Los pilotos de la compañía lowcost española han programado 4 jornadas de huelga para finales de este mismo mes y principios de Mayo. En concreto, los días 25 y 26 de Abril se producirán los dos primeros parones de 24 horas, que se ampliarán al 3 y 4 de Mayo.

El SEPLA (Sindicato Español de Pilotos de Líneas Aéreas) ha especificado que las causas que justifican esta convocatoria son «la falta de claridad y concreción de la aerolínea en la negociación del III Convenio Colectivo, y los incumplimientos reiterados de varios puntos del II Convenio Colectivo».

Pero, ¿cuáles son en realidad los miedos de los pilotos y trabajadores de Vueling en general?. En primer lugar, el que se mantenga la brecha salarial existente en la compañía en lo que se refiere a los sueldos de este colectivo, que se calculan un 50% inferiores a los de la competencia, aproximadamente. En segundo lugar, que la empresa centre su crecimiento exclusivamente fuera de España, obligando a los trabajadores que pretendan prosperar laboralmente a coger sus maletas y trasladarse al extranjero.

La gran incógnita

Desde Turama hemos comentado en varias ocasiones la gran paradoja que para nosotros es Vueling: una aerolínea que ha crecido de manera exponencial dentro de un mercado restrictivo y a la baja, que durante el año 2017 transportaba a 30 millones de pasajeros, casi un 10% más que en el ejercicio anterior, y que sin embargo no cuenta ni con el beneplácito de sus clientes, ni con el de sus propios trabajadores.

De hecho, Vueling tiene una de las calificaciones más bajas en la mayoría de portales correspondientes a consultoras aéreas, lo cual choca frontalmente con la gran expansión que está experimentando, así como su reciente salida de los tan temidos números rojos.

Vueling ha sobrevivido a las recientes caídas de gigantes de la talla de Air Berlin, de la inglesa Monarch, o incluso de la difunta y recientemente resucitada Niki. La compañía también vio caer en su día a Spanair e incluso superó una gravísima crisis en el Verano del 2016, que estuvo a punto de costarle la licencia de operador aéreo.

Actualmente, el grupo IAG pretende reforzar la presencia de la aerolínea en centroeuropa, para lo cual había previsto el fallido intento de comprar a Niki y ponerla al servicio de Vueling. Epic Fail…

Después de superar con creces a Iberia en el mercado nacional, ahora mismo lucha prácticamente en solitario contra el gigante del bajo coste, la irlandesa Ryanair, y la cada vez más poderosa EasyJet.

Qué está fallando

Vueling está experimentando el mismo tipo de problemas que acucian hoy en día a Ryanair. La gran diferencia entre ambas aerolíneas es que mientras los pasajeros de la irlandesa están encantados de poder volar con las tarifas más bajas del mercado, en unos asientos donde todavía es posible no destrozarse las rodillas, los de Vueling tienen que hacerlo pagando más y en condiciones de mucha menos comodidad.

En ambos casos, los pilotos de ambas aerolíneas critican ferozmente la filosofía laboral de sus empresas y los salarios que perciben por desempeñar su labor en las mismas, que en muchos casos ha salvado la cara empresarial de estas en situaciones que se preveían límites.

Quizás de esto podamos entender el cada vez mayor auge de la inglesa EasyJet, que mantiene un nivel de aceptación bastante equiparable, tanto entre sus pasajeros como entre sus pilotos.

Además, el constante goteo de profesionales que deciden abandonar Vueling y fichar por la competencia, también ha puesto a la aerolínea en una situación muy delicada, llegando incluso a insinuarse por parte del SEPLA que el caos organizativo del Verano 2016 podría llegar a repetirse en este.

Quizás el grandísimo error que están cometiendo las cabezas pensantes de Vueling es tomar como referencia a Ryanair, un modelo económico y empresarial de gran éxito pero con los pies de barro, y obviar que es posible dominar el mercado del bajo coste ofertando unas condiciones laborales más que aceptables a sus trabajadores.

