Parece que a algunos el chollo se les está acabando, y por mucho marketing y técnicas de venta que pongan encima de la mesa, se les ha visto el plumero.
Y esto es precisamente lo que está pasando con el gigante de las reservas hoteleras, Booking, que se ha visto obligado a cambiar la manera en la que vendía sus habitaciones y promocionaba aquellos hoteles que más le interesaba, por razones evidentemente económicas.
Al menos, esto va a ser así en el Reino Unido, pero a partir del próximo año. Se acabaron las falsas llamadas a la compra, la promoción interesada de determinados alojamientos, la supuesta escasez de camas disponibles, para apresurar al internauta a formalizar su transacción, y en otros casos justo lo contrario: disponibilidad abierta de reservas en sitios que ya no tienen habitaciones.
Todo sea por no perder una comisión.
Todos estos «truquillos», que a día de hoy siguen siendo legales en nuestro país, cada vez los sabe más gente, por lo que empieza a resultar dificultoso seguir engañando al público en general.
Y no sólo esto: cualquiera que eche un vistazo a las tarifas de Booking y a las que estamos comercializando en Turama, por exactamente las mismas habitaciones y los mismos servicios, en el 95% de los casos podrá confirmar una importante diferencia de precios.
Por repetir una mentira mil veces, no acaba haciéndose realidad, y por descontado Booking no tiene, ni de lejos, los mejores precios del mercado hotelero.
¿Qué está pasando?
Booking consiguió algo muy meritorio, que fue exactamente el dar a entender a todos los hoteles del mundo que si no figuraban en su página web, no existían.
Esto creó una auténtica reacción de sumisión por parte de la gran mayoría de cadenas hoteleras, así como de los establecimientos independientes y aquellos más pequeños, que no querían bajo ninguna circunstancia desaparecer de la red.
Por su parte, el internauta se acostumbró a entrar directamente en Booking cada vez que quería alquilar una habitación en un hotel, sin ni siquiera comparar precios en otros sitios web.
Así que con los proveedores agarrados de una mano, y los clientes de la otra, Booking se hizo enormemente fuerte en su terreno, y comenzó a sacar partido de la situación ventajosa de poder.
A los hoteleros se les cobra comisión por prácticamente todo: salir en los primeros puestos de las búsquedas, resaltar sus establecimientos por delante de los de la competencia, tener mejor puntuación, etc etc etc…
A los clientes que no formalizan su compra, se les quema (literalmente) con continuos mensajes para que vuelvan a entrar de nuevo en el sitio, con supuestas rebajas, gangas, ofertas, y lo que es peor, mientras estén navegando por otras páginas, verán en los márgenes de sus pantallas los anuncios patrocinados de Booking, recordándoles que su habitación sigue pendiente.
Si no se vende por precio, se acabará vendiendo por perseverancia.
Pero al final, todo tiene un límite, y tanto los internautas, como los propios establecimientos hoteleros, se están empezando a cansar muy peligrosamente de Booking.
De esta manera, cada vez hay más hoteles que han decidido abandonar la rueda comercial del gigante holandés, y confiar sus ventas de nuevo a las agencias de viajes.
Los hoteles ya no quieren seguir pagando por un servicio que muchos profesionales estamos dando completamente gratis, por lo que Booking ha pasado a la carga para defender su territorio.
Más presión
Es lógico que Booking no quiera perder su gallina de los huevos de oro, pero a nuestro muy modesto entender, la estrategia de presión y asfixia que está ejerciendo sobre los hoteles, no es la mejor opción.
En primer lugar, han decidido ampliar su abanico de ofertas a pisos y casas supuestamente turísticas. Decimos «supuestamente», porque en el afán por crear la mayor competencia posible entre sus clientes, se han dedicado a incluir en catálogo a un buen número de alojamientos que carecían de los permisos legales para poder funcionar como tal.
Esta medida estaba destinada a hacer el máximo daño posible a los pequeños hoteles, que son la competencia directa de los pisos turísticos. Los establecimientos y las cadenas hoteleras más grandes e importantes, tienen otro tipo de clientes totalmente distintos.
Pero ahora, la novedad radica en que Booking también quiere cobrar una comisión de todos los servicios que los huéspedes utilicen mientras dure su estancia en el hotel.
Esto quiere decir que si el cliente que ha reservado su habitación a través de Booking, compra un pase para poder acceder a la red WiFi, para poder entrar al gimnasio o piscina, hacer uso de la lavandería, o cualquier otro concepto que se pueda imaginar, Booking tendría que cobrar un tanto por ciento de cada importe desembolsado.
Como parece razonable pensar, esta ha sido la gota que ha colmado el vaso, y ya hay una red muy importante de hoteles que se han opuesto frontalmente a esta nueva norma, amenazando con dejar la plataforma de manera definitiva.
A nosotros no nos cabe la menor duda: se trata de un abuso con mayúsculas, que incluso podría estar vulnerando la Ley Oficial de Protección de Datos, ya que los hoteles tendrían que mantener en todo momento informada a Booking de los movimientos que sus clientes hacen durante su permanencia en las instalaciones.
Es decir, Booking sabría al final de tu estancia si solicitaste un traslado al hotel para ir a cenar, o pediste dos entradas al gimnasio, o mandaste a lavar tu ropa interior…un auténtico despropósito.
Todo se acaba…
Y esto nos lleva al comentario que hacíamos al principio de este post: el chollo se va acabando.
Los internautas cada vez saben más, y ya no se quedan con una única tarifa que ven en una sola página. Los hoteles están hasta las narices de vivir exprimidos por los grandes buscadores online, por un lado, y ahora también por los supuestos influencers y youtubers de turno, que les hacen chantaje en el caso de que no accedan a sus peticiones.
Así que, después de muchos años dejándose llevar y arrollar por ambos, una buena parte están llegando de nuevo a la conclusión de que las agencias de viajes somos la mejor vía de venta, la más fiable, y la única que es totalmente gratuita.
Que cada uno saque sus conclusiones y, lo más importante, haga sus comparaciones.