Si alguien pensaba que la actual «crisis» por la que está pasando la aerolínea irlandesa iba a convertirse en el momento histórico del cambio de políticas y actitud hacia sus empleados y pasajeros, ya le podemos adelantar que está muy equivocado.
Ryanair nunca ha sido amable, básicamente porque nunca tuvo la necesidad de serlo, y ahora tampoco.
La gallina de los huevos de oro, la máquina de hacer dinero, uno de los mejores ejemplos de éxito empresarial dentro del sector aéreo, ha decidido no sólo no corregir sus errores, sino aprovecharse de ellos, sabiendo que sus clientes seguirán lanzándose a sus brazos si mantiene unas tarifas baratas.
La Junta General de Accionistas
Hoy podía haber sido el día. Esta misma mañana se celebraba en Irlanda la junta general de accionistas anual de Ryanair, momento que sorpresivamente aprovechó su CEO, Michael O´Leary, para lanzar nuevos mensajes amenazantes a sus empleados, en vez de intentar suavizar la situación, tal y como esperábamos todos.
Después de múltiples intentos de culpar de los problemas actuales a sus propios pasajeros, al mal tiempo, a las huelgas y a las vacaciones de sus pilotos, finalmente se vió obligado a hacer el paripé de tender la mano y ofertar a estos últimos unos incentivos, en forma de paga extra, si renunciaban a sus días libres.
El amago de intento de compra por parte de O´Leary a sus propios pilotos no fue muy bien recibido por estos, que procedieron a responderle con un «no, gracias», solicitando, eso sí, unas mejores condiciones laborales, petición que podría ayudarles y beneficiarles más en el futuro que un simple pago puntual en el presente.
O´Leary, orgulloso de lo que ha conseguido en estos años al frente de Ryanair, no está acostumbrado, ni le gusta, a que sus subordinados intenten imponer su criterio de cualquier forma, ni siquiera a discutir sus controvertidas decisiones.
Así las cosas, esta misma mañana y con todos los accionistas de la compañía como testigos, anunció públicamente que los pilotos de su aerolínea tendrán que renunciar a una semana de sus vacaciones, les guste o no, que podrán recuperar el año que viene, con el fin de ayudar a resolver el grave problema que tiene ahora mismo la compañía.
Por supuesto, contó con el apoyo de la inmensa mayoría de los allí reunidos, por lo que tampoco dejó pasar la oportunidad para añadir que tal medida no necesitaba de ningún tipo de acuerdo con los profesionales afectados, por lo cual era impuesta directamente por el máximo responsable de Ryanair y su cumplimiento era obligado.
Acostumbrado a tratar a sus empleados y pasajeros como si se tratase de niños pequeños, no se ruborizó en decir haciendo referencia a sus pilotos que «aquel que se porte mal no recibirá regalitos».
Para poner el colofón a tan poco beligerante discurso, confirmó lo que en Turama ya llevamos anunciando desde hace mucho tiempo, que no es otra cosa que piensa contratar en breve a un número importante de pilotos, la mayoría reclutados en países fuera de la UE.
Con todo esto, ya quedaba enviado el correspondiente aviso a navegantes, en el sentido de que quien no esté conforme con estas medidas puede coger su uniforme, pagado de su propio bolsillo, y marcharse a su casa.
Los pasajeros afectados
Este nuevo ejercicio de prepotencia tiene una base bastante lógica y a la vez muy sólida.
Desde que surgió la noticia de la cancelación de vuelos por parte de la compañía, a día de hoy más de 175.000 pasajeros, casi la mitad de los afectados, han decidido ser recolocados en otros vuelos de la aerolínea, y sólo han solicitado el correspondiente reembolso del importe del billete unos 63.000.
Tal y como hemos dicho siempre, O´Leary conoce a sus clientes y estos a él, y saben y asumen a lo que se exponen volando en su compañía.
Además, haciendo caso omiso de las advertencias de EASA, así como de un más que probable expediente sancionador abierto por el Ministerio de Fomento español, que se une a otro de similares características del gobierno italiano, Ryanair sigue poniendo todos los problemas posibles para abonar la compensación económica a la que tienen derecho algunos afectados, concretamente aquellos que fueron avisados de la cancelación de sus vuelos con un plazo inferior a los 14 días.
La falta de información y atención de la aerolínea con estos usuarios que no encuentran la manera de hacer llegar sus reclamaciones ni de ser atendidos por ningún empleado, no asusta de ningún modo a Ryanair.
