Diario de un aerofóbico: ¿Por qué tengo miedo a subirme en un avión?

En la gran mayoría de los casos, el miedo a volar que sufren algunos pasajeros es totalmente irracional e ilógico.

Estamos convencidos de que no se puede abordar aplicando razonamientos de tipo estadístico ni técnico, los cuales sólo sirven para llenarles la cabeza de datos que no van a utilizar cuando realmente lo necesiten.

A través de una serie de relatos cortos, te presentaremos la manera en la que piensan los afectados por este tipo de fobia.

Aunque puedas creer que estamos exagerando, te sorprendería saber el número de usuarios del transporte aéreo que comparten muchas de estas imágenes en su mente mientras vuelan.

Si eres uno de ellos, y leyendo lo siguiente eres capaz de darte cuenta de lo irracional que puede llegar a ser tu miedo, entonces habrás dado el primer gran paso hacia tu curación.

Capítulo 1

El embarque

Venga, ya está, después de darle vueltas desde hace meses, hoy por fin te has presentado en el aeropuerto al que tanto miedo tenías.

Con más de dos horas de antelación, tal y como dictan la moral y las buenas costumbres, has llegado sin apenas dormir y con los esfínteres más apretados que los tornillos de un submarino.

Para empezar, de momento ya has logrado superar la barrera de los controles de seguridad. Nadie te ha puesto droga dentro de tu equipaje de mano, ni te han detenido por traficar con gel hidroalcohólico.

De todas maneras, es excesivamente pronto para cantar victoria. Una de tus mayores pesadillas en esta vida se ha hecho finalmente realidad, y ante ti se aparece la sala de embarque para los pasajeros que van a tomar el mismo vuelo.

No acabas de entender muy bien el porqué se ríen y hablan de manera amistosa entre ellos, considerando que sus vidas penden de un finísimo hilo.

Probablemente sea porque ellos no saben la realidad a la cual se van a tener que enfrentar, y tú sí.

Las largas horas delante de la televisión viendo cientos de capítulos de «Mayday, Catástrofes Aéreas», te han abierto los ojos, y mientras los demás son felices gracias a su ignorancia, tú te tendrás que encargar de supervisar todas la maniobras y ruidos del aparato.

Tu vida, así como la del resto de pasajeros, depende de que no te relajes ni un segundo.

Con esa enorme responsabilidad sobre los hombros, encaras el finger que te llevará al interior de la cabina.

Cada paso que das en su interior, te arrastra hacia un futuro incierto, al mismo tiempo que las posibilidades de abandonar y regresar a tu casa se van evaporando.

La puerta al infierno está abierta y custodiada por alguaciles de la aerolínea, que pretenden engañar a sus víctimas con una simple sonrisa.

Afortunadamente, tú eres el único que logras ver la inscripción forjada a fuego en la puerta del avión: «Abandonad toda esperanza, quienes aquí entráis».

Los ingenuos compañeros de viaje se han creído el teatrillo montado por los pilotos, que dejan entreabierta la puerta de su cubículo para que se pueda ver cómo trabajan de manera relajada y tranquila.

Tú sabes perfectamente que en cuanto esa puerta se cierre, sacarán sus pañuelos de kamikaze y se los pondrán en la frente mientras brindan con un vaso de sake, conocedores como son de todos los peligros que acecharán en cuanto se enciendan los motores.

Camino a tu asiento te cruzas con otro esbirro de la aerolínea, que además todavía tiene el cuajo de darte los buenos días, como si desconociese todo lo que está pasando en realidad.

Ahora sabes porqué en la antigua Roma los gladiadores antes de comenzar la pelea decían aquello de «los que van a morir te saludan». A ti no te engañan con esos trucos psicológicos baratos.

Localizas tu número de butaca y procedes a ubicar en primer lugar tu equipaje de mano en el compartimento correspondiente.

En un principio, parece bastante limpio y no detectas rastros de fuga de ningún fluido.

Por fin, te sientas y abrochas el cinturón de seguridad con la misma firmeza con la que amarran a los condenados a la silla eléctrica.

Antes de nada, toca realizar la correspondiente checklist:

Chaleco salvavidas debajo del asiento, checked, bolsa anti mareos, checked, instrucciones para el caso de una emergencia, checked.

¿Por qué le llamarán «bolsa anti mareos» si cuando la usas es precisamente porque estás muy mareado?. Seguro que se trata de otro truquito mental de las compañías aéreas.

Por razones más que obvias, te preguntas cuándo dejarán libre el pasillo el resto de pasajeros, así podrás comenzar a contar cuántas filas de asientos hay hasta la salida de emergencia más cercana.

Continuará…

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