Se trata de una de las campañas más complejas de la II Guerra Mundial.
En ella participaron un total de 376 bombarderos pesados del modelo B-17, apodado con el sobrenombre de «La Fortaleza Volante».
Si en alguna ocasión te has visto sorprendido por el ruido que puede hacer un avión comercial durante las maniobras de despegue o aterrizaje, trata de imaginar el enorme estruendo que dejaban a su paso más de 370 cuatrimotores de gran tamaño volando en formación.
Muchos testigos pudieron comprobarlo hace hoy 78 años, un 17 de Agosto de 1943, fecha en la que se llevó a cabo la que está considerada como operación aérea de combate más complicada de la II Guerra Mundial, sin tener en cuenta los acontecimientos posteriores desarrollados durante el «Día D«.
Debido a la gran cantidad de vidas perdidas, soldados apresados, y aeronaves dañadas, las fuerzas aliadas acabaron refiriéndose a esta misión como el «Black Tuesday» (Martes Negro).
Una pésima elección de los objetivos, condiciones meteorológicas muy desfavorables, y excesiva confianza en el poder de autodefensa del B-17, llevaron a la perdición a 60 aeronaves de este modelo, cobrándose la vida de 108 tripulantes.
Además de esto, otros 384 militares aliados fueron detenidos tras saltar en paracaídas sobre Alemania, y convertidos en prisioneros de guerra.
Sólo 43 soldados lograron tocar suelo enemigo y no ser interceptados por las patrullas nazis, consiguiendo regresar a salvo a sus bases en el Reino Unido.
Los objetivos
Uno de los grandísimos fallos de esta misión fue la mala elección de los objetivos a bombardear.
Por un lado, se había seleccionado una fábrica ubicada en Ratisbona, a unos 70 km al sur de Nüremberg.
En su interior se ensamblaban los temidos cazas de combate alemanes Messerschmidtt, por lo que su destrucción se consideraba prioritaria para las fuerzas aliadas.
Sin embargo, el segundo objetivo marcado no fue igual de acertado.
Se trataba de otras cinco fábricas situadas en las proximidades de Schweinfurt, a 90 km al norte de Nüremberg, en las que se preparaban distintos tipos de rodamientos y piezas metálicas que posteriormente eran utilizadas en aviones, carros de combate, cañones, y armamento diverso.
Los aliados pensaron que eliminando estas factorías los nazis tendrían serias dificultades para seguir desarrollando armamento a la misma velocidad, lo cual no era cierto.
Según la información que habían aportado un buen número de espías, el ejército de Hitler contaba con grandes reservas de estas piezas en stock, por lo que aunque la misión fuese un éxito, el daño infligido al Tercer Reich iba a ser mínimo.
Además, las cinco fábricas estaban fuertemente defendidas por tierra y aire, por lo que era de esperar que muchos aviones no pudiesen regresar nunca más a territorio inglés.
La misión
Como decíamos al comienzo de este post, esta misión estuvo protagonizada en exclusiva por el mítico bombardero B-17, uno de los aviones más laureados y reconocibles durante la II Guerra Mundial.
El «Martes Negro» despegaron desde sus bases en el Reino Unido un total de 376 aeronaves de este tipo.
Ante semejante cifra de aparatos de gran tamaño en el aire, se hacía indispensable crear diversos grupos independientes, por lo que se decidió separar el total de las fuerzas en 3 divisiones.
La primera estaba formada por 146 bombarderos, y su misión sería atacar la fábrica de Messerschmidtt en Ratisbona.
Despegarían en intervalos de tres minutos para posteriormente irse reagrupando en el aire y de camino a Alemania.
Una vez finalizado el bombardeo, este grupo debía dirigirse a bases aliadas en el norte de Africa, un movimiento que se esperaba sorprendiese a los cazas enemigos.
La segunda división estaba formada por otros 116 bombarderos, los cuales despegarían en intervalos de cinco minutos.
Estos aviones atacarían las cinco fábricas al norte de Nüremberg, y regresarían posteriormente al Reino Unido.
Por último, la tercera división la componían 114 bombarderos. Su objetivo eran también las mismas cinco fábricas de piezas, pero la diferencia estaba en que también tendrían su vía de escape dirigida hacia el norte de Africa.
El mayor inconveniente surgió durante la mañana del 17 de Agosto de 1943, cuando los campos desde los que tenían que despegar los bombarderos de las divisiones 2 y 3, amanecieron envueltos en una tupida niebla.
Una buena parte de los pilotos no estaban entrenados para despegar en estas condiciones, por lo que tuvieron que esperar hora y media hasta que la meteorología mejoró.
Esto significó que los ataques a las cinco fábricas de Schweinfurt se dividieron en dos oleadas distintas, lo cual dio una enorme ventaja a los cazas alemanes, que pudieron tomar tierra para repostar después de la primera y volver a despegar antes de la segunda.
Por otro lado, los «cerebros» que diseñaron esta operación decidieron que no participarían en ella cazas aliados de apoyo, dando por hecho que los B-17 podrían defenderse sin problemas.
Las órdenes comunicadas a las tripulaciones indicaban que si volaban en gran número y en formaciones cerradas, sería muy difícil que los aparatos alemanes se pudiesen acercan lo suficiente como para poder atacar.
Sin embargo, al estar el techo de nubes tan bajo, los B-17 tuvieron que descender mucho más de lo esperado para poder lanzar sus bombas, por lo que a la postre quedarían expuestos tanto a los ataques de los cazas enemigos, como a las baterías de defensa terrestres.
Después del desastre, esta fue la última misión en la que se permitiría la salida de bombarderos B-17 sin escolta por parte de cazas aliados.
Las cifras finales
Tras más de dos horas sobrevolando territorio enemigo, y una vez se dieron por concluidas ambas misiones, estas fueron las cifras finales que describen lo ocurrido.
Primera División
146 bombarderos B-17
Objetivo: Fábrica en Ratisbona.
Sólo alcanzaron el objetivo 127 aviones.
Se tiraron 299 toneladas de bombas.
Aeronaves aliadas perdidas: 51
Aeronaves aliadas con daños: 50
Tripulantes fallecidos: 38
Tripulantes heridos: 9
Prisioneros de guerra: 130
Segunda y Tercera Divisiones
230 Bombaderos B-17
Objetivo: Fábricas en Schweinfurt.
Sólo alcanzaron el objetivo 188 aviones.
Se tiraron 425 toneladas de bombas.
Aeronaves aliadas perdidas: 40
Aeronaves aliadas con daños: 118
Tripulantes fallecidos: 70
Tripulantes heridos: 12
Prisioneros de guerra: 254