La realidad detrás de la foto viral de Ryanair

El fin de semana pasado, una foto correspondiente a la tripulación de un avión de Ryanair dio la vuelta a toda Europa, provocando una enorme controversia dentro del sector aéreo y también en las redes sociales y medios de comunicación.

En la misma se puede ver a 3 mujeres y a 3 hombres, con el uniforme de la aerolínea de bajo coste irlandesa, tirados en el suelo de una oficina del aeropuerto de Málaga y supuestamente durmiendo sobre el.

Lo que se pretendía denunciar era el abandono de la compañía aérea a sus empleados, a los cuales no se les pudo facilitar alojamiento, ni comida, durante la noche del Sábado 13 de Octubre.

De hecho, un ex piloto de la aerolínea etiquetaba a través de las redes sociales al responsable de operaciones de Ryanair, pidiéndole explicaciones sobre este asunto y recalcando los enormes beneficios económicos que la empresa había conseguido en el último año.

La respuesta de Peter Bellew fue la siguiente: «Desafortunadamente, todos los hoteles en Málaga estaban llenos. La tormenta causó un enorme daño en Portugal. Poco después de esto, los tripulantes fueron trasladados a una sala VIP. Disculpas a la tripulación por no haber encontrado alojamiento».

Rápidamente, todos los ultra defensores de Ryanair comenzaron a atacar a los empleados protagonistas de esta historia, haciendo hincapié en el hecho (más que evidente) de que nadie duerme tirado en el suelo de esa manera y que se trataba de otro fake realizado sólo con la intención de dañar la imagen de la compañía, justo en el momento en el que existe una enorme guerra abierta entre esta y sus tripulantes de cabina.

Todos los que nos hicimos eco de estos hechos, que incluso han llegado al otro lado del Atlántico, no tuvimos el menor problema para interpretar el mensaje que se estaba enviando por parte de los empleados afectados.

Ante una situación de abandono total y con la dura expectativa de tener que pasar la noche dentro de una oficina, se tomó la instantánea, que sólo pretendía representar lo que Ryanair esperaba que hiciesen sus trabajadores: dormir sobre el suelo.

La dureza de la imagen en cuestión, finalmente ha valido precisamente para lo que fue ideada, ya que gracias a la misma este asunto ha servido para poner de nuevo de manifiesto las deplorables condiciones laborales en la que tienen que trabajar muchos empleados de Ryanair, que no sólo degradan la dignidad de los mismos, sino que además atentan contra las leyes y normativas del sector aéreo, que exige un descanso apropiado para los tripulantes de cabina.

Desgraciadamente, con el afán de seguir atacando a sus propios trabajadores, Ryanair sacaba hace apenas unas horas un vídeo correspondiente a la cámara de seguridad de la oficina del aeropuerto de Málaga, donde se produjeron los hechos.

De esta manera, Ryanair denuncia que se trató de un montaje para atentar contra la aerolínea, ideado por sus propios empleados.

En dicho vídeo, se puede ver cómo los trabajadores se disponen para tomar la fotografía de la discordia y posan para la misma, volviendo a levantarse del suelo una vez se realiza.

Al final, a lo que llevan este tipo de situaciones es a confirmar el viejo dicho de que «se coge antes a un mentiroso que a un cojo», y en este caso el intento de Ryanair de descalificar a sus empleados le ha salido precisamente por la culata.

En primer lugar, se confirma el abandono en el aeropuerto de Málaga, no de 6 tripulantes de cabina de Ryanair, sino de 24.

En segundo lugar, la poca creíble disculpa de Ryanair en cuanto a que no le fue posible encontrar habitaciones libres en ningún hotel, se ha caído por su propio peso.

Para empezar, en Málaga capital sí quedaban hoteles disponibles para alojar a estos trabajadores, pero no a los precios que Ryanair estaba dispuesta a abonar. Es muy importante distinguir estos dos conceptos, ya que la aerolínea hace hincapié en el hecho que en Málaga los hoteles «estaban llenos».

