Algunos lo ven como un pequeño dirigible de metal, otros como una bala, y para los más imaginativos se trata de un «supositorio con alas».
En realidad, hablamos del Celera 500L, una extraña aeronave que podría convertirse en la solución a la práctica totalidad de retos que se le presentan a la industria aeronáutica para el futuro más inmediato.
Su diseño es el fruto de la imaginación y el esfuerzo de William Otto, doctor en física y matemáticas que ha pasado gran parte de su vida trabajando en el desarrollo de los misiles nucleares LGM-30 Minuteman.
En el año 1974, William Otto fundaba Otto Laboratories Inc, una empresa que fue utilizada en innumerables ocasiones para la recreación de accidentes reales de aviación, labor que obligó a Otto a volar continuamente a lo largo y ancho del planeta.
La gran cantidad de horas que pasó dentro de la cabina de un avión, acabaron animando a William Otto a crear el Otto Aviation Group, con el fin de hacer realidad todos los proyectos que tenía para la fabricación de un aparato que superaría con creces las prestaciones del resto de la competencia.
El prototipo del Celera 500L ya ha completado 31 vuelos, certificando unos resultados absolutamente espectaculares, por lo que se ha decidido comenzar la siguiente fase, que llevará a transportar a 6 pasajeros en su interior.
El Celera 500L es un concepto totalmente innovador, que aporta una eficiencia nunca vista hasta el momento.
El coste aproximado de mantenimiento que tiene un jet de características similares ronda los 2.100 dólares a la hora, mientras que el Celera 500L disminuye esa cantidad hasta tan solo 328 dólares.
Su motor modelo Red AO3, fabricado totalmente en aluminio y preparado para funcionar con combustible Jet1 o biodiesel, reduce en más del 30% las emisiones que exige la FAA norteamericana para todos las aeronaves que deseen certificarse a partir del año 2031.
Mientras que un aparato similar puede volar entre 2 y 3 millas por galón de combustible consumido, el Celera 500L amplia ese alcance hasta las 25 millas por galón de combustible.
Además, puede operar desde prácticamente cualquier pista asfaltada y en condiciones meteorológicas adversas, con lo que reduce muy notablemente el número de retrasos y cancelaciones por esta causa.
Su techo de servicio se encuentra en los 65.000 pies (20 km de altura), desarrollando una velocidad de crucero de aproximadamente 800 km/h.
Tiene un alcance máximo de 4.500 millas (7.300 km), superior al de un Airbus A321 o un Boeing 757, lo que le permite realizar vuelos transoceánicos.
Su cabina está especialmente diseñada para que pueda ser operada por un solo piloto.
Es decir, por menos de lo que cuesta el mantenimiento de una Baron, el Celera 500L vuela más rápido que una Citation V y más lejos que un Falcon 900DX.
El secreto de este avión, según indica su propio creador, reside en lo que se conoce como flujo laminar.
Se trata de conseguir que capas de aire «ordenado» (no turbulento) en forma de láminas discurran por el fuselaje del aparato la mayor cantidad de tiempo posible.
Su diseño en forma de bala ayuda a mantener este flujo laminar, así como sus 16 metros de envergadura alar, que recuerdan mucho a la de los típicos planeadores.
De hecho, el ratio de planeo de un aparato de características similares sería de 9 a 1, mientras que en el Celera 500L es de 22 a 1, lo que significa que desde una altura de 30.000 pies (10 km) el avión puede planear más de 200 km en caso de un fallo de motor.
Para conseguir mantener estas prestaciones, el fuselaje debe mantenerse impoluto en todo momento. Una mínima abolladura, o simplemente una acumulación de suciedad sobre el mismo, podría trastocar todos los parámetros.
De momento, parece que la nueva versión para 6 pasajeros va a convertirse en la revolución más esperada en este segmento de la aviación en muchos años, lo que podría llevar a la construcción de un avión con mayor capacidad.
El Ministerio de Defensa norteamericano también ha puesto ya sus ojos sobre el Celera 500L, así como diversas empresas que se habrían interesado por una versión de carga.
En definitiva, un avión limpio y respetuoso con el medio ambiente, rápido, con gran alcance, e increíblemente económico de operar, o lo que es lo mismo, el tesoro que llevan persiguiendo las compañías aéreas desde hace muchos años.
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