EL EXTRAÑO INCIDENTE DE EVELOP EN MÉXICO

El pasado Lunes 25 de Septiembre se produjo un extraño incidente en un vuelo de la compañía española Evelop, que cubría la ruta entre Cancún (México) y Madrid, sobre el cual a día de hoy todavía existen múltiples preguntas sin una contestación adecuada.

En Turama hemos contactado con las dos partes implicadas, tanto pasajeros afectados como con la propia aerolínea, no recibiendo en el momento de subir este artículo a nuestra web ningún tipo de contestación o aclaración por parte de esta última.

Los hechos

El Airbus A330-300 de la compañía Evelop despegaba de la pista 12R del aeropuerto de la ciudad mexicana de Cancún, aproximadamente a las 20:30 hora local.

Pocos minutos después de finalizar la maniobra de despegue y cuando todavía se encontraba en fase de ascenso y salida, un grupo de pasajeros comenzó a gritar al detectar la presencia de lo que identificaron como «fuego» saliendo del motor derecho de la aeronave, lo que causó un episodio de pánico general dentro de la cabina.

El piloto al mando, a la vista de la situación que se había creado entre el pasaje, se dirigió por medio de la megafonía a todos los pasajeros indicando que no se había recibido ninguna señal de avería, o «warning», procedente del supuesto motor afectado, pero por razones de seguridad y para mayor concreción comunicó su decisión de regresar a Cancún para comprobar todo lo ocurrido.

Unos 20 minutos después de tomar la decisión de cancelar el vuelo, el avión aterrizaba de nuevo en la misma ciudad mexicana, donde se activaron los protocolos de seguridad oportunos ante una supuesta avería relacionada con un posible incendio, y los pasajeros fueron evacuados desde la aeronave hacia la terminal.

Posteriormente al entendible caos inicial provocado por una situación súbita e inesperada que cogió a todas las partes implicadas por sorpresa, los pasajeros fueron realojados en diversos hoteles hasta la salida del siguiente avión que los llevaría de vuelta a Madrid.

En este punto se cruzan varias versiones, ya que una persona que actuaba como representante de la aerolína comunicó a diversos pasajeros que algunos de ellos habían mostrado su disconformidad a volver a volar en el supuesto avión averiado, aludiendo al temor a que pudiese acontecer algo.

Las quejas de los pasajeros afectados se centran principalmente en este punto, ya que afirman que no fueron informados con la diligencia debida sobre lo que estaba aconteciendo y su fecha y hora concreta de regreso a España, creando una situación de incertidumbre y estrés que provocó la desesperación de muchos de ellos.

Dado que la aerolínea Evelop sólo dispone de dos aviones Airbus A330, finalmente tuvo que alquilar los servicios de otro aparato, propiedad de AirEuropa, para poder operar el vuelo de regreso, el cual se produjo el Miércoles 27 de Septiembre, llegando todos los afectados a Madrid a las 06:00 horas del día 28 de Septiembre.

El avión original causante de esta incidencia partió con normalidad unas pocas horas antes, pero con destino a Lisboa, completando el vuelo con total normalidad.

Según las declaraciones de uno de los afectados con los que hemos podido hablar, Evelop no quiso hacerse cargo del reembolso correspondiente a otros vuelos de conexión que algunos pasajeros tenían contratados a su llegada a Madrid para dirigirse a sus ciudades de origen, y están también a la espera de recibir las indemnizaciones correspondientes al retraso sufrido.

Dado que la aerolínea no ha contactado, de momento, con Turama, no podemos conocer su versión de los hechos en este punto concreto, que es el que afecta en este momento a algunos pasajeros.

¿Avería o no avería?

En Turama hemos recibido varios vídeos relativos a la situación que se vivió a bordo del avión de Evelop, pero lamentablemente en ninguno de ellos es posible constatar el supuesto fuego que algunos pasajeros afirmaron ver en el motor derecho de la aeronave.

En un escrito hecho público por Evelop, la compañía afirma que no hubo ningún tipo de avería o incidencia alguna sobre el motor, indicando que «los parámetros de los motores en cabina eran perfectamente normales». Además, en dicho escrito se añade que «parte del pasaje insistió en la presencia de fuego por lo que, en aras a garantizar la seguridad del vuelo, el comandante regresó al aeropuerto de origen, prestando la compañía la asistencia requerida por el Reglamento 261 hasta la nueva salida del vuelo».

Por último, la compañía áerea indica que «lamenta profundamente las molestias que la infundada actitud de algunos pasajeros causó al resto, ocasionando un grave perjuicio para nuestros clientes y para nuestra compañía, del que somos totalmente ajenos».

