EL PRAT: BIENVENIDOS AL INFIERNO

A estas alturas de la película no vamos a andar ya con paños calientes y edulcorantes políticamente correctos. La situación de inestabilidad en Cataluña ha hecho un daño enorme al sector turístico, que probablemente se alargará todavía bastante más en el tiempo y que necesitará de una considerable inversión posterior para intentar volver a recuperar el mismo nivel que se tenía hace apenas un año.

Pero una vez que ya se ha constatado esta realidad innegable, lo cierto es que lo que se cierne sobre la capital catalana de cara a este próximo Verano podría convertirse en la gota que colma el vaso.

Una vez más, llega la temporada de vacaciones, esperada por todo el mundo para poder quitarse de encima la odiosa rutina diaria, pero que también se ha convertido en el momento ideal en el que múltiples sectores aprovechan la masiva ida y venida de turistas para poner sobre la mesa sus reivindicaciones laborales.

El año pasado ya tuvimos un «pequeñísimo» aperitivo con la huelga de los empleados de seguridad del aeropuerto de El Prat, que llegó a traspasar nuestras fronteras y causó una enorme conmoción en viajeros naciones e internacionales.

Esto no es absolutamente nada en comparación con lo que puede ocurrir en los próximos meses de Verano, y que intentamos resumirte en este post.

Huelga de controladores

La hemos puesto en primer lugar porque es el hecho más importante, grave y significativo de todos. Sin controladores aéreos no hay aviones, y sin estos el aeropuerto en sí carece del más mínimo sentido.

Los profesionales que prestan sus servicios en el Centro de Control de Barcelona decidieron la pasada semana iniciar paros de 24 horas, a partir del próximo 20 de Junio.

Esta serie de paros fueron aprobados por más del 80% de la plantilla de 300 trabajadores y como medida de protesta ante la falta de personal, en un creciente ambiente de masificación del tráfico aéreo, que ya hemos comentado en Turama en diversas ocasiones: Los controladores advierten: «Esto no da para más…»

A tan solo unos días del estreno de las nuevas aproximaciones a las pistas del aeropuerto de Barcelona, diseñadas por Enaire para agilizar el flujo de aeronaves y evitar esperas, los controladores han decidido plantarse y no dar por buenas las incorporaciones de 21 nuevos compañeros, 14 en el aeropuerto y 7 en el Centro de Control Aéreo.

Según la USCA (Unión Sindical de Controladores Aéreos), estos nuevos trabajadores necesitan de un período de adaptación en sus destinos, antes de estar plenamente operativos, por lo que «no van a estar disponibles para esta temporada».

Las jornadas de huelga no sólo afectarán a la Comunidad de Cataluña, sino también a todo el Noreste Mediterráneo, que por supuesto incluye las Islas Baleares, uno de los destinos más visitados en Europa durante la época estival.

Si cabe, el mayor problema radica en que estas movilizaciones podrían trasladarse también a otros muchos aeropuertos españoles, lo que crearía una situación de caos igual a la vivida en el año 2010, en el que fue necesario el cierre del espacio aéreo y el control de las operaciones por parte del ejército.

No vamos a entrar a valorar si estas reivindicaciones son justas, una vez se ha formalizado la convocatoria de las nuevas plazas y asignados los nuevos puestos que ocuparán los controladores que han aprobado la misma. Tan solo nos limitamos a reseñar el enorme daño que estas medidas pueden causar a la capital catalana y al resto del país, donde muchos se han puesto como meta destrozar la industria turística a cualquier precio.

Huelga de empleados de seguridad 

Lo comentábamos al principio de este artículo: el año pasado ya se pudieron comprobar las catastróficas consecuencias de la huelga convocada por los empleados de seguridad del aeropuerto de El Prat.

Las interminables colas consiguieron que muchos pasajeros se presentasen en al aeropuerto con un enorme adelanto a la hora de salida de sus vuelos, lo que causó todavía un mayor caos en las instalaciones.

Las imágenes dieron la vuelta a toda Europa, principalmente, por lo que no fueron pocos aquellos que decidieron evitar la visita a Barcelona y decantarse por otros destinos menos problemáticos.

En vista del éxito obtenido el pasado año, de nuevo se vuelven a poner sobre la mesa las mismas reivindicaciones, ya que el próximo mes de Junio finaliza la renovación de la concesión actual.

