Hoy se cumplen 37 años de los hechos.
Mathias Rust, un joven alemán de 19 años, lograba burlar el sistema de defensa aérea más sofisticado del momento, tomando tierra en plena Plaza Roja de Moscú, a escasos metros del Kremlin.
El 28 de Mayo de 1987, una Cessna 172 Skyhawk matrícula D-ECJB, llegaba hasta las puertas del mismísimo Kremlin moscovita, aterrizando en el centro de una Plaza Roja completamente abarrotada de visitantes.
A sus mandos se encontraba un joven alemán que había despegado desde la ciudad de Hamburgo, engañando no sólo a sus propios padres, sino también al ejército de la URSS y a su sistema de defensa, que 4 años antes había derribado un aparato civil comercial de Corea del Sur tras haber entrado por error en su espacio aéreo.
Rust quería llamar la atención de la opinión pública internacional leyendo un manifiesto a favor de la apertura de la Unión Soviética y de la Alemania oriental, aunque siempre se han tenido muchas dudas en relación a las intenciones verdaderas del joven piloto.
Durante los años posteriores, el alemán se acabó convirtiendo en un auténtico héroe para toda una generación, un icono del activismo anti comunista que se había jugado su propia vida para intentar atraer el foco de atención mediática sobre los ciudadanos de la URSS y la RDA.
Sin embargo, tras cometer un intento de asesinato en 1989 y sendos delitos de robo y fraude en 2001 y 2005, respectivamente, la salud mental de Rust fue seriamente cuestionada tanto por la Justicia como por la práctica totalidad de sus antiguos admiradores.
Actualmente, con 55 años de edad, Mathias Rust trabaja como analista financiero e instructor de yoga.
De manera indirecta, esta hazaña ayudó al entonces Secretario General de la URSS, Mijail Gorbachov, para poder seguir adelante con su histórica reforma, conocida popularmente como Perestroika.
Gorbachov había aprovechado lo sucedido para proceder al despido fulminante, entre muchos otros, del Ministro de Defensa y del Comandante en Jefe de la Fuerza Aérea Soviética, ambos contrarios a la nueva política de apertura, colocando en su lugar a otros dirigentes más afines a su persona.
La ruta suicida
Intentar burlar el sistema de defensa de la antigua URSS, volar hasta Moscú y aterrizar en la Plaza Roja, era una idea que sólo podía llevar al piloto de cualquier avión hasta una muerte segura.
El 1 de Septiembre de 1983, el Boeing 747 de Korean Airlines que cubría la ruta entre Nueva York y Seúl, era derribado por un caza modelo SU-15 tras haber entrado por error dentro del espacio aéreo soviético.
Esta acción provocaba el fallecimiento de las 269 personas que se encontraban a bordo de la aeronave, y al mismo tiempo mandaba un mensaje muy claro al resto del mundo, confirmando que en el caso de un acceso no autorizado al país no se harían excepciones de ningún tipo.
Mathias Rust había declarado posteriormente a la prensa que tenía muy presentes este tipo de hechos y el peligro que corría, pero que tras ver varias películas de hazañas bélicas y un telediario en el que se comentaba la actualidad política de la URSS, sintió la necesidad de hacer algo para intentar cambiar el rumbo de los acontecimientos.
Había obtenido su licencia de Piloto Privado a los 18 años, por lo que sólo contaba con 50 horas de experiencia a los mandos de una aeronave. Esto le sirvió de excusa para engañar a sus padres, contándoles que necesitaba volar rutas internacionales en el norte de Europa, con el fin de acumular más destreza como piloto.
Tras conseguir el dinero que necesitaba, en Hamburgo procedió a alquilar una Cessna F172P Skyhawk con matrícula D-ECJB, aparato que le permitía alcanzar una velocidad aproximada de 220 km/h, con autonomía para recorrer unos 1.200 km de distancia.
El 13 de Mayo de 1987, despegó desde la misma ciudad alemana y puso rumbo hacia las islas Shetland, en las que pernoctó esa noche.
La mañana siguiente continuó la ruta hasta alcanzar las Islas Faroe, haciendo de nuevo una parada para dormir.
Los días siguientes tomaría tierra en Reykjavik, capital de Islandia, y en Bergen (Noruega), llegando a Helsinki (Finlandia) el día 25 de Mayo.
En Helsinki se detuvo 3 días, valorando si realmente iba a ser capaz de entrar en territorio soviético.
Finalmente, la mañana del 28 de Mayo tramitó un plan de vuelo con destino en Estocolmo (Suecia), aunque todavía no había tomado una decisión definitiva al respecto.
