Changi comenzó a funcionar el 1 de Julio de 1981.
En sus 40 años de historia ha logrado hacerse con 620 premios y reconocimientos internacionales.
Las dos primeras semanas del mes de Julio de 1981, se convirtieron en un auténtico hervidero de visitantes para el recién estrenado Aeropuerto Internacional de Changi, en Singapur.
Durante apenas 14 días, más de 250.000 personas se acercaron a la punta oriental de la isla, con el fin de admirar de cerca una de las instalaciones aeroportuarias más avanzadas del momento en todo el continente asiático.
A día de hoy, Changi encadena 8 años consecutivos haciéndose con el galardón al mejor aeropuerto del mundo.
La semilla que terminaría germinando en lo que hoy conocemos como el aeropuerto de Changi, se sembró durante la década de los años 60.
Singapur experimentaba un crecimiento económico sin parangón en la zona, y el Aeropuerto Internacional de Paya Lebar era a todas luces insuficiente para recibir los cada vez más numerosos vuelos que tenían como destino este país asiático.
Paya Lebar está ubicado en una zona urbana, y por este motivo su crecimiento y ampliación eran tareas prácticamente inviables.
Además, sólo contaba con una pista, y las autoridades locales necesitaban más espacio para poder aumentar las operaciones aéreas.
El modelo que se quiso seguir fue el del aeropuerto de Schiphol, en Amsterdam, y para ello en 1975 se encargó el proyecto inicial a la firma holandesa NACO Netherlands Airport Consultants, responsables del diseño del aeropuerto holandés.
NACO puso sus ojos en una base aérea que se había construido durante la II Guerra Mundial, situada al Este de la isla de Singapur.
En aquel momento estaba todavía gestionada desde el Reino Unido, y daba servicio a operativos de la RAF británica.
La idea inicial contemplaba ubicar el nuevo aeropuerto en ella, así como la construcción de 3 terminales, y dejaba un espacio a mayores destinado para una futura cuarta.
Cada terminal tendría capacidad para albergar a 10 millones de pasajeros anuales, por lo que fue necesario adecuar 200 hectáreas de terrenos pantanosos adyacentes, y ganarle otras 870 hectáreas a la línea de costa.
El objetivo era que las aeronaves sobrevolasen el mar antes de aterrizar y después de despegar, minimizando con ello la contaminación acústica que supondría un importante aumento en el número de operaciones por hora.
Esto obligaba a disponer de mayores espacios para que los aviones pudiesen estacionar, o dirigirse hacia una puerta de embarque, despejando lo antes posible las dos pistas en funcionamiento.
En la primera fase de construcción de Changi trabajaron más de 2.500 operarios, y tuvo un coste total de 964 millones de dólares, cantidad desorbitada y al alcance de muy pocos países a finales de los años 70.
Tras la puesta de largo a nivel internacional de Changi en el Verano de 1981, su Terminal 1 contaba con 22 puertas de embarque y 6 islas, donde se ubicaban los mostradores de facturación de las compañías aéreas.
En su primer año de operaciones, habían pasado por Changi 8.6 millones de pasajeros y 217.000 toneladas de carga.
En 2019, última referencia fiable pre-pandemia, Changi albergó a un total de 68.3 millones de pasajeros, y 2 millones de toneladas de carga.
Durante los años 90 y a la vista del incremento en el número de vuelos, se decide aumentar el espacio de la Terminal 2 con la construcción de diversos muelles, así como ampliando los que ya tenía la Terminal 1.
Al mismo tiempo, se inaugura un servicio de APM (Automated People Mover) que consistía en un sistema de transporte ferroviario ligero de pasajeros, totalmente automatizado, con el que sólo contaban otros dos aeropuertos en Asia.
El APM conectaba de manera rápida todas las terminales, algo necesario en el aeropuerto que aspiraba a convertirse en uno de los hubs internacionales más importantes del planeta.
Sin lugar a dudas, uno de los mayores aciertos de Changi fue el saber explotar el importante flujo de pasajeros que pasaban a diario por sus instalaciones.
A finales de los años 80, contaba ya con 32 tiendas y 7 restaurantes.
La explosión comercial del aeropuerto sigue aumentando, y a día de hoy dispone de 140 establecimientos comerciales de todo tipo, en los que se ubican las marcas más prestigiosas y reconocidas del momento.
Otro elemento distintivo que se mantuvo durante 31 años fue la Mylard Cord Waterfall, que adornaba la Terminal 1.
En el año 2012 se consideró sustituirla por la Kinetic Rain Installation actual, una de las imágenes más populares a nivel internacional de Changi.
Durante 40 años de vida operativa, Changi ha conseguido hacerse con 620 premios de todo tipo, que reconocen desde su nivel de limpieza, hasta la comodidad de sus instalaciones, entre muchos otros.
A pesar de que la crisis provocada por el coronavirus supuso un importantísimo golpe en la línea de flotación de Changi, que en 2020 sólo logró albergar a menos de 12 millones de pasajeros, se prevé que pueda volver a retomar su nivel de operaciones habituales durante los dos próximos años.
Antes de la aparición de las restricciones sanitarias y del cierre de sus terminales, Changi registraba 7.400 operaciones a la semana, lo que significa un despegue o aterrizaje cada 80 segundos.
Desde sus instalaciones vuelan más de 100 aerolíneas internacionales, con una oferta de rutas a 400 ciudades de todo el mundo.
La importancia crucial que ha significado este aeropuerto para el crecimiento y desarrollo de Singapur ha sido tal, que Changi se ha acabado convirtiendo en otra atracción turística más del país.
Cada año, millones de visitantes organizan sus vacaciones con el objetivo de pasar por Changi, y poder decir que han estado en el mejor aeropuerto del mundo.
Changi ha llegado a los cuarenta en el peor momento posible, en medio de una crisis inimaginable en 2019, por lo que las celebraciones correspondientes tendrán que esperar un poco más de lo previsto.
De todas formas y aunque sea en petit comité, muchas felicidades !!!