Ryanair: las cabinas de sus aviones provocan trastornos de personalidad

Según los resultados de un reciente estudio publicado por la FTLOA (Fundación Turama para la Ley y el Orden Aéreo), el interior de los aviones de la aerolínea de bajo coste irlandesa provoca a muchos pasajeros importantes trastornos de personalidad.

En gran parte de los casos estudiados, durante el tiempo que dura su vuelo, los pasajeros afectados olvidan sus más profundas convicciones y creencias, abandonándose en los brazos de Ryanair.

Una vez toman tierra en el aeropuerto de destino, recobran rápidamente sus pensamientos y preocupaciones habituales, que vuelven a dejar atrás en caso de tener que hacer uso de nuevo de los servicios de la aerolínea.

Entre los grupos de población con resultados más significativos, queremos destacar especialmente los siguientes:

Feministas

Después de un duro día de trabajo, representando ante múltiples empresas los intereses de las mujeres, luchando por la paridad salarial, la brecha económica entre los dos géneros, el reconocimiento íntegro de los derechos de las trabajadoras y su implementación en todos los sectores, importantes representantes del movimiento feminista acceden todos los días a los aviones de Ryanair sin mayor problema ético.

Una vez que se acomodan en los asientos de la lowcost, dejan atrás los datos que demuestran que Ryanair es la aerolínea europea en la que existe una mayor brecha salarial entre hombres y mujeres, cuantificada en un 67% por la propia compañía.

Lejos de intentar resolver el problema, representantes de la lowcost intentar explicar esta cifra, argumentando que tan sólo un 1.4% de sus pilotos (los que ganan más dinero) son mujeres. En el Reino Unido, de 554 pilotos trabajando para Ryanair, sólo 8 son mujeres.

Eso sí, el 70% de los puestos de tripulación de cabina, los peor pagados por la empresa, están asignados a mujeres.

Entre los 8 máximos responsables de Ryanair, sólo se encuentra una mujer, Carol Sharkey, Directora de Riesgos.

Comunistas

Mientras antes de pisar el aeropuerto miles de comunistas siguen debatiendo sobre los problemas del proletariado, o los abusos del sistema capitalista, todos ellos dejan atrás tales disquisiciones en el momento de embarcar en un avión de Ryanair.

La aerolínea irlandesa es el mejor ejemplo de liberalismo económico que se pueda poner, aprovechándose siempre de una legislación laboral existente en Irlanda, que defiende principalmente los intereses de las grandes empresas frente a los de sus trabajadores.

Ryanair sigue ganando mucho dinero, sobre todo después de haber llegado el año pasado a la cifra de 152.400.000 pasajeros, pero este beneficio económico no repercute sobre sus empleados, los cuales cada día sufren una mayor precarización en sus condiciones laborales.

La compañía aérea de bajo coste es el resultado de haber llevado el consumismo capitalista a su máxima expresión, y no precisamente de la mejor manera posible.

En su web, y tras intentar comprar un billete, el aluvión de intentos por comercializar miles de servicios supuestamente complementarios, no tiene parangón en ninguna otra compañía aérea: ¿No vas a contratar un seguro, no quieres equipaje de mano, no te interesaría el embarque preferente, no quieres un hotel, un coche de alquiler?. ¡Compra un «rasca y gana»!.

Yo tengo de todo y vendo de todo. Capitalismo al poder.

Sindicalistas

Muy al hilo de los representantes del apartado anterior, se encuentran los sindicalistas.

Sí, hablamos de esas personas que disponen de importantes porcentajes de tiempo en su trabajo para reunirse y discutir las condiciones laborales de los trabajadores, e intentar mejorarlas.

Eso sí, igual que en el caso anterior, tampoco tienen el más mínimo problema a la hora de subirse a un avión de Ryanair, a pesar de tratarse de una compañía que hasta hace muy poco tiempo negaba a sus empleados la posibilidad de sindicarse, o incluso de ser representados por un sindicato ajeno.

Por supuesto, ningún pasajero sindicalista de Ryaniar quiere escuchar hablar durante su vuelo de las amenazas de la aerolínea a los trabajadores que quieren ejercer su derecho a huelga, los despidos indiscriminados e improcedentes, que no respetan la legalidad vigente, o las presiones a las que son sometidos para que aumenten su rendimiento de ventas, en el caso de los TCP.

Ryanair sigue batiendo récords de denuncias laborales de sus empleados, al mismo tiempo que sigue ingresando ingentes cantidades de dinero público.

Ecologistas

A cientos de miles de ecologistas, y simpatizantes de este movimiento, les duelen las manos de aplaudir a Greta Thunberg, al mismo tiempo que ellos embarcan en un avión de Ryanair.

Pero Greta no estaría especialmente contenta con esto, sabiendo que el año pasado la aerolínea irlandesa fue la más contaminante de Europa, tras haber lanzado a la atmósfera un total de 10.2 megatoneladas de CO2.

Para su tranquilidad y estabilidad mental, se han sacado de la manga una excusa, que consiste en dividir el total de emisiones por el total de pasajeros transportados, transformando el hecho de ser los más contaminantes del viejo continente, y la única empresa del sector aéreo entre las 10 que más provocan emisiones de CO2, a convertirse en la más «verde».

Eso sí, no les digas que apliquen esa misma regla de tres a las centrales nucleares, o eléctricas, y dividan su porcentaje de contaminación entre el número de personas que se benefician de ellas, porque ese sistema sólo es aplicable a Ryanair.

Taxistas

El año pasado por estas mismas fechas, cientos de miles de taxistas en toda España protestaban en contra de las empresas VTC, calificándolas de competencia desleal y acusándolas de precarizar el sector.

Pero ni siquiera sus máximos representantes por entonces, tuvieron el más mínimo problema en disponer de los servicios de Ryanair, que hace exactamente lo mismo dentro del sector aéreo.

Curiosamente, muy pocos taxistas son los que deciden pagar más dinero para evitar volar en la lowcost, al mismo tiempo que critican a los que sí ahorran utilizando los servicios de Uber, o Cabify.

Parece ser que la presurización dentro de la cabina de los aviones de Ryanair, hace ver la paja en el ojo ajeno, pero no la viga en el propio.

¿Falta de principios, de ética, de profesionalidad?. No, la explicación de todo esto se resume en dos palabras: billetes baratos.

Los aviones de Ryanair tienen la propiedad de borrar de la mente de sus usuarios sus más profundas convicciones, siempre que el dinero abonado por volar sea el menor posible.

Luego, si eso, una vez aterrizados, podemos volver a seguir hablando de lo nuestro.

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