El increíble Hotel TWA abre sus puertas

Los que solemos viajar, estamos acostumbrados a ver el mismo hotel, las mismas habitaciones, camas, mesas, sillas, cuartos de baño y decoración, repitiéndose una y mil veces en cada ciudad.

Las grandes marcas hoteleras parece que han optado por adquirir todo su mobiliario en Ikea, y a veces es realmente difícil saber si uno está en Valencia, en Madrid, o en Alicante, porque sus interiores son exactamente iguales.

Afortunadamente, algunos todavía apuestan por la originalidad y la espectacularidad, y eso es lo que va a pasar el próximo 15 de Mayo, cuando el Hotel TWA abra sus puertas por primera vez.

265 millones de dólares

Pues sí, esa es la cifra exacta que ha costado la construcción de este macro complejo hotelero, que ocupa una extensión aproximada de 20.000 metros cuadrados, colindantes con el aeropuerto neoyorquino JFK.

Sus 512 habitaciones albergarán a unos 10.000 huéspedes al día, deseosos de disfrutar de toda la oferta de servicios e instalaciones que el TWA ha diseñado en exclusiva para ellos.

Si piensas que el ruido de un aeropuerto como el JFK, uno de los que operan más vuelos al día en todo el mundo, podría perturbar tu sueño, ya te adelantamos que estás muy equivocado.

La estructura del edificio se ha reforzado especialmente para que ninguno de los múltiples sonidos procedentes de las operaciones aéreas que se desarrollan en el exterior, se cuele en el interior del hotel.

Por si esto fuese poco, y previendo que las ventanas podrían filtrar demasiados decibelios, se ha optado por las tres capas de aislamiento, implementadas a través de 2.055 paneles de cristal, cada uno de ellos con un peso individual de 800 kilos.

El propio hotel posee un acceso directo y exclusivo a la terminal número 5 del JFK, pero para aquellos que vuelen desde cualquier otra, también se ha dispuesto el Airtrain, que da servicio a todo el aeropuerto.

Homenaje a la TWA

Para aquellos que no se acuerden, la TWA (junto con PANAM) puede ser considerada como una de las compañías aéreas más icónicas de la historia de la aviación civil.

Nacida en el año 1930, durante el 1939 fue comprada por el magnate multimillonario y apasionado de la aviación, Howard Hughes, llevándola a lo más alto del sector.

En el 2001 era finalmente adquirida por American Airlines, desapareciendo de los cielos de todo el mundo.

El hotel TWA se ha construido precisamente sobre el espacio que ocupó desde los años 60 la terminal de esta aerolínea, construida por Howard Hughes.

Desde el año 2001, este enorme lugar permanecía como un ejemplo de lo que había significado la era dorada de la aviación, habiendo siendo nombrado ya en 1994 punto de interés turístico de la ciudad de Nueva York.

En el 2005, cuatro años después de su cierre, la antigua terminal pasaba a formar parte del Registro de Lugares Históricos, tanto de la propia ciudad, como del conjunto del país.

Los propietarios del nuevo hotel han declarado que para completar la transformación de la terminal, necesitaron la intervención de hasta 22 agencias gubernamentales distintas, habiendo participado en la construcción un total de 135 empresas.

Por supuesto, el hotel quiere ser una referencia mundial para todos aquellos que amamos la aviación, y que disfrutamos tanto (o más) viendo el mar desde nuestras habitaciones, como admirando las increíbles vistas de las cabeceras de pista 4L y 22R del aeropuerto JFK.

Ambiente retro

Todo el complejo, incluidas las habitaciones y el mobiliario de las mismas, transmiten la viva imagen de los años 60, considerados como la edad de oro de la aviación.

Por fin, vuelven los teléfonos de marcación radial, presentes en todas las habitaciones y con los que seguro que más de un millenial se hará un lío. Los huéspedes podrán hacer todas las llamadas internacionales que deseen.

De todas formas, la modernidad también está presente en múltiples detalles, como cargadores USB situados en la pared y a ambos lados de la cama.

En cada habitación se encontrará un mini bar que albergará en su interior los ingredientes necesarios para hacer distintos cocktails, algo muy típico durante los 60 y principios de los 70.

Detrás de las camas se ha dispuesto un espacio reservado para trabajar, con un escritorio y varias entradas y enchufes para poder disponer uno, o varios ordenadores y tablets.

Los cuadros, fotografías y demás elementos decorativos también están inspirados en la misma década, con un inmenso lobby donde se han ubicado un buen número de enormes sillones rojos y moqueta a juego.

Los amantes de las amenities también tendrán su recompensa después de pasar una noche aquí, y estamos seguros de que una vez más, el logo TWA volverá a verse en diversas partes del mundo.

Para rematar, los aficionados al deporte cuentan con un gimnasio de 1.000 metros cuadrados, donde esta vez, y al contrario que en el resto del edificio, se han instalado las máquinas y elementos más modernos del sector.

La joya de la corona

Amén de los 8 bares con los que cuenta el TWA, uno de ellos dentro de la cabina de un antiguo Lockheed Constellation, ubicado en el exterior y entre la pista del aeropuerto y el edificio principal del hotel, también se ofertan los servicios de 6 restaurantes.

Por supuesto, las cartas mantienen la inspiración retro, e incluso hacen un guiño a los posibles huéspedes británicos, presentando platos tan típicos como el jamón Yorkshire, queso Red Leicester, o los «scones» de Devonshire.

Pero lo verdaderamente increíble y auténtico, y que por supuesto atraerá a un montón de gente al hotel TWA, es la piscina exterior con vistas a la pista de aterrizaje.

Inspirada en la del Hotel Cap-Eden-Roc, de la localidad francesa de Antibes, cuenta con 20 metros de largo y está rodeada de tumbonas, sombrillas y bares, que imaginamos serán retirados durante el duro Invierno neoyorquino.

Lo mejor de todo es que, aún no siendo cliente del hotel, es posible comprar la entrada para darse un chapuzón antes de emprender el vuelo de regreso a casa.

La estructura de la piscina es del tipo «infinity», dando la impresión de no tener ninguna pared separándola de los aviones que giran justo delante de ella.

Varios años de construcción han llegado a su fin, y en cuestión de días arrancará la actividad de este nuevo complejo, que estamos seguros será la próxima joya de la corona para todos los que amamos los viajes, los aviones, y los hoteles.

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