Si echasen un vistazo hacia el Oeste, se percatarían de la presencia de SouthWest, una de las precursoras del bajo coste, que se ha convertido en la cuarta compañía aérea más importante del planeta y en la que sus empleados pueden desarrollar una carrera laboral en condiciones muy superiores a las de la competencia.

Esta aerolínea norteamericana daba una lección de cómo hay que tratar a sus trabajadores, cuando decidió repartir entre los mismos una paga extra adicional de 1.000 dólares a principios de este año.

Southwest se encontró con una inesperada devolución de impuestos, gracias a la aprobación de una nueva ley por parte de la administración Trump, y en vez de quedarse con todo ese dinero, decidió que lo mejor era compartirlo con sus trabajadores y destinar el resto a organizaciones benéficas y a la compra de nuevos aparatos.

Por lo que se ve, sí es posible vender billetes baratos y mantener contentos a los propios empleados y pasajeros.

Crecer en el extranjero

Los planes del grupo empresarial IAG, que engloba a Iberia, British Airways, Vueling y Aer Lingus, son especialmente claros para aquel que quiera ver más allá de lo que se publica en los medios.

IAG quiere centrar su crecimiento en los vuelos de bajo coste transoceánicos, a través de la marca Level, o incluso de la compra de la compañía Norwegian, tal y como se ha sabido recientemente.

En lo que respecta al corto y medio radio, Vueling es la elegida para llevar la bandera empresarial del grupo por toda Europa. Iberia está destinada a aportar los beneficios suficientes para poder pagar las jubilaciones de los trabajadores de British Airways, la niña mimada.

Aprovechando la desaparición en un mismo año de 3 grandes competidoras de Vueling, sobre todo de AirBerlin, IAG quiere posicionar su aerolínea en Alemania, Suiza y Austria, además de reforzar su presencia en Francia e Italia.

Los trabajadores de Vueling quieren que la compañía se comprometa a garantizar un crecimiento mínimo en España, de al menos el 15%, antes de empezar a desarrollarse fuera. Evidentemente, la aerolínea se niega a firmar esto.

Una evidencia de más de que a partir de ya mismo se va a dar una especial atención al mercado extranjero, muy por encima del español.

Jugar con fuego

Es cierto que Vueling ha salido airosa de muchas situaciones que parecían límites para la compañía, lo cual no quiere decir que sea indestructible.

Un nuevo caos como el sufrido hace dos años haría temblar los cimientos de la aerolínea, y podría tener consecuencias impredecibles.

El SEPLA ha apostado fuerte, planteando la primera huelga de pilotos en Vueling e insinuando que los hechos ocurridos antaño podían volver a repetirse en los próximos meses. Esto es un arma de doble filo, ya que si bien es poner contra las cuerdas a la dirección empresarial en el medio de una fuerte discusión para la firma del III Convenio Colectivo, también es la mejor manera de volver a sacar los fantasmas del pasado y ahuyentar a los pasajeros.

Vueling no puede permitirse un nuevo tropezón de esas dimensiones. No se lo merecen ni sus clientes ni sus empleados.

El Verano está a la vuelta de la esquina, a día de hoy ya hay muchos billetes vendidos, y de momento los 4 días de huelga siguen en pie y sin descartar futuras movilizaciones en ese sentido.

AirFrance está pagando muy caro su falta de flexibilidad laboral, inmersa en una vorágine de conflictos internos que están destrozando la compañía. Ryanair ha salvado ya dos bolas de partido, pero está a punto de comenzar a jugar otra y no se sabe muy bien qué pasará. Norwegian no remonta el vuelo y todos los pilotos que decidieron salir de IAG y apostar por ella, podrían verse en breve de vuelta en la casilla de inicio, en el caso de formalizarse su venta.

Un mercado demasiado convulso que no perdona y podría poner a Vueling, de nuevo, al borde del abismo.

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