Ahora, las quejas principales vienen desde Eulen, la actual concesionaria, Prosegur y Securitas, ya que las tres empresas afirman que con las condiciones que el año pasado pactaron los sindicatos, la patronal y el Gobierno, no pueden obtener beneficios.

Dicho de otra manera, el mismo problema puede volver a repetirse, aunque venga provocado desde los 3 grupos empresariales principales.

O ocurre un milagro antes de Junio, o nos veremos de nuevo en la misma situación del Verano pasado.

Huelga de empleados de bares y restaurantes

No podemos tampoco restar importancia a la huelga indefinida con la que han amenazado los empleados de los establecimientos de comida y bebida ubicados en el aeropuerto barcelonés.

Estros profesionales ya se mantuvieron en huelga entre los meses de Marzo y Abril, pero de no llegar a un acuerdo con las empresas adjudicatarias antes del próximo 30 de Abril, el parón podría convertirse en indefinido.

Sus reivindicaciones se basan en una pérdida del 30% de su salario base, en el caso de que las empresas adjudicatarias no respeten el Convenio de Hostelería de Cataluña y pretendan aplicar el suyo propio.

No vamos a negar que el impacto de esta huelga siempre será menor al de la de Controladores Aéreos o personal de seguridad, pero de cara al usuario de las instalaciones aeroportuarias, es realmente lamentable no disponer de un lugar al que poder acudir a comer o beber algo, sobre todo antes de embarcarse en vuelos de larga distancia.

Huelga de aerolíneas

Las cuatro jornadas de huelga de los pilotos de Vueling siguen convocadas para los días 25 y 26 de Abril, y 3 y 4 de Mayo.

Este mismo fin de semana, la lowcost española ya vivió un pequeño aperitivo del caos que podría estar por venir, con 14 aviones parados en tierra por múltiples causas y numerosos vuelos cancelados y retrasados.

Sobre el horizonte, de nuevo planea la larga sombra del Verano del año 2016, con el caos operacional más grave vivido en este país desde la época de las caídas de AirMadrid y Spanair.

Considerando que Vueling tiene su hub principal en El Prat, se trata de un suma y sigue con pésimas previsiones.

Puedes leerlo aquí: Huelga en Vueling.

Pero Vueling no es la única que también amenaza al aeropuerto de Barcelona; Ryanair y Norwegian se enfrentan también a distintos problemas que podrían agravar aún más la situación.

En el caso de la aerolínea irlandesa, la amenaza de huelga sigue en el aire, sobre todo después de los primeros parones que parecen haber tenido cierto impacto sobre las cabezas pensantes de la compañía.

Aunque a día de hoy no hay fechas fijadas, que a nadie sorprenda que en breve los pilotos, o los TCP, de Ryanair decidan dar la campanada durante este Verano.

Por otro lado, y tras el desastre ocurrido en un avión de Southwest (Fallece pasajera succionada por ventanilla del avión) se ha recomendado a todas las aerolíneas que cuenten en su flota con aparatos del modelo Boeing 737, que monten motores CFM56-7B, procedan a revisar urgentemente los mismos, lo que significaría dejarlos en tierra hasta finalizar las comprobaciones oportunas.

Esta medida también afecta a Ryanair, que cuenta exclusivamente con aeronaves de este mismo modelo, aunque a día de hoy se desconoce cuántas están equipadas con los motores en cuestión.

Algo parecido también le ocurre a Norwegian, otro de los pesos pesados en el aeropuerto de El Prat. 

En su caso, ya estamos acostumbrados a los cambios de última hora, cancelaciones en el último minuto (como la que causó una tremenda bronca la semana pasada en Buenos Aires) y los wetlease, pero este Verano además tiene que lidiar con los problemas surgidos en los motores de algunos modelos de sus novísimos Boeing 787 «Dreamliner». En concreto, se trata de la serie C del modelo Trent1000, la cual presenta deficiencias de diseño que deben de ser revisadas con urgencia.

Esta situación ya ha provocado graves problemas a otras compañías aéreas, como Air New Zealand, que se ha visto obligada a realizar varias paradas en sus vuelos de mayor distancia, con el coste añadido que esto significa y la incomodidad para los pasajeros.

Ahora sumemos todos estos factores y juntémoslos con la situación política y social en la capital catalana, poco atrayente para el visitante foráneo. Desde todos los ángulos, ya tenemos los ingredientes necesarios para provocar un caos de dimensiones impensables y consecuencias realmente graves.

Sin duda, todo un triunfo para aquellos que desean acabar con el turismo.

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