Lo que no sabías de las azafatas de vuelo

A pesar de que algunas aerolíneas parecen demasiado interesadas en presentar a sus tripulantes de cabina (lo que antiguamente se conocía como azafatas o azafatos de vuelo) como meros vendedores de chuches en el aire, lo cierto es que el trabajo de estos profesionales del sector aéreo es de vital importancia.

Sobre los TCP (Tripulante de Cabina de Pasajeros) recae un sinfín de responsabilidades, de las que pueden depender directamente las vidas de los pasajeros de un avión.

Que nadie se lleve a engaños, por mucho que en la actualidad estemos cansados de ver a estos profesionales lidiando con borrachos, drogados y alterados de muchos tipos dentro de la cabina de pasajeros, la multitud de casos en los que gracias a sus decisiones y buen hacer se han salvado auténticas situaciones críticas que pendían de un finísimo hilo, todavía a día de hoy no han obtenido el reconocimiento que merecen.

Lamentablemente, muchos TCP actualmente son obligados a pagarse su propia formación, su uniforme, su manutención y demás gastos a la aerolínea con la que ni siquiera han comenzado a trabajar. En el hipotético caso de conseguir el empleo, todavía tardarán mucho más tiempo en amortizar todo ese dinero.

Lo que originalmente comenzó como un trabajo reservado única y exclusivamente para hombres, luego pasó por otra etapa en la que ocurría justo lo contrario, ya que apenas se veían representantes del género masculino haciendo de «azafatos».

En la actualidad, tanto hombres como mujeres desempeñan esta labor en miles de compañías aéreas a lo largo y ancho del mundo, un trabajo muy pocas veces reconocido, básicamente por desconocido.

Hoy vamos a rendir este pequeño homenaje a las «azafatas». Un grupo valiente de mujeres que desempeñaron una muy difícil labor en los años más complicados de la aviación, cuando todavía la industria se encontraba en pañales y cada vuelo era una auténtica aventura.

El primero

Heinrich Kubis pasó a la historia como el primer TCP de la aviación.

Prestaba sus servicios a bordo de varios Zeppelin y se encontraba trabajando a bordo del Hinderburg el día que se incendió en pleno vuelo.

Kubis salvó la vida saltando por una ventana, en el momento en el que el aparato estaba a punto de estrellarse contra el suelo.

Los primeros

Entre los años 1928 y 1929, fueron las compañías Western Airlines y Pan American World Airways las primeras en contratar personal masculino, cuya única función era servir comida y bebida a bordo de sus aviones.

La primera

Hasta el año 1930 no se vería a la primera mujer desempeñando funciones de «azafata» dentro de un avión.

Su nombre era Ellen Church, y comenzó a trabajar en ese año para la compañía Boeing Air Transport, también conocida en la época como BAT.

Las condiciones que tenían que cumplir las que finalmente fueron conocidas en el sector aéreo como las «sky girls», eran realmente duras.

En primer lugar, tenían que ser menores de 25 años, diplomadas en enfermería, solteras, de un peso inferior a los 52 Kg y una altura máxima de 1,63 m.

Imagen de empresa

En muy pocos años, todas las compañías aéreas se dieron cuenta de que este personal femenino podía funcionar como el mejor reclamo e imagen para sus empresas.

En ese momento, se introdujeron sofisticados uniformes, la obligatoriedad de cumplir con unas normas estrictas de maquillaje y peinado y, sobre todo, una sempiterna sonrisa bajo cualquier situación.

Enorme demanda de empleo

En el año 1941, Joan Waltermire, en aquel entonces una de las azafatas más conocidas de American Airways, escribía esto en la revista Life Magazine:

«Las aerolíneas cuentan con azafatas no sólo para servir comidas o repartir chicles, sino más bien para mantener a los pasajeros contentos. Las azafatas son las verdaderas embajadoras de las compañías aéreas y American, que gasta más de 400.000 dólares al año en sus azafatas, encuentra rentable esta inversión. El año pasado, más de 3.500 chicas solicitaron su entrada en American como azafatas. De ellas, sólo 1.500 contaban con los requisitos obligatorios de edad, peso, altura, entrenamiento, apariencia y personalidad. De entre estas últimas, sólo 105 consiguieron el empleo».

