EVELOP AIRLINES: VALORACIÓN VUELO MADRID LA HABANA

Artículo de: Roberto Nieto Mato

Voy a contar mi experiencia con la compañía Evelop Airlines, que para aquel que no lo sepa, es una aerolínea perteneciente al grupo Barceló, originalmente concebida para atender a los tour operadores del grupo a través de vuelos chárter. En la actualidad, está luchando por convertirse en una compañía aérea regular.

Evelop está especializada en vuelos a destinos caribeños, como por ejemplo La Habana, Cancún, Punta Cana, además de otros tan populares como Mauricio o Montego Bay (Jamaica). Además, también opera otros vuelos chárter de corto y medio radio, que varían en función de la temporada.

En la actualidad, cuenta con 2 Airbus A330 y un Airbus A320, este último para vuelos chárter de corto radio.

Tras un breve contacto durante el año pasado en el que pude probar los servicios de la compañía en el trayecto Cancún – Madrid, por la cancelación de un vuelo de AirEuropa, decidí repetir experiencia con Evelop en mi viaje hacia La Habana, principalmente por precio y «buenas sensaciones».

Check In

La compañía oferta la opción del check-in online únicamente a aquellos clientes que hagan selección de asiento, previo pago a través de su página web, oscilando los precios desde 10€ para el asiento más básico, hasta 90€ ó 100€, correspondientes a las butacas situadas en las salidas de emergencia, o en la sección de turista premium.

Para los check-in gratuitos es necesario acudir directamente a los mostradores situados en el aeropuerto.

Facturación

Evelop tiene su base de operaciones en la madrileña T4 , por lo que nos dirigimos a los mostradores de facturación de la compañía ubicados entre los números 930 y 934, destacando que existen 3 de ellos destinados a los pasajeros de la clase turista y 1 para los correspondientes a la clase turista premium.

La clase turista premium es una clase de precio variable, dependiendo del trayecto y de la disponibilidad, así como la temporada del año, con precios que oscilan entre los 89€ y hasta donde la compañía quiera.

Dicha clase incluye:

  • Asiento en salida de emergencia.
  • Menú Premium, a elegir entre carne, pescado, vegetariano o pasta.
  • Kit «confort», que incluye auriculares, almohadilla hinchable, antifaz, tapones para los oídos y lo más importante, un peine, artículo de vital importancia pues parece que hay que ir bien peinado dentro del avión.
  • Embarque y facturación prioritaria. Eso sí, nada de acceso a salas VIP.

Se podría decir que la turista premium es una bussiness muy descafeinada, si se le puede llamar así. A nosotros nos pareció que por precio y lo poco que ofrecía, no valía la pena, por lo que optamos por facturar en clase turista.

El servicio turista premium se puede contratar a través de su página web o en el mismo aeropuerto.

De las colas que he hecho en un aeropuerto para facturar ha sido la más breve de la historia, y es que los empleados llevan un buen ritmo y pese a toda la gente que se agolpa para poder facturar, en menos de media hora habíamos concluído y estábamos dispuestos para entrar en la terminal.

Embarque

Nuestro vuelo sale desde la terminal satélite, por lo que nos disponemos a coger el tren que hace el desplazamiento de una a otra.

Una vez en la puerta de embarque, la entrada al avión se realiza por grupos, tal y como hace cualquier otra aerolínea, comenzando por los pasajeros de turista premium y siguiendo por los correspondientes al grupo A, también conocidos como «padres e hijos», y así hasta 3 grupos distintos.

A nosotros, con asientos en la fila 23, nos toca el grupo tercero.

Aunque el tema del embarque es algo a lo que no le damos demasiada importancia en este tipo de vuelos, creemos que el tiempo que se utilizó para realizar el mismo no difirió demasiado de los de cualquier otra aerolínea.

Una vez pasados estos filtros, toca bajar a pista, trámite que personalmente me parece un coñazo monumental. Además, en vuelos de largo radio creemos que resulta incómodo y extraño, aunque no vamos a decir tampoco que sea algo traumático.

Después de hacer cola con un numeroso grupo de pasajeros, por fin entramos al avión.

Dentro del avión

Una vez dentro, el personal de cabina (bastante agradable, por cierto) nos indica nuestros asientos y, sorpresa, nos encontramos libres los compartimentos superiores que nos corresponden.

Parece ser que a la hora de ubicar el equipaje de mano se organizan adecuadamente y no como lo que cada día pasa de manera repetitiva en el mundo de la aviación comercial, que es un «meta usted su maleta en el primer hueco que vea y el que venga detrás que se busque la vida».

Esto nos causó una buena impresión, que sólo duró hasta que nos sentamos en nuestros sitios y, sorpresa, descubrimos que no hay sistema de entretenimiento a bordo.

Aún sobrecogidos y secándonos las gotas de sudor de la frente al descubrir que vamos a estar 10 horas sin tele, tragamos saliva y pensamos que con la maravillosa revista corporativa y las cuatro pantallas que se sitúan a lo largo del pasillo central, igual «echamos el viaje».

Destacar que nosotros estábamos en uno de los extremos del avión, cuya configuración es 2-4-2, por lo que si estás en los extremos el visionado de las pantallas depende mucho de la fila en la que toque sentarte y de lo cerca o lejos que las tengas.