Es en este preciso punto donde menos estamos de acuerdo con Evelop, ya que a nuestro criterio e independientemente de lo que haya podido acontecer, la compañía aérea está obligada en cualquier caso a prestar la correspondiente asistencia, cosa que sí se hizo, información, manutención y alojamiento de los afectados, así como a cumplir con cualquier otro reglamento que pudiese aplicarse sobre este asunto, reservándose su derecho legal de repercutir todos los gastos a mayores en los que hubiese incurrido por estos hechos contra aquellas personas que entendiese resultasen responsables directas de los mismos.

O lo que se podría describir de otra manera más sencilla como el deber de indemnizar lo que corresponda a los afectados para posteriormente reclamar los perjuicios correspondientes a los culpables, si es que dispone de las pruebas oportunas para hacerlo.

En otro caso, y esta es al menos la opinión de Turama, si la aerolínea no indemniza completamente todos los perjuicios causados, cosa que no hemos podido conocer al no recibir respuesta alguna por parte de esta, y tampoco aparecen los responsables de este desaguisado, habrá numerosos pasajeros que se acabarán quedando en un limbo legal sin posibilidad de reclamar a nadie.

¿Fuego en el motor?

En los vídeos a los que hemos tenido acceso en Turama sólo es posible escuchar a una pasajera poco después del despegue diciendo «ahí está, fuego…», para acto seguido mezclarse los gritos de otro grupo de pasajeros indicando «fuego», de manera muy vehemente.

El hecho de no disponer de imágenes de dicho fuego, que serían bastante evidentes dado que el avión ya volaba de noche, no quiere decir que la versión facilitada ni por los pasajeros, ni por la aerolínea, no sea posible por las siguientes razones.

En primer lugar, nos gustaría recordar que la salida de llamas por la parte trasera o delantera del motor de un avión en vuelo no es ningún síntoma ni señal de avería técnica.

La causa más común de este tipo de situaciones en cuando, de manera accidental, un ave es «tragada» por alguno de los motores, lo que provoca un corte o aumento de flujo de combustible sin quemar en la cámara de combustión de estos, que acaba siendo expulsado en forma de llamas por la parte trasera o delantera.

Este tipo de incidencias se resuelven en la inmensa mayoría de los casos sin intervención del piloto, ya que en cuanto se reestablece el ritmo de alimentación y circulación normal dentro del motor, cosa que suele tardar pocos segundos, cesa la expulsión de llamas al exterior.

Cuando ocurre esto, el motor no resulta dañado de ninguna manera, no afecta para nada a su normal funcionamiento y no requiere de ningún tipo de medida técnica adicional.

Otra situación por la que se pueden producir llamas en un motor es por el filtrado y caída de elementos químicos, como combustible o aceite, sobre partes del mismo que se encuentran a una elevada temperatura.

En estos casos, dado que la razón principal es la fuga de algún elemento líquido, las llamas se concentran en un solo punto y pueden durar bastante tiempo, hasta que se cierra la alimentación de combustible o el fuego se debilita por la velocidad del avión, temperatura exterior o activación de los medios automáticos de extinción. En estos casos los pilotos sí reciben diversos avisos de lo que está ocurriendo y es normal que haya que tomar algún tipo de medida a mayores.

Cabe recordar que estos modelos de avión, máxime el Airbus A330 que muchos lo consideramos como un «planeador» con dos motores, están certificados para poder volar con toda normalidad con un solo motor activo y están en posesión del certificado ETOPS (Extended-range Twin Engine Operation Standars), lo que les habilita para ello. Por esta razón, aún en el caso de perder por cualquier causa uno de los dos motores, pueden aterrizar en un aeropuerto alternativo sin mayores consecuencias que las molestias que ocasiona dicha situación a sus pasajeros.

Por último, también se puede producir fuego en un motor si por cualquier causa alguna de las palas que absorben y comprimen el aire del exterior se rompe y penetra dentro de la cámara de compresión o combustión. Esta es una avería grave que obliga al apagado del motor afectado, pero que tampoco pone en peligro la integridad física de los pasajeros, tal y como acabamos de explicar.

En cualquier caso, e intentando recopilar toda la información que ha llegado a nuestro poder, parece que la expulsión de llamas, si realmente se produjo, fue muy esporádica, por lo que nos inclinamos a pensar se pudo tratar del primer caso comentado.

Por otro lado, también insistimos mucho en que en ocasiones es posible creer ver ciertas cosas que llevan a engaño. Por lo que hemos podido comprobar en los vídeos remitidos, la incidencia se produce justo en el momento en el que el avión «pincha una nube», es decir, atraviesa una masa nubosa.

En estas situaciones es bueno recordar que tanto las luces situadas en las puntas de las alas, como sobre todo las beacon, situadas en la parte alta del fuselaje y en la panza del avión, pueden crear efectos y reflejos extraños al rebotar en las partículas de agua de las que están compuestas las nubes, dando la falsa imagen de fuego o llamaradas, sobre todo por su color rojizo anaranjado.