La primera película

En el año 1945, le tocaba a Isle Berger, de la compañía Pan Am, ser la primera azafata de la historia que proyectaba una película a bordo de un avión para el disfrute de sus pasajeros.

Las primeras escuelas

Durante los años 50 y 60 comenzaron a proliferar las primeras escuelas y academias dedicadas exclusivamente a la preparación de mujeres que se disponían a solicitar un trabajo como azafatas de vuelo.

En ellas, se entrenaba la forma de hablar, de dirigirse a los pasajeros, e incluso la forma de andar y la propia postura.

La apariencia lo es todo

En aquella época, se valoraba sobre todo una buena apariencia.

Las normas y reglas que tenían que cumplir las azafatas eran verdaderamente estrictas. En muchos casos, el contraer matrimonio era motivo para ser despedida de manera fulminante.

Racismo

Hasta el año 1958 no se pudo ver a la primera azafata de color dentro de la cabina de un avión.

Se trataba de Ruth Carol Taylor, que empezó a trabajar ese año para Mohawk Airlines, pero tuvo que dejar su empleo a los 6 meses, pocos días antes de su boda, debido a las restricciones contractuales en caso de matrimonio.

Los 60

Durante los años 60, el trabajo de azafata de vuelo se sofisticó de tal manera, que incluso la compañía Braniff International Airlines decidió diseñar una especie de cascos de metacrilato para que sus azafatas no se despeinasen a consecuencia del viento.

La época dorada

A finales de los años 60 y principios de los 70, el trabajo de azafata de vuelo era la profesión más deseada para muchas mujeres.

La popularidad que adquirieron durante esta época fue tal que se llegó a decir que cualquier hombre caería rendido a los pies de una modelo, o de una azafata de vuelo.

Se había convertido en uno de los trabajos más difíciles de conseguir, y aquellas que llegaban a desempeñarlo eran el objeto de las miradas de deseo y envidia del resto.

Un trabajo en el que se viajaba por todo el mundo, se conocía a gente importante y siempre se llevaba la mejor ropa, todo lo que estaba de moda en aquel momento.

PANAM

LUFTHANSA

SAS

AIR FRANCE

Demasiadas ausencias

Lo que muchos no veían durante las décadas de los 70 y los 80, era el riesgo que se corría en demasiadas ocasiones a bordo de determinados aviones.

La industria aeronáutica pasó por uno de sus peores momentos, con numerosos accidentes fatales. El Este europeo fue una de las zonas donde se registraron más desastres aéreos. En muchas ocasiones, varios en el mismo mes.

Vesna Vulovic pasó a la historia como la azafata de una compañía aérea única superviviente de la caída de su avión desde 10.160 metros de altura. Supuestamente debido a la explosión de una bomba a bordo, el aparato se rompía en pleno vuelo, cayendo al vacío y estrellándose en una zona montañosa y nevada.

Todavía no se sabe muy bien cómo, Vesna, fallecida hace dos años, era la única superviviente del enorme impacto.

Muchas otras, no tuvieron tantísima suerte.

Actualidad

Hoy en día, una tripulante de cabina tiene que ejercer al mismo tiempo de psicóloga, enfermera, relaciones públicas, cocinera, técnico de mantenimiento, encargada de seguridad, supervisora de los procedimientos de emergencia, intérprete, cuidadora, monitora, vendedora y un sinfín de tareas más, que se realizan a cambio de un sueldo muy inferior al imaginado.

Hoy, día internacional del turismo, por nuestra parte cedemos el testigo a una de las profesiones más importantes dentro del sector y que menos reconocimientos obtiene.

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