Roma: 5 sugerencias para tu próximo viaje

Cuando hablamos de ciudades con un poder de atracción de turistas tan grande como Roma, en Turama nos gusta rizar el rizo e intentar descubrir algunos lugares que todavía no han sido masificados por las hordas de viajeros. En este caso, queremos presentarte 5 alternativas a los grandes clásicos romanos, los cuales tampoco deberías de perderte, que pueden sacarte una sonrisa, un gesto de exclamación, y unas cuantas fotos dignas de concurso.

Creemos que no es incompatible el poder visitar ubicaciones alternativas a las más populares, es más, quizás debería ser necesario para poder decir que se ha conocido una ciudad. Salirse un poco del camino trazado, de lo habitual, es un ejercicio que disfrutan poniendo en práctica los verdaderos viajeros, aquellos que no toman su periplo como otra «equis» en un mapa, si no como una oportunidad de enriquecerse viendo algo nuevo.

En todo caso, mientras se viaja, cada uno debe de hacer y de experimentar aquello que más le llame la atención, ya que muchas veces no es posible volver a un mismo destino. Roma es uno de esos lugares del mundo que recordarás toda la vida, así que aprovecha bien tu tiempo.

Santa Maria della Concezione dei Capuccini

Esqueletos de miles de monjes

Una iglesia que, de por sí, podría formar parte perfectamente del recorrido habitual por la capital romana. Sin embargo, lo más sorprendente de este lugar no son las obras maestras que la adornan, si no lo que se esconde en la cripta: los esqueletos de más de 4.000 monjes capuchinos.

La historia comienza en el siglo XVI, cuando estos religiosos residían en el convento de St. Bonaventure, muy cerca de la Fontana di Trevi. Debido al inminente cierre de ese lugar, decidieron trasladarse a Santa Maria della Concezione, y pidieron permiso al Papa para poder llevarse con ellos los restos de sus hermanos. Hasta el año 1870 estuvieron guardando los huesos de todos los que allí fallecían, ya que habían jurado permanecer juntos para siempre.

Hoy en día, todavía es posible ver los restos de aquellos monjes, muchos momificados y ataviados con el clásico hábito con capucha, que da nombre a su congregación. En la pared de la cripta se puede leer una frase que hará pensar a más de uno, y que probablemente provoque algún que otro suspiro: «Lo que sois ahora, una vez lo fuimos nosotros; lo que somos ahora, alguna vez lo seréis». ¡ Encantador !

Chiesa di San Ignazio

La cúpula falsa

Se trata de una de las iglesias más visitadas de Roma, probablemente porque contiene frescos de un grandísimo valor artístico e histórico, por lo que denominarla con el adjetivo de lugar «alternativo», no sería muy correcto. Sin embargo, lo que desconocen gran parte de sus visitantes es la original anécdota de su bellísima cúpula: no existe…

En el siglo XVII se había encargado la construcción de la iglesia, que debería de tener una grandiosa cúpula en su interior, pero en 1642 el dinero destinado para esta labor se acabó, y con el, el presupuesto para terminar la obra tal y como se había acordado. En esta tesitura, el artista Andrea Pozzo propuso realizar un trabajo de pintura en el techo plano que haría creer a todos los visitantes que lo miraran que estaban justo debajo de una cúpula de gran tamaño.

Finalmente el gran pintor consiguió su objetivo, que todavía a día de hoy sigue engañando a miles de turistas, y el efecto se acabó llamando «trampantojo», o lo que es lo mismo, la ilusión de ver algo distinto a la realidad, normalmente a través de engaños pictóricos. Su técnica tuvo tal éxito que la volvió a repetir en la ciudad de Viena, en una iglesia jesuita. Y así fue cómo nacieron las primeras cúpulas Low-Cost de la historia.

Piramide Cestia

¿Una pirámide en el centro de Roma?