Además, se da la mala suerte (para Ryanair) de que este suceso ocurre en uno de los puntos turísticos más importantes de España, donde existe una mayor concentración hotelera.

En un radio de apenas 50 km se encuentran las localidades de Torremolinos, Benalmádena, Estepona, Marbella, Fuengirola, y muchas otras donde se podría haber albergado a los 24 trabajadores de Ryanair.

Nadie en su sano juicio dentro del sector hotelero de la provincia andaluza, es probable que haya visto nunca en su vida una ocupación de camas total del 100%, en todas las localidades de la Costa del Sol.

Otra cosa, es que a la compañía no le interesase gastar demasiado dinero en alquilar las habitaciones correspondientes.

En tercer lugar, la situación que se puede ver en el vídeo subido por Ryanair es, si cabe, todavía bastante peor a la que se mostraba en la foto de la discordia.

Mientras la aerolínea quiere justificar con estas imágenes el montaje de sus empleados, lo que se puede apreciar es a 24 personas que han acabado su horario laboral, compartiendo 8 sillas en semi oscuridad. Mientras unos se sientan en ellas, otros lo hacen sobre el suelo, o permanecen de pie apoyados en la pared.

Además, Ryanair afirma que la situación «sólo» la tuvieron que soportar durante un período bastante corto de tiempo, cuando en realidad fueron varias las tripulaciones de otros aviones que a las 6 de la mañana se encontraron con el panorama de los trabajadores de la lowcost irlandesa en el aeropuerto de Málaga.

Por último, la aerolínea también intenta quitar hierro al asunto indicando que ni siquiera tenían que volar al día siguiente.

Ahora toca pararnos todos a pensar un poco y a recapacitar sobre lo que ha pasado. Si la compañía actúa de esta manera con las personas que cada día se levantan para partirse la cara por ella, ¿qué trato se puede esperar para con los pasajeros en una situación similar?.

Desgraciadamente, el ejemplo de éxito comercial de Ryanair está haciendo un enorme daño al sector, aunque muchos todavía afirmen que gracias a ella pueden volar a precios de risa.

Hoy mismo nos levantábamos con las declaraciones de Lorenzo Stoll, director de la aerolínea suiza Swiss, refiriéndose en estos términos a sus tripulantes de cabina, en una entrevista para la CNN: «No olvidemos que nuestros requerimientos de cara a la cualificación profesional de nuestros tripulantes de cabina no son demasiado altos. No necesitan demasiados estudios. Los entrenamos para el trabajo y los ponemos en marcha lo antes posible».

Esta es la idea que, al parecer, tienen muchos en relación con estos profesionales, la cual se quiere transmitir a los pasajeros de las compañías aéreas: se trata de jóvenes con una preparación media/baja, entrenados para la venta de artículos a bordo de un avión y, sobre todo, dar la mejor imagen física posible.

Al parecer, da igual si descansan o no descansan, si duermen o no duermen, porque total, para vender un par de colonias y tres rifas en un vuelo de hora y media, tampoco es que haya que estar demasiado en forma.

Este asunto nos parece de una gravedad extrema. Cuando este tipo de incidentes saltan a la luz, empezamos a preguntarnos cuántos otros se quedan en el anonimato por falta de pruebas documentales, o por el miedo a represalias.

Volar a precios de risa, sí, ojalá los podamos disfrutar todos, pero nunca a costa de degradar un sector en el que cada día muchos millones de personas ponen no sólo su confianza, sino también sus propias vidas.

En una compañía aérea, es tan importante la labor del mecánico que aprieta el último tornillo de un motor, como la del que traslada las maletas de los pasajeros, como la del tripulante de cabina que tiene que asegurarse del cierre correcto de la puerta de su avión.

Si uno de ellos falla, el único que acaba pagando las consecuencias es el pasajero.

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