas maneras, el hecho de que Ryanair, EasyJet, o Wizz Air reanuden su actividad, no significa necesariamente que nosotros podamos volver a realizar vuelos internacionales durante ese mes.
Tal y como hemos visto muy recientemente, pertenecemos a una Unión Europea especialmente insolidaria y que nos ha señalado con el dedo, al igual que se ha hecho con Italia, culpándonos de la propagación de la nueva enfermedad.
Por esta razón, el que nosotros podamos volver a viajar de nuevo, no es sólo una decisión interna de nuestro ejecutivo, sino que también dependerá de las restricciones que nos impongan desde otros países.
Recordemos que a día de hoy se ha prohibido el acceso de turistas provenientes de España en un importante número de destinos, por lo que tendremos que esperar a que dichas limitaciones también desaparezcan, si queremos desplazarnos a ellos.
El dinero
Ni que decir tiene que otro factor esencial va a ser la capacidad económica residual de la población, tras afrontar una crisis tan profunda e inesperada como la causada por el Covid-19.
En este momento, en la inmensa mayoría de sectores se han producido daños económicos muy importantes, que desgraciadamente están llevando a un cierre masivo de empresas, y a una oleada de despidos inédita en nuestro país.
La crisis económica es la segunda parte de la crisis sanitaria, y parece evidente que cuando no se dispone de dinero, tampoco es posible asumir gastos derivados de actividades que no se consideran una primera necesidad, como el turismo.
Quien se haya quedado sin trabajo, o se encuentre en apuros laborales similares, probablemente decida aplazar sus viajes hasta que mejore su situación económica.
El tiempo
Este es otro de los factores con los que parece que nadie está contando a priori.
Para poder viajar, es necesario disponer de tiempo libre, o un periodo de vacaciones que se ajuste a los días del itinerario que se desee realizar.
Ahora sabemos que es muy probable que el calendario escolar se alargue durante el Verano, por lo que muchas familias no podrán disponer de los días que habían seleccionado antes del estallido de la crisis.
Por otro lado, los trabajadores y resto de empleados, en muchos casos también van a tener que devolver a sus empresas las horas que han dejado de contabilizar durante las semanas de confinamiento, tal y como explicaba el Presidente del Gobierno en su última rueda de prensa.
Viajar a finales de año
Por estas razones, y teniendo siempre en cuenta que desde que comenzó este problema los factores cambian casi a diario, y con ello las repercusiones del mismo, nos inclinamos más a pensar en una recuperación turística hacia finales de año, esto es, desde Septiembre hasta Diciembre.
Si las cosas van realmente bien, y en este momento no tenemos ninguna razón que nos permita pensar en ello, podríamos empezar a ver algunos resultados a partir del mes de Junio, pero para nosotros este es el escenario menos previsible tal y como está todo ahora mismo.
Como decimos, esto no sólo va a depender de nosotros, sino también de las posibles restricciones que nos impongan desde el extranjero, de la magnitud de la crisis económica que se avecina, y del tiempo efectivo de descanso del que podamos disfrutar finalmente.
Por otro lado, debemos de pensar también que aunque Europa se encuentra ya metida de lleno en una de sus peores crisis desde la II Guerra Mundial, en el continente americano todavía no se ha desarrollado de la misma manera.
Afortunadamente, hay un buen número de países que ya se han apresurado a tomar medidas drásticas, que también incluyen el confinamiento de su población, pero desgraciadamente esto no ha ocurrido en todos ellos y algunos presidentes en este preciso instante todavía se atreven a hablar de una «gripe leve sin mayores consecuencias», repitiendo en cadena los mismos errores que cometimos nosotros mismos en el pasado.
Más que optimistas, o pesimistas, preferimos ser realistas con este asunto, dado que nuestro futuro profesional va en ello.
Ojalá que el panorama nacional e internacional dé un giro radical en breve, y podamos ver todo de otro color, pero por si esto no ocurre, preferimos ser conscientes de lo que nos espera y estar preparados para poder superar futuros obstáculos.