Ni siquiera la anunciada posible multa que le podría imponer el gobierno español, de más de 4 millones de euros, ha hecho reaccionar a los irlandeses, ya que sólo en la ciudad de Vigo ya cobran cantidades superiores a ese importe en subvenciones del ayuntamiento local.
Nuevo incidente a bordo
Ayer mismo y todavía en plena tormenta por la oleada de cancelaciones, la compañía ocupó de nuevo una vez más los titulares de publicaciones de todo el mundo, al obligar a bajarse de uno de sus aparatos a una pasajera que volaba con su perro especial de ayuda.
Ni la lluvia de críticas que está recibiendo en todos los medios de comunicación evitaron que tres de sus empleados se dirigieran a la pasajera afectada, la cual contaba con la autorización por escrito de la aerolínea para poder volar con su perro, para obligarla a salir del avión justo antes del despegue, indicándole que si quería volar con el animal debía de comprar otro billete extra para el.
¿Y qué pasó finalmente? nada, absolutamenta nada. La pasajera fue abandonada a su suerte en el aeropuerto de Valencia desde donde tuvo que coger un ferry para poder llegar a Ibiza, que era su destino final, mientras el resto de viajeros continuaron su viaje con normalidad y sin abrir la boca, por si acaso.
Irregularidades con las ventas
Por otro lado, hoy mismo diarios nacionales se hacían eco de la incidencia que ya habíamos adelantado desde Turama hace unos cuantos días, indicando que Ryanair estaba comercializando en su web vuelos que ya había cancelado.
Fue directamente desde OKDiario donde se comprobó, por ejemplo, que el vuelo FR6341, de Barcelona a Roma, todavía podía reservarse este mismo Martes en la página web de la aerolínea, cuando ya había sido cancelado oficialmente.
Ryanair se apresuró a responder indicando que se trataba de un «fallo informático ya resuelto».
Posible huelga
Esta filosofía de tensar permanentemente la cuerda por parte de Ryanair, ha llevado al colectivo de pilotos a plantearse una huelga, al estilo de la sufrida por AirBerlin hace tan solo unos días.
El anuncio hecho público por este grupo de profesionales apenas inmutó a O´Leary, ya que este es plenamente consciente de que apenas la mitad de sus pilotos están contratados por la compañía, siendo el resto empleados de otras empresas y brokers, e incluso alguno dado de alta como trabajador autónomo.
Además, la mayoría de contratos contemplan que el único concepto sujeto a retribución económica son las horas que se trabajan «en el aire». Esto quiere decir que aunque la jornada laboral del piloto abarque más de 12 horas, si sólo vuela 6 de ellas, a efectos de abono sólo se contabilizarán estas.
Todo esto sólo significa una cosa: si no vuelas, no cobras.
El negocio perfecto
Ryanair es un negocio redondo, una auténtica máquina de hacer dinero, que lleva funcionando muchos años y que tiene una previsión de desarrollo futura muy importante.
O´Leary se puede permitir cancelar vuelos, mentir a todo el mundo, poner todos los problemas posibles para pagar y seguir abusando de sus empleados, porque sabe que los pasajeros seguirán haciendo cola para subirse a sus aviones.
Si en alguna ciudad desde las que opera le pusieran algún tipo de problema, se iría a la más cercana, donde seguro negociaría todavía mayores subvenciones.
El sector aéreo ahora mismo está así. Ya nadie cuenta con un trato correcto, un vuelo cómodo, o llegar a la hora fijada. A muchos pasajeros sólo les interesa el precio de los billetes y asumen cualquier problema que volar con esta aerolínea, y otras del mismo estilo, les pudiesen provocar.
Este asunto se prevé especialmente conflictivo en los próximos meses. Todo dependerá del nivel reivindicativo y unidad que logren alcanzar todos los empleados, dado que también se están viendo afectados sus TCP.
De momento parece que nada de esto preocupa a O´Leary, dentro de unos meses veremos qué pasa.
A un posible conflicto laboral en Ryanair se une la próxima huelga de pilotos de Thomas Cook, el segundo operador turístico europeo. Además, está a la vista una casi inevitable huelga total de servicios en el aeropuerto londinense de Heathrow, anunciada para el período vacacional de Navidades. A esto hay que añadir la postpuesta huelga de TCP en British Airways y también la de los empleados de Air France.
Parece que este año el Invierno se adivina especialmente caluroso.