Cuando nos referimos a Nueva Zelanda como nuestras antípodas, no sólo deberíamos hacer referencia a su posición geográfica en el globo terrestre, sino también a una forma de hacer las cosas que difiere por completo de la nuestra.
Después de 102 días libre de casos de coronavirus, Jacinda Ardern, Primera Ministra de Nueva Zelanda, confirmaba hoy a los medios de comunicación que se habían detectado 4 positivos en una familia que reside al sur de la ciudad de Auckland.
Ardern ha declarado que a pesar de todas las medidas que se habían tomado para evitar esta situación, su gobierno daba por hecho que más tarde o más temprano aparecerían nuevos casos, igual que ha sucedido en su vecina Australia, o en Corea del Sur, países que mantuvieron a raya la pandemia durante un período de tiempo muy considerable.
La Primera Ministra neozelandesa afirmó que este escenario se había previsto con la suficiente antelación, por lo que están en condiciones de afrontar el mismo con las mayores garantías de éxito.
A partir de mañana mismo, toda la ciudad de Auckland volverá a la fase 3 del programa nacional anti Covid, lo que incluye el cierre de colegios, bares y restaurantes, una medida que en principio se prolongará durante tres días.
Las autoridades locales han pedido a todos los habitantes de la ciudad que permanezcan en sus casas, salvo en casos de extrema necesidad, y que actúen como si fueran portadores del virus, evitando a toda costa el contacto social.
Se ha solicitado a todas las empresas que cuentan con oficinas en Auckland, que permitan la modalidad de teletrabajo a sus empleados, por lo menos durante lo que resta de semana.
Nueva Zelanda se ha presentado como uno de los casos de mayor éxito en la gestión frente a la nueva Covid19.
Desde el comienzo de la crisis, el país ha registrado un total de 1.570 casos y 22 pacientes fallecidos.
Estas cifras son inferiores a las que comunica España actualmente en apenas un período de 24 horas.
El ejecutivo que preside Ardern no tiene ningún secreto ni receta especial que dar al resto de países, y lo único que ha hecho es blindar la entrada de ciudadanos extranjeros a Nueva Zelanda desde el pasado mes de Marzo.
El nivel de exigencia y compromiso de sus representantes políticos con esta crisis es tal, que el propio ex ministro de salud, David Clark, presentaba su dimisión el pasado mes de Julio tras conocerse la noticia de que varios viajeros que habían entrado al país se habían saltado la cuarentena obligatoria para ir a la playa.
El propio Clark había sido fotografiado con su familia disfrutando de un día de playa, una decisión que él mismo calificó como una estupidez por su parte, por lo que consideró que a pesar de los excelentes resultados de su gestión, la única solución viable era presentar su renuncia irrevocable al puesto de Ministro de Sanidad.
Con una población de apenas 5 millones de habitantes, Nueva Zelanda lleva realizados a día de hoy más de 400.000 tests a sus ciudadanos, implementando restricciones sanitarias y de movimiento de la población desde que se detectó el primer contagio de Covid19 en el país.
El sector turístico en Nueva Zelanda es uno de los principales motores económicos del país, y aporta anualmente más de 11.200 millones de dólares a las arcas públicas, lo que equivale a aproximadamente el 5% de su producto interior bruto.
A pesar de esto, tanto Nueva Zelanda como su vecina Australia decidieron al comienzo de la crisis renunciar al turismo durante este año, con el fin de volver a retomar la actividad del sector con mayores garantías de seguridad el próximo 2021.
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