Destino Islandia: Akureyri

A tan solo 95 km de Mývatn, siguiendo la carretera 1, la «ring road», que acaba dando la vuelta a la isla (excepto los fiordos del oeste), llegamos a Akureyri, la llamada «capital del norte».

Con apenas 16.000 habitantes, es la segunda población más grande de Islandia y, por mucho, el lugar más populoso que se puede encontrar al norte de la isla.

Resulta curioso ver los grandes centros comerciales, tiendas, restaurantes, etc que tiene, considerando la poca cantidad de gente que vive aquí, pero hay que tener en cuenta que tiene que «alimentar», en todos los sentidos, al resto de pequeños pueblos que conforman toda esta zona del país y, además, en la época de mayor afluencia turística concentra a muchos visitantes que vienen durante el verano a disfrutar del descanso en los fiordos y montañas y, durante el invierno, a esquiar y aprovechar el resto de actividades que se pueden realizar.

Saliendo de Mývatn, recomiendo encarecidamente recorrer los 50 km que la separan, por la carretera número 85, del pequeño pueblo de Húsavik.
Es conocido por ser el santuario para la observación de ballenas y, efectivamente, todo el pueblo está dedicado a ello.
Con su población de 2.350 habitantes dedicada, casi en exclusiva, al turismo que se desplaza hasta aquí buscando embarcarse en alguno de los increíbles barcos que te llevan mar adentro a conocer todas las especies de ballenas y otros tipos de mamíferos que viven en estas aguas, este bonito pueblo de pescadores vive, por un lado, abrazado al mar y, por otro, arropado por las grandes montañas que lo rodean.

La verdad es que es uno de esos sitios en donde puedes decir que hay «encanto».
La gente es muy agradable y te da todo tipo de información sobre a dónde tienes que ir, qué tienes que ver, etc..
Recomendaría concertar con antelación el embarcarse en una de estas excursiones balleneras, ya que, aunque dicen que salen todos los días del año, he comprobado que esto no es así y depende mucho, tanto de la climatología, como del número de gente interesada en acudir, ya que normalmente no zarpan con menos de 10 pasajeros a bordo.

Me resulta bastante curiosa la devoción que parece tener esta gente a las ballenas, incluso con un museo en mitad del pueblo dedicado a ellas, cuando es el único país de Europa y uno de los pocos que quedan en el mundo, que se dedica a su caza.
De todas formas, es un sitio muy bonito para pasar un día, se haga o no la famosa excursión.

Saliendo de nuevo de Húsavik por la carretera 85, enseguida volvemos a conectar con la 1, y en pocos kilómetros llegamos a Akureyri.

Lo que en cualquier otro país sería un pueblo sin importancia, en Islandia es un sitio clave.
Tiene su pequeño aeropuerto, que conecta el norte con el sur de la isla, su puerto pesquero, su puerto deportivo, donde también abundan las empresas dedicadas a las excursiones para observar ballenas, y grandes centros comerciales que, como decía al principio, no se corresponden con el número de gente que vive aquí.

La pequeña ciudad vive alrededor de la calle principal, la famosa hafnarstraeti, un lugar lleno de edificios de colores llamativos, tiendas, cafeterías y algún hotel. Acaba en un plaza donde se concentran los cines, peluquerías, bares locales y, por supuesto, las tiendas de prendas de lana islandesa, donde se pueden ver auténticas bellezas.

Como en todo el país, las infraestructuras son pocas y bastante básicas, preparadas para no suponer demasiado coste y ser fácilmente reemplazables en caso de desastre natural.

Sin embargo, lo que me resulta realmente agradable es ver edificios como el Hof, situado en la zona portuaria, aprovechado al máximo con todo tipo de actividades de tipo cultural, lúdico, musical, etc.

Aquí se han implementado algunas tiendas en sus bajos, una cafetería, y se han habilitado aulas para impartir clases de música, de donde ves entrar y salir constantemente a los chavales con sus instrumentos.
Para un país como este, fuera de la unión europea y del euro, sin apenas industria y con una población pequeña, la buena organización debe de ser el secreto de la subsistencia.

Akureyri ofrece varias posibilidades de alojamiento y comida.
En mi caso, pasé la noche en el Hotel Kea.
Podría contar muchas cosas sobre este sitio, pero lo voy a resumir en una : NO IR.

Se trata de un edificio emblemático de la ciudad y, la verdad, tanto las instalaciones como la habitación están bastante bien, con unas bonitas vistas al puerto y a las montañas nevadas.
La cuestión no es esa, se trata del paupérrimo trato que ofrecen sus empleados. Puedes bajar a cenar a su restaurante, muy recomendado, y pasar cerca de 20 minutos cruzando miradas con la camarera, ella contigo, y así hasta el fin de los tiempos, porque no pienses que nadie va a venir a tu mesa a atenderte, ni siquiera a preguntar si vas a comer. Es absolutamente increíble.

Por otro lado, al regreso del viaje descubres que te han cargado pequeñas cantidades a tu tarjeta de crédito, y después de pasar varios días intentando contactar con ellos, resulta que te envían una factura correspondiente a supuestos productos que has consumido en el minibar y no has declarado.
Ni que decir tiene que ni sabía que había un minibar en la habitación.
Lo dicho, muy lamentable.

Justo en la calle hafnarstraeti se encuentra un hotel supuestamente dedicado a mochileros, pero que tiene unas habitaciones bastante grandes, limpias y atractivas.
Es conocido por tener su «mascota» plantada delante de la puerta: una especie de espantapájaros vestido como si fuera a bajar un río en kayak, con su casco, su chaleco,….no tiene pérdida.
La verdad es que la diferencia de precios con el abominable hotel es grande, con la diferencia de que aquí hay una cafetería permanentemente abierta, con gente que te atiende con una sonrisa, y donde se come muy decentemente.

Hablando de comida, también hay que tener en cuenta la localmente famosa hamborgarafabrikkan . Es una especie de Foster´s Hollywood, pero al estilo islandés, lo cual lo hace bastante más interesante.
El local está realmente bien, la comida es buena y original, y los postres son dignos de adoración. Recomiendo encarecidamente la tarta de zanahoria de 3 plantas. Es realmente buena.

Saliendo de Akureyri, sin abandonar la carretera 1, ya en dirección oeste, podría decir que, salvo que tengáis mucho tiempo libre o seáis unos grandes turistas o viajeros (que no es lo mismo), es un tramo que podéis ahorrároslo.
En el recorrido por la 1 apenas te vas a encontrar con un par de muy pequeños pueblos, donde prácticamente no hay nada, ya que los sitios más atractivos son las pequeñas poblaciones pesqueras que hay bordeando la costa.
En esta zona se practica mucho el rafting. Supongo que para algún acólito de este deporte debe de ser una especie de paraíso, para el resto, es un trozo del país que conecta el norte con el oeste y, para mi gusto personal carece de cualquier interés turístico.

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