Según declaró el propio Rust tras su detención en Moscú, después de volar durante 30 minutos dudando sobre si debería de cambiar el rumbo, o no, acabó realizando un viraje hacia el sureste, lo que hizo saltar todas las alarmas en el Centro de Control Aéreo de Helsinki.
La Cessna despareció de los radares y a los pocos minutos ya se había ordenado a las patrullas de guardacostas intentar localizar el avión perdido.
Uno de los barcos conseguía encontrar una gran mancha de aceite en el mar, por lo que las autoridades comenzaron a dar crédito a la idea de que el joven piloto se había estrellado. Para confirmar este extremo, se enviaron varios buzos a la zona donde presumiblemente había caído el aparato.
Mientras tanto, Rust ya había entrado en el espacio aéreo de la URSS, y en apenas unos pocos minutos era interceptado por un caza MIG soviético.
El encontronazo dejó aterrado a Rust, el cual afirmó que tras ver de cerca la estrella roja que lucía la aeronave militar y a sus dos pilotos en la cabina, esperaba recibir el impacto de un misil en cualquier momento.
En esta ocasión, la suerte se puso del lado de Rust, ya que su avión fue confundido con otra aeronave que estaba realizando una misión de rescate exactamente en la misma zona.
El MIG desapareció en el cielo y no volvió a verlo durante el resto del trayecto.
Posteriormente, una serie de errores humanos que costaron el despido a más de 150 funcionarios estatales, permitieron que la Cessna llegase al centro de Moscú.
Diversas fuentes mantienen que la verdadera intención de Rust era estrellar el avión en la Plaza Roja o el Kremlin, pero que tras comprobar que ambos lugares estaban llenos de gente, optó por intentar el aterrizaje.
De este modo y ante los ojos incrédulos de todos los presentes, Rust concluía su viaje y era recibido con apretones de mano por parte de algunos viandantes, hasta el momento de ser detenido y trasladado a dependencias policiales.
Las condenas
Como comentamos anteriormente, este hecho propició que Gorbachov pudiera deshacerse de altos mandos militares que se oponían a su política de cambios en el país.
De todas maneras, el Secretario General de la URSS no evitó el posterior juicio de Rust, que era condenado a trabajos forzados en prisión por un periodo de 4 años.
Tras 14 meses de pesadilla, el Presidente estadounidense Ronald Reagan solicitaba un acto de buena voluntad a su homólogo soviético, y Rust era liberado y deportado a Alemania.
El tiempo que pasó en la cárcel afectó de manera grave a Rust, tanto física como mentalmente, y después de regresar a su país tuvo varios encontronazos con la Justicia.
En Noviembre de 1988 era condenado a prestar servicios comunitarios en un Hospital de Hamburgo, lugar donde intentó abusar físicamente de una enfermera.
La cosa no quedó ahí, y Mathias Rust acabó apuñalando repetidas veces a la joven Stefanie Walura, a la que dio por muerta antes de que su cuerpo fuese localizado y su vida salvada in extremis, gracias a varios intervenciones quirúrgicas.
De nuevo, era condenado a prisión por 30 meses, de los cuales tan sólo cumplió 14, al poder demostrar su abogado que la salud mental de Rust se había deteriorado muy notablemente durante su periodo de encarcelamiento en la URSS.
La salida de la cárcel de Rust provocó un debate acalorado entre la opinión pública alemana, la cual creía que la Justicia había sido demasiado blanda con el piloto, llegándose a pedir un mínimo de 8 años de cumplimiento antes de volver a ser reintegrado en la sociedad.
Una vez más, en el año 2001 era condenado por un delito de robo, y posteriormente en 2005 por otro de fraude, aunque en ambos casos la sentencia sólo obligaba a Rust al abono de una sanción.
La acumulación de delitos, incluido un grave intento de asesinato, llevaron a Rust al más absoluto ostracismo, después de perder el favor del público.
Hoy en día, su hazaña se recuerda como una pequeña parte de la gran Historia que llevó a la transformación de la Unión Soviética, cuyo protagonista principal se encargó de ensuciar tras los diversos delitos cometidos.
Héroe o villano, o quizás ambas cosas, un 28 de Mayo de 1987 millones de personas en todo el mundo recibieron atónitas la noticia del aterrizaje de una Cessna en la Plaza Roja de Moscú, y durante varios meses de ese color se tornaron las caras de los máximos dirigentes del país supuestamente mejor defendido del planeta.