El incidente Brown Stigler

El 20 de Diciembre de 1943 se produjo uno de los incidente aéreos más sorprendentes de la II Guerra Mundial

Cinco días antes de Navidad, dos pilotos pertenecientes a distintos bandos vieron cómo sus destinos se cruzaban sobre el cielo de Alemania.

Uno de ellos era Charlie Brown, antiguo granjero nacido en un pequeño pueblo de Virginia (EEUU), que se estrenaba con tan solo 21 años a los mandos de un bombardero B-17 norteamericano.

Pilotando un caza alemán Messerschmitt BF-109 se encontraba Franz Stigler, experimentado as de la aviación nazi que había aprendido a volar siendo un niño, el cual ostentaba un récord de 27 derribos confirmados.

Noticias de aviones. Noticias de aviación. Charlie Brown y Franz Stigler

El B-17 intentaba regresar a su base en el Reino Unido después de una incursión sobre Alemania, durante la cual había sufrido numerosos e importantes daños en toda su estructura.

La tripulación del B-17, bautizado con el nombre de «Ye Olde Pub», había formado parte de un grupo de ataque cuya misión era la destrucción de una fábrica de cazas militares ubicada en la ciudad de Bremen.

Noticias de aviación. Noticias de aviones. Tripulación del B-17 "Pub Ye Olde"

Debido a la importancia logística de este tipo de infraestructuras, sobre el área había más de 250 cañones antiaéreos, así como un destacamento desplazado de aeronaves de los modelos Messerschmitt BF-109 y Focker Wulf 190, cuyo único propósito era interceptar cualquier intromisión sobre el espacio aéreo de la ciudad.

Antes de que el B-17 soltase sus bombas, el morro y el motor número 2 de la aeronave ya habían sido alcanzados por el fuego antiaéreo, dejando ambos elementos totalmente inservibles.

A pesar de los desperfectos, el «Ye Olde Pub» completó su misión en apenas 10 minutos, poniendo rápidamente rumbo de regreso al Reino Unido.

Durante la maniobra de escape, la tripulación del B-17 sufrió los ataques consecutivos de hasta 17 cazas enemigos, que finalmente conseguirían dañar el motor número 3, el timón de cola, el elevador de babor, y el suministro interno de oxígeno, causando además múltiples averías en los sistemas hidráulicos y eléctricos.

El artillero de cola había fallecido y el resto de la tripulación sufría lesiones de gravedad, las cuales no pudieron ser tratadas con morfina porque los viales que transportaba el aparato de esta droga analgésica se habían congelado al fallar la calefacción.

Con una temperatura exterior de -60 grados centígrados, el aire penetraba en la cabina a través del fuselaje, absolutamente repleto de agujeros producidos por los impactos de la metralla.

Noticias de aviación. Noticias de aviones. Daños en el B-17 "Pub Ye Olde"

En aquel momento, Franz Stigler se encontraba en tierra, ya que su Messerschmitt había sido alcanzado en una escaramuza anterior, pero a pesar de los daños que presentaba en el motor finalmente decidía despegar con el objetivo de derribar al maltrecho B-17.

Según declaró posteriormente, Stigler se aproximó al bombardero norteamericano con la intención de abrir fuego, pero al ver el estado en el que se encontraba el avión y su tripulación reconsideró esta idea, aludiendo a un código no escrito de ética y caballerosidad en combate, sobre el cual había sido instruido cuando comenzó su carrera militar.

En vez de situarse en la cola del bombardero, decidió aproximarse a la altura de la cabina de Brown, y esperó hasta que este giró la cabeza en su dirección.

A base de gestos le indicó que procediese a aterrizar, unas señales que no llegaron a ser interpretadas por la tripulación del B-17, que además se había quedado sin armas para defenderse.

El joven aviador norteamericano estaba convencido de que se trataba de una despida final antes de abrir fuego, pero en vez de eso Stigler le dedicó un gesto de aprobación acompañado por una sonrisa, para posteriormente colocarse a su lado no con la intención de disparar, sino con el fin de escoltarlo y protegerlo hasta que abandonase el espacio aéreo alemán.

El caza nazi se mantuvo junto al B-17 para asegurarse de que este no era atacado por ningún otro avión, una acción que en plena guerra habría supuesto un reconocimiento militar para el piloto que se hubiese atribuido el derribo del bombardero enemigo.

Stigler decidió no sólo renunciar a ese mérito, sino que además se arriesgó a ser acusado de traición por su comportamiento, un delito castigado con la pena de muerte.

Una vez ambas aeronaves alcanzaban las aguas del Mar del Norte, Stigler regresaba a Alemania y el «Ye Olde Pub» conseguía aterrizar en Inglaterra con una sola baja entre su tripulación.

Noticias de aviación. Noticias de aviones. Pintura sobre el incidente Brown Stiegler

El alemán no hizo comentarios sobre lo sucedido a su regreso, por miedo a represalias por parte de sus superiores, mientras que los norteamericanos relataron el episodio vivido a los suyos, para que quedase constancia del comportamiento del piloto germano.

Las autoridades aliadas decidieron no hacer público lo sucedido, ya que temieron que una publicidad positiva sobre la Luftwaffe afectase en el futuro al proceder de sus propios pilotos durante el combate.

El incidente Brown-Stigler no vería la luz hasta finalizada la II Guerra Mundial, momento en el cual Brown regresaba a su localidad natal y Stigler emigraba a Canadá.

Sin embargo, no fue hasta 1990 cuando ambos pilotos se reencontraban por primera vez, tras múltiples gestiones realizadas por el norteamericano para conseguir localizar a su antiguo enemigo.

Noticias de aviones. Noticias de aviación. Brown y Stigler tras su reencuentro

Hasta 2008, año en el que fallecían ambos con muy pocos meses de diferencia, los dos ex militares desarrollaron una profunda amistad, que se terminó fraguando a través de la publicación de un libro y numerosas entrevistas concedidas a distintos medios de comunicación.

Una historia de Navidad que acaba de cumplir 77 años y que sin duda merece ser recordada.

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