De San Francisco a Los Angeles por la Big Sur

La carretera que une la ciudad de San Francisco con Los Angeles, en la costa Oeste de Estados Unidos, es uno de los recorridos más espectaculares que se pueden realizar a esta altura del Pacífico. La sucesión de acantilados, playas de una enorme belleza, antiguas misiones españolas y pequeños pueblos y localizaciones de película, hacen de esta ruta una de las favoritas de los viajeros más experimentados.

El nombre de «Big Sur» fue tomado de la novela homónima de Jack Kerouac, publicada en el año 1962 y en la cual contaba sus aventuras en una cabaña ubicada en esta zona costera. Actualmente hace referencia a toda el área que atraviesa la Highway 1, que transcurre a través del litoral uniendo las dos ciudades más conocidas de la costa Oeste norteamericana.

Todo comienza, como no, en San Francisco. Ciudad pionera en casi todo, capital tanto de la cultura como de la contracultura, icono del amor libre, el movimiento hippie, el feminismo, el pacifismo, etc etc etc.

No es una casualidad que los grandes dueños de la globalización y el mundo virtual (Facebook, Google, Twitter…) hayan escogido establecerse en esta zona del planeta, ahora también liderando todas las innovaciones tecnológicas.

Las malas noticias son que la antaño capital de aquellos que no tenían demasiado dinero, pero sí muchas buenas ideas, se ha visto colonizada por la generación «puntocom», convirtiéndola en la ciudad más cara de todo Estados Unidos, lo cual ya es decir mucho.

El mejor resumen de la ciudad que se puede ofrecer a todo aquel que desee conocer San Francisco, es ver una escena de la película Bullit, interpretada por Steve McQueen. En ella y en tan solo 10 minutos, se produce una de las mejores persecuciones en coche de la historia del cine, que transcurre a lo largo y ancho de toda la ciudad. Puedes verla aquí.

Por supuesto, es imperdible la famosísima Lombard Street, con su tramo de bajada en zig-zag, aprovechada por cientos de miles de turistas venidos de todas partes del planeta con la única intención de hacer el descenso de la misma a bordo de un tranvía.

Y es que San Francisco, a pesar de ser conocida como la ciudad de las 7 colinas, exactamente igual que Roma o Lisboa, está rodeada por 43 montes y totalmente adaptada a los enormes desniveles, subidas y bajadas, que presenta en todo su territorio.

Igual que en la ya mencionada persecución de la película de los años 60, durante los cuales la ciudad era un hervidero no sólo para directores de cine, sino también para pintores, escritores y artistas de todo tipo, es recomendable comenzar el paseo por el barrio de North Beach.

La mejor forma de no perderse todos los murales que adornan las calles, las originales tiendas de todo tipo, y los más que recomendables restaurantes locales, es caminar hacia el Oeste alrededor de 6 km, justo hasta toparse con el Golden Gate.

Este puente es la imagen más icónica de la ciudad, y puede ser recorrido en su totalidad (unos 3 km) en coche o a pie.

Los otros dos puntos más demandados por los visitantes foráneos son las casas de estilo victoriano ubicadas en la calle Alamo Square, y que han sido bautizadas como las «Painted Ladies». Junto a ellas, la legendaria prisión de Alcatraz, que un día cobijó a los más peligrosos criminales del país, conforman un itinenario ideal en esta ciudad peninsular.

Desde aquí y tan solo una hora de distancia por la Highway 1 en dirección Sur, es posible llegar a Santa Cruz, uno de los destinos preferidos por aquellos amantes de cabalgar las olas encima de sus tablas de surf.

Estas playas reúnen a numerosos lobos marinos que gustan de tomar el sol y no se muestran especialmente sociables con el resto de especies. De hecho, algunos pequeños botes son invadidos de la noche al día por estos pesados y fuertes mamíferos marinos, obligando a sus dueños a realizar mil peripecias para desalojar a unos okupas tan particulares.

A muy poca distancia de Santa Cruz es obligatoria la parada en la pequeña población de Monterrey.

Todos aquellos amantes de la música la conocerán por haber albergado el primer macro concierto de rock celebrado en la historia, llevando a más de 200.000 personas a un pueblo con tan solo 5.000 habitantes.