Por esta simple razón tampoco podemos descartar que la pasajera que dió la voz de alarma creyese ver una llamarada o fuego en un reflejo de la beacon light, situada en la parte baja del avión, justo en el momento en el que este atravesaba una nube baja, y que por ello no existiese mala fe por su parte.

Conclusión

Lo que más nos importa de todo esto es que la incidencia no resultó en daño alguno ni para los pasajeros ni para el avión.

Comprendemos las molestias y la situación agobiante que se vivió a bordo, además de la angustia natural al tener que volver al aeropuerto desde el que se despegó y no llegar a destino tal y como estaba previsto.

Según nos indican, la aerolínea cumplió con su obligación de hacerse cargo de los pasajeros hasta la salida del siguiente vuelo, si bien estos mantienen su queja en relación con una supuesta falta de información.

Nos gustaría haber podido hablar con Evelop para conocer su opinión en este asunto, además de la ya pública indicando que no se consideran responsables y achacando los hechos a un comportamiento discutible de algunos pasajeros, pero no ha sido posible.

Creemos que todavía se está a tiempo para atender las reclamaciones efectuadas y hacer las indagaciones que se consideren más oportunas para intentar esclarecer los hechos, lo que facilitaría las cosas a todas las partes implicadas.

Por último, nos gustaría recordar que es recomendable en estos casos dirigirse a los tripulantes de cabina, que a pesar de que algunos piensan que sólo están para vender rifas o perfumes, son profesionales cualificados y entrenados en este tipo de situaciones y pueden dar explicaciones técnicas que ayuden a despejar dudas y calmar los ánimos.

Actualización de fecha 05/10/2017

En el día de hoy hemos contactado con la aerolínea Evelop, con cuyo representante hemos mantenido una larga conversación sobre este asunto.

Para resumir el contenido de dicha charla podríamos decir que la compañía considera que se actuó en todo momento aplicando los mayores estándares de seguridad, dado que el avión podría haber seguido volando con total normalidad, pero dada la situación de pánico que se había creado entre algunos pasajeros se prefirió regresar al aeropuerto de Cancún con el fin de poder comprobar el estado en el que se encontraba el motor supuestamente afectado.

Tal y como comentamos desde Turama a algunos pasajeros afectados, y hoy mismo a la compañía Evelop, entendemos que la decisión de regresar estaba totalmente justificada y además es una clara señal de que se pusieron por delante en todo momento criterios de seguridad, antes que económicos, lo cual hoy en día es de agradecer.

En segundo lugar, Evelop confirma que el motor no presentaba ningún tipo de daño, y sus parámetros eran totalmente normales, por lo que descarta cualquier tipo de avería.

La compañía nos ha confirmado que está estudiando la posibilidad de emprender acciones legales contra algunos pasajeros que, supuestamente, podrían haber sobre dimensionado la situación creada a bordo del avión, fomentando un ambiente de pánico general que fue lo que llevó al regreso de la aeronave a Cancún.

En cuanto a la falta de información y lentitud a la hora de transportar a los viajeros afectados a España, Evelop quiere recalcar que fueron varios pasajeros los que mostraron su negativa a volver a subirser al mismo avión, el cual podría haber despegado al día siguiente del incidente.

Debido a esto, se tuvieron que subcontratar los servicios con otra compañía, lo cual ralentizó todo el proceso ya que había que coordinar no sólo la salida de otro avión, sino que este contase con la tripulación correspondiente a bordo.

Hemos tratado también el apartado correspondiente a las indemnizaciones por daños y perjuicios causados a consecuencia del retraso, manifestando Evelop que dado que no se consideran responsables del mismo, en principio no van a ser atendidas.

Desde Turama, y de la misma manera que hemos hecho en otras situaciones parecidas, hemos intentado dar una opinión objetiva basada exclusivamente en las manifestaciones y documentación que nos ha sido aportada por algunos pasajeros afectados y la propia compañía aérea.

Entendemos que ambas partes, pasajeros y aerolínea, tienen razones para defender sus posturas. Los primeros porque son totalmente ajenos a lo ocurrido, y han sufrido un retraso muy importante que les acarreó perjuicios económicos de diversa índole.

La compañía aérea, por su parte, al verse involucrada en una situación de emergencia, al parecer, totalmente injustificada, que le ha ocasionado gastos a mayores de alojamiento, manutención y los correspondientes al servicio de traslado de los pasajeros afectados en otro avión.

Esperamos que todo se pueda resover de manera amistosa y que ninguna de las dos partes tenga que sufrir más inconvenientes a consecuencia de este asunto.

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