Desde aquí os comento que la fila 23 no es buena para ver la tele. A la hora de pedir asiento, solicitar mejor la 19 ó 20.

En nuestro vuelo disfrutamos de 3 películas, alguna un poco antigua, pero pasables.

El shock inicial se nos pasó un poco cuando nos damos cuenta de la comodidad de los asientos, los cuales son bastante adecuados para nuestros traseros, ya que presentan bastante anchura.

Por contra, el espacio entre filas es bastante escueto, muy al estilo Level. No obstante, hacemos balance y pensando que el precio del billete no ha sido muy caro, vemos el vaso medio lleno y procuramos afrontar con optimismo nuestro largo viaje.

En vuelo

A lo largo del vuelo nos sirvieron una comida y un snack de merienda, ambos aderezados con el refresco de turno. Por cierto, este no es entregado en lata, sino servido directamente de una botella de dos litros y, por supuesto, no se puede repetir.

En nuestro viaje se nos dió a elegir entre pasta y pollo y es bastante destacable que cuando los tripulantes de cabina llegaron a nuestra fila, ya no les quedaba nada de pollo.

Esto se debe a que reparten desde la fila número 1 y la 40, situándose los carritos en el medio, por lo que cuando llegan a la fila 20 les queda lo que les queda.

El snack estaba compuesto por un surtido de embutidos y una bebida fría.

Sin acritud, os digo que la comida fué de las peores que he probado en mi vida en cualquier avión. El snack, por contra, no estaba tan malo.

Adicional a estos dos servicios «free», o gratuitos, pasaron dos veces más previo pago, para aquellos que desearan algo extra de la carta. Nosotros quisimos el típico paquete de oferta de bocadillo de serrano y refresco y, sorpresa, también se encontraba agotado. Otra cosa más que tampoco llega a la fila 23, por lo que tuvimos que conformarnos con un mixto y una coca cola.

Los precios del menú son aceptables, para lo que se suele cobrar en este tipo de vuelos.

El resto del vuelo transcurrió sin nada destacable, a excepción de los vecinos de delante que no hacían más que reclinarse hasta el infinito y más allá, y con los que tuvimos que mantener una pequeña charla de civismo básico. Obviando este pequeño detalle, la verdad es que fue un vuelo muy tranquilo.

Para terminar, también pasaron con la típica venta a bordo de productos de consumo variados, con precios más aceptables que en otras compañías y un sistema de pedido bastante práctico que consistía en rellenar una hoja y entregarla. Al finalizar el trayecto te lo daban todo preparado y, la verdad, nos pareció muy útil.

Para variar, las ofertas de cartones de tabaco más ventajosas tampoco llegaron a la fila 23.

Una vez en destino, el avión sí se colocó en un finger para desembarcar, y esta maniobra, para ser sinceros, se realizó con bastante rapidez.

El regreso

En el vuelo de vuelta, una semana después, la facturación se realizó igual que en Barajas, pero con la diferencia de que aquí había una cola kilométrica de gente.

En menos de una hora estábamos dentro de la terminal y en cuanto a los asientos y teniendo en cuenta todo lo comentado anteriormente, pedimos que nos ubicaran en las filas más próximas a la parte delantera, o al final del avión, consiguiendo, gracias a un simpático empleado, la fila 7. Este lugar es verdaderamente práctico, ya que es perfecto para entrar y salir del avión por su cercanía con la puerta. Además, aquí sí es posible probar el pollo, aunque también nos percatamos que no hubiese pasado nada por repetir pasta.

En el vuelo de vuelta la novedad es que pudimos disfrutar del sistema de entretenimiento a bordo, y pese a no ser de los más completos, tenía catálogo de sobra para estar entretenido todo el viaje. Además, disponía de juegos y reportajes, así como de sesiones musicales, por lo que para nosotros en este punto aprueban con nota.

En el lado opuesto, y aunque esta vez sí tengamos entretenimiento a bordo, indicar que las butacas son mucho más estrechas, nada cómodas, y la distancia entre filas es nuevamente ridícula.

La situación era tan sumamente insoportable que hubiésemos preferido mil veces antes el avión sin el sistema de entretenimiento, ya que el menos disponía de unos asientos más aceptables.

Una vez en Barajas nos toca desembarcar a pista de nuevo, pero la llegada se produce sin ningún tipo de contratiempo, excepto el de no poder dormir nada por la incomodidad extrema sufrida.

Valoración final

¿Conviene viajar con Evelop? La respuesta sería: depende…

Depende del precio del billete, pues tanto el servicio como la tarifa es un tanto lowcost, y decimos «un tanto» porque aunque los billetes sean más baratos que los de la competencia tampoco hay una diferencia abismal entre esta aerolínea y las conocidas como «full service».

Por esto, diríamos que ante igualdad de precios siempre escogeríamos otra compañía aérea.

Sin embargo, esta aerolínea creemos que tiene cierto potencial y puliendo algunos detalles podría mejorar bastante. Además, posee ciertos aspectos que nos han gustado mucho, como han sido la rapidez de la facturación, ubicación del equipaje de mano, y la atención de su personal.

Sólo el tiempo determinará el futuro de Evelop.

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