Nunca antes se había registrado una concentración tan grande de drogas en un lugar tan pequeño, como la que se dió durante los días 16, 17 y 18 de Junio de 1967 en Monterrey.

Ante una audiencia totalmente «obnubilada» principalmente por la acción del LSD y la marihuana, artistas de la talla de Janis Joplin, The Who, Grateful Dead, Jimi Hendrix o Jefferson Airplane, dieron al mundo el mejor ejemplo de lo que posteriormente se convertiría en el que muchos califican como mejor espectáculo musical de la historia.

Siguiendo la carretera en dirección Sur es necesario desviarse por la «17 mile Drive» para llegar a Carmel, una pequeña población cuyo alcaldía estuvo en manos durante muchos años del legendario actor Clint Eastwood.

Esta ruta atraviesa el punto más codiciado y lujoso de todo el país, Pebble Beach, en donde grandes magnates y estrellas de Hollywood comparten sus palos de golf en alguno de los múltiples resorts donde se puede practicar este deporte.

Carmel by the sea, nombre real y oficial de esta población, es un lugar que refleja toda la belleza y particularidades de esta zona de los Estados Unidos, y en donde todavía es posible visitar una de las primeras misiones fundadas por los españoles en el año 1771.

Lo más típico en este punto es degustar alguno de los vinos autóctonos, de excelente reputación, mientas se disfruta de una de las mejores vistas sobre el océano Pacífico.

En los alrededores de Carmel se encuentra la playa de Julia Pfeiffer, en una reserva natural donde se restringe el acceso a la misma, con el fin de mantenerla en su mejor estado.

La pequeña cascada McWay vierte directamente sus aguas desde una altura de 24 metros al océano, y es objeto de innumerables fotografías desde que Elisabeth Taylor y Richard Burton la hicieran famosa en su película «Castillos en la Arena».

Aunque actualmente no se puede bajar hasta la orilla, es posible recorrer toda la zona a través del Waterfall Trail, un recorrido a pie que agotará la memoria de las tarjetas fotográficas de todos aquellos que decidan dedicarle al menos unas horas.

Y si no se ha sido lo suficientemente previsor en esta materia, el que se haya quedado sin espacio en sus cámaras tendrá que echar mano de su móvil, ya que no es posible seguir el camino en dirección Sur hasta Santa Barbara sin una parada en el puente de Bixley Creek.

Construído en el año 1932, algunos se refieren a el como el hermano mayor del Golden Gate, levantado un año después. Marca la entrada en el corazón del Big Sur, entre Carmel y San Simeon, y las vistas y el entorno que lo rodean son casi lo mejor del viaje.

Desde este punto hasta la localidad de Santa Barbara el viajero va a tener su última oportunidad de admirar un litoral costero libre de edificaciones, con muy poco tráfico, y donde se respira aire puro y una grandísima tranquilidad.

A partir de Santa Barbara ya se entra directamente en la locura que significa la ciudad de Los Angeles, sobre la que hablamos en este artículo.

Sin duda, una de las mejores recomendaciones que podemos dar es volar directamente hasta San Francisco y permanecer allí al menos 4 días. Posteriormente aconsejaríamos el alquiler de un vehículo para poder recorrer la Big Sur, lo cual es posible hacer con bastante calma en otros 4 días.

Una vez llegados a Los Angeles, y dada la interminable sucesión de actividades que se pueden realizar en esta ciudad, dependerá de cada uno el decidir cuánto tiempo permanecer en ella.

Para rizar el rizo, lo ideal sería proseguir por carretera desde Los Angeles en dirección Este, a través de la mítica Ruta 66, pero esto lo dejaremos para otro artículo.

 

Consulta toda nuestra información sobre Estados Unidos

Noticias Relacionadas

MSC World Europa

Despliega velas para tu próximo crucero en 2024 y lunas de miel

Vermont

10 destinos a los que viajar en Otoño

Dejar un comentario

¡Hola! Soy Carlos Lavilla. ¿Puedo ayudarte a encontrar tu viaje perfecto?