Hace un par de décadas que algunos miembros de Turama nos dedicábamos a hacer artículos sobre hoteles para otras páginas web, cuanto todavía internet estaba en pañales. Lo bueno de aquellos días es que, salvo algunas excepciones, la categoría oficial de cada establecimiento solía corresponderse con la realidad.
Actualmente, pasamos por cada hotel a velocidad de vértigo y muchas veces incluso nos resulta verdaderamente complicado tratar de recordar cómo eran las habitaciones, o qué servicios se ofertaban a los huéspedes.
Sin embargo, en otras ocasiones nos permitimos el lujo de pararnos un poco más, como es este caso.
Debemos decir también que cada vez nos llevamos más disgustos con los hoteles de supuesta mayor categoría. Exceptuando Europa y algunos países de Suramérica, en muchos otros lugares del mundo están empezando a poner estrellas como si cayesen directamente del cielo, lo que da lugar a muy malas experiencias.
Para muestra, un botón: vamos a tardar mucho en olvidar el mal trago que pasamos en un supuesto 5 estrellas de Sydney, de la cadena Four Seasons. Si no lo has leído, puedes revisar el artículo pinchando en este link. Hotel Four Seasons: la gran estafa.
En esta ocasión, vamos a comentaros nuestra experiencia en un céntrico 5 estrellas de Madrid, de la cadena Eurostars, donde nos alojamos hace pocas fechas.
El precio
Hemos hecho la comparación reservando una habitación para la noche del 27 al 28 de Marzo, desde la propia página web del hotel y a través de Booking.com.
Como se puede observar, el precio es exactamente el mismo, con una salvedad: la reserva desde la página del hotel incluye el desayuno y la posibiliad de un «late check out», o lo que es lo mismo, que puedes dejar la habitación más tarde de la hora oficial para hacerlo, siempre llamando antes y consultando con recepción.
Con esto, se evita tener que pagar los 25 euros del desayuno, una cantidad desorbitada, aunque este sea bastante completo.
La ubicación
El hotel está situado en pleno Paseo de la Castellana, al Norte de la ciudad de Madrid.
Es fácil acceder en vehículo propio, ya que cuenta con parking (de pago). En caso de llegar en otros medios, la estación de metro de «Begoña» está a escasos 300 metros y prácticamente a la misma distancia se encuentra la estación de tren de Chamartín.
A pesar de estar prácticamente al lado del Hospital La Paz, con lo que esto conlleva de idas y venidas de ambulancias, las habitaciones están bien insonorizadas y apenas se escucha el ruido del tráfico.
Llegada
El hall del hotel no es demasiado grande. El proceso de check in es bastante rápido y la atención en la recepción es buena.
Hemos probado también el servicio de recepción 24 horas a través de chat, pero no nos ha gustado nada. Esta aplicación está atendida por un «bot», es decir, no hay nadie detrás de la misma, por lo que en nuestro caso fue totalmente ineficaz y acabamos llamando por teléfono.
Este tipo de aplicaciones se encuentran ya disponibles en la gran mayoría de cadenas hoteleras más importantes, pero en muchas de ellas sí se recibe la atención de un ser humano y no de una máquina. Un punto a rectificar por parte del hotel.
La habitación
El hotel cuenta con 30 plantas de altura, pero existen 4 ascensores de gran capacidad para mover a los huéspedes, por lo que las esperas para subir o bajar son mínimas.
Los pasillos carecen de decoración innecesaria, lo cual a nosotros nos agrada, y la luz está atenuada, creando un clima de relax bastante acogedor.
Sin embargo, entre que la luz del pasillo no es demasiada y la habitación se encuentra con las cortinas cerradas a cal y canto, en el momento de abrir la puerta de la misma se tiene la sensación de entrar al mismísimo abismo, ya que no se ve absolutamente nada.
Hay que hacer un par de intentos para dar con la localización del lugar correcto para insertar la tarjeta, aunque algunos ya podemos hacer esto hasta con los ojos vendados. De todas formas, un mínimo rayo de luz en la habitación se hubiese agradecido bastante.
En nuestro caso, estábamos alojados en la planta número 20 del hotel, con vistas al Paseo de La Castellana.
La fachada cuenta con una decoración de cristal, detrás de la cual hay una pequeña terraza de cemento que no es accesible para los huéspedes. Tras esta se encuentran las ventanas de la habitación, las cuales no se pueden abrir.
Esta terraza que separa la habitación de la fachada decorativa es muy buena para amortiguar el ruido exterior, pero acumula suciedad. De hecho, justo delante de nuestra ventana se encontraba tirada sobre la misma una botella de refresco, que golpeaba las paredes cuando se levantaba el viento.
Por otro lado, en la pared de la puerta de entrada y de la cama se encuentra un pequeño panel para controlar la intensidad de la luz y también el grado de apertura de las cortinas. Se puede optar entre un ambiente de relax, ideal a la hora de despertarse, de lectura, de encendido total de todas las luces o sólo de las que se situan en el baño.
En nuestro caso, al tratarse de un solo huésped en la habitación, el baño sólo tenía un lavabo, pero con espacio suficiente para dos personas.
El retrete y la ducha están separados por una estrecha pared.
La ducha es de masaje, y es muy fácil regular el tipo de salida de agua y la temperatura. Es cierto que el suelo se inunda con facilidad, pero en ningún momento el agua se sale del plato, por mucho que parezca que esto va a ocurrir.
Además, cuenta con una bañera de dimensiones correctas.
La habitación tiene dos armarios de tamaño adecuado, con multitud de perchas para colgar la ropa y otros objetos como caja de seguridad, plancha, albornoz y zapatillas.
La cama es razonablemente grande y muy cómoda. Para los más sibaritas, existe la posibilidad de escoger qué tipo de almohada se prefiere.
Cuenta con una pequeña butaca y una mesa que mira al exterior. Además, también dispone de un escritorio con tetera para poder preparar café o infusiones, y un mini bar con los productos típicos que se encuentran en prácticamente todos los hoteles.
La habitación tiene una superficie de 30 metros cuadrados, lo que en otros países se consideraría una semi suite.
Otros servicios
El hotel ofrece conexión WiFi gratuita. Aunque esto parezca muy normal, porque en España la gran mayoría disponen de este servicio, nos hemos encontrado en innumerables ocasiones con hoteles alrededor de todo el mundo que cobran la conexión a internet, lo cual nos parece un chiste.
También oferta servicios de spa, piscina y gimnasio, además de un restaurante con muy buenas vistas de la ciudad y una carta más que aceptable.
El desayuno se sirve en la última planta, la número 30, lo cual garantiza también una panorámica muy espectacular de Madrid. Como decíamos al principio, el desayuno es bastante completo, de tipo buffet, aunque si la tarifa no lo incluye, los 25 euros de coste nos parecen algo exagerados.
También hemos utilizado el servicio de habitaciones, que tiene una carta atractiva, con un amplio abanico de platos calientes, pasta, carne, pescado y hamburguesas de todo tipo. Los precios, sin embargo, no son especialmente económicos, aunque debemos reconocer que la calidad de los productos se corresponde con estos.
En definitiva, nos hemos encontrado con un hotel acorde a su categoría, con algunos puntos mejorables pero que oferta una buena atención al cliente y una serie de servicios de nivel superior a la media.
Sobre todo, nos quedamos con el trato al huésped, la limpieza, la comodidad de la habitación y la tranquilidad para descansar de manera adecuada.