Pues sí, una auténtica y genuina pirámide de inspiración egipcia que data del siglo 12 antes de Cristo, aproximadamente. Después de la conquista de Egipto por parte del Imperio Romano, se quisieron copiar aquellos elementos decorativos que sorprendían y admiraban a los soldados que los veían por primera vez. Así, en un espacio de tiempo relativamente corto, se cree que llegaron a construirse dos pirámides, de las cuales sólo queda esta, y varios obeliscos.

Lamentablemente, sólo es posible visitar su interior con un permiso especial, ya que en el pasado sufrió múltiples saqueos que casi acaban incluso con su estructura, por lo que está restringida a estudiosos y científicos. Dentro yacía el cuerpo de un magistrado adinerado de la época, Cayo Cestio Epulón, y consta que tardó en construirse exactamente 330 días.

Es fácil observar que esta pirámide es mucho más empinada que sus similares en Egipto, y esto se justifica debido a probables errores de construcción por parte romana, los cuales utilizaron ladrillo y mortero, elementos que nada tienen que ver con las mastodónticas rocas utilizadas al otro lado del Mediterráneo.

Basilica di Santa Maria delli Angeli e dei Marteri

La revancha del Papa

Esta basílica se construyó justo encima de unos antiguos baños termales romanos, los cuales emplearon a esclavos cristianos en su obra. Primero, el Papa Pío IV ordenó a Miguel Angel cubrir lo que se consideraba había sido un lugar de sufrimiento y muerte para aquellos creyentes, de ahí el nombre de «Marteri», en correspondencia con los mártires que allí perdieron su vida trabajando.

Más tarde, el Papa Clemente XI consideró que se trataba de la ubicación ideal para dar un golpe de gracia al antiguo calendario pagano e imponer definitivamente el Gregoriano, por lo que encargó a Francesco Bianchini configurar un meridiano solar en el suelo de la basílica, que sirviera para determinar la Pascua Cristiana de una manera más fehaciente.

El meridiano es realmente una línea de bronce de 45 metros de larga, sobre la que se encuentran pintados los días y estaciones del año, junto con otros símbolos relativos a estas. El sol entra todos los días por un pequeño agujero en la pared y se refleja sobre un punto determinado de la línea, correspondiéndose con la fecha y la estación del año correspondiente. Todavía a día de hoy sigue vigente y en perfecto funcionamiento, mientras no tapes el orificio por donde entra el rayo de sol, claro.

Via Rassella 

El gran enfado de Hitler

Corrían los años de la ocupación militar nazi de Roma, durante la II Guerra Mundial, cuando un pequeño grupo de jóvenes partisanos decidió que había que atentar de alguna manera contra los militares alemanes, los cuales se paseaban orgullosos por las calles de la capital italiana. El plan consitió en esperar a que pasara una columna de soldados por la calle Via Rassella, la cual es bastante estrecha y tiene edificios muy altos a ambos lados, lo que la convertía en una auténtica ratonera.

Una vez se confirmó la presencia del convoy nazi, se preparó una carga de 20 kg de explosivo TNT, el cual se activó justo en el momento en el que los vehículos se encontraban en el medio de la calle. La explosión fue de tal magnitud que se escuchó en toda la ciudad, y afectó a los cimientos de todos los edificios cercanos. Las víctimas alemanas fueron tantas, unas directamente en el lugar de ocurrencia y otras los días posteriores, que Hitler montó en cólera y ordenó una respuesta lo más contundente posible, con el fin de amedrentar en el futuro a los que quisieran realizar este tipo de acciones.

Primero se pensó en dinamitar todos los edificios de la calle, pero se creyó que esto no era lo suficientemente brutal, por lo que finalmente Hitler consideró que había que fusilar a dos italianos por cada soldado alemán que hubiese resultado muerto. En fin, podéis imaginar cómo acaba la historia. Lo interesante de todo esto es que se han dejado las marcas de todos los impactos de bala y mortero que se registraron aquel fatídico día, en una de las paredes de los edificios de esta ya tristemente famosa calle romana, y esto es un hecho que desconoce la inmensa mayoría de visitantes de la ciudad.

Roma es una ciudad diferente a cualquier otra. Es un gran museo, un salón que debería cruzarse de puntillas. 

A. Sordi

 

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