Mientras los trenes de alta velocidad comenzaban a recorrer las vías de España allá por 1992, Galicia lleva esperando casi 20 años para verlo llegar a sus estaciones, y la situación actual de las obras indica que esto no se producirá, si no surgen más retrasos, hasta el año 2022.
La supuesta «extrema dificultad» del tramo que tiene que unir Castilla León con Galicia, en su llegada al empalme de Ourense, desde donde se derivarán 3 nuevas vías con destino en Lugo, A Coruña, y Vigo, es la teórica culpable de los cinco retrasos consecutivos acumulados.
Salvando las distancias y permitiéndonos la licencia, sólo comentar que la gran pirámide de Keops tardó en construirse 20 años, y estamos hablando de una obra descomunal que se llevó a cabo 2.500 años antes de Cristo, con unos medios y tecnología a años luz de la que disponemos hoy en día.
Cualquiera que se pare a pensar en ello durante unos pocos segundos, llegará a preguntarse si realmente hay algo más que esté impidiendo la finalización de las obras del AVE a Galicia, y lo cierto es que existe un interés para que este hecho se produzca lo más tarde posible.
La trampa
Galicia no es una potencia turística dentro de España.
Mientras que nuestro país es el segundo receptor mundial de visitantes extranjeros, por detrás de Francia, la gran mayoría suelen ubicarse en la costa Este, centro peninsular, Andalucía, y las islas.
Y no es que Galicia no disponga de un potencial turístico de primer orden, pero la ausencia de un modelo turístico adaptado a las características especiales de la Comunidad, junto con unas infraestructuras muy básicas, no han logrado despertar la atención mayoritaria del viajero, que suele preferir ubicaciones vacacionales «más típicas».
Sin embargo, en Galicia sí se da una curiosa paradoja, ya que en un tramo de apenas 170 km es posible encontrarse con hasta 3 aeropuertos: Alvedro, en A Coruña, Lavacolla, en Santiago de Compostela, y Peinador, en la ciudad de Vigo.
Existe una enorme competencia entre los tres de cara a la captación de pasajeros, que curiosamente está ganando un cuarto en discordia que en teoría no estaba invitado al banquete: el aeropuerto internacional de Oporto, en Portugal.
La razón que explica esto es precisamente que los vuelos internacionales desde A Coruña y Peinador son mínimos, ya que desde la ciudad herculina tan solo se opera un trayecto hacia Londres, y desde la olívica a día de hoy son inexistentes.
Santiago, siendo el más grande e importante de los tres, apenas cuenta con 9 destinos internacionales, lo que al final lo convierte en el décimosexto de España por volumen de pasajeros.
Básicamente, las 3 infraestructuras aeroportuarias se están nutriendo de los vuelos hacia Barcelona y Madrid, logrando con ello un considerable aumento anual de usuarios, salvo en el caso de Vigo que durante el 2019 perdió un 10.4% de pasajeros.
Como no se podía esperar otra cosa, las pocas aerolíneas que explotan rutas desde Galicia, aprovechan la falta de competencia para castigar muy duramente a los usuarios gallegos, con tarifas que son difíciles de ver fuera de esta Comunidad.
Y para muestra, un botón:
Entramos en la página web de Iberia para ver cuánto cuesta un billete entre A Coruña y Madrid, un vuelo de apenas 50 minutos, y nos encontramos que para unas fechas entre el 16 y el 19 del próximo mes de Marzo, se nos piden 111,82 euros, para volar sin maleta facturada.
Y esto no es nada si lo comparamos con la tarifa de Vueling, que ojo, siendo supuestamente una lowcost, nos pide 249.77 euros, metiendo además una escala en Barcelona.
Por el mismo trayecto, Air Europa nos cobraría 84.82 euros, pero recordemos que esta aerolínea, en el caso de que se apruebe por el Tribunal de la Competencia, en breve pasará a formar parte del grupo IAG, en el que ya se encuentran Iberia y Vueling, por lo que sus tarifas pronto se van a poner a la altura de las de sus futuras hermanas.
Como vemos, un negocio absolutamente redondo, fruto de la falta de competencia que existe a la hora de realizar viajes de medio y largo radio desde Galicia.
¿Y qué pasará cuando llegue el AVE?
Para saber qué puede pasar en Galicia cuando llegue el AVE, podemos tomar como referencia el impacto que este tuvo cuando comenzó a competir con el puente aéreo entre Madrid y Barcelona.
A día de hoy, se estima que el tren acapara más del 60% de la cuota de este mercado frente al avión, lo que nos puede dar una idea de lo que podría pasar en tierras gallegas.
Tengamos además en cuenta el altísimo precio de los billetes desde los aeropuertos de la Comunidad, que en muchos casos necesitan conectar con la capital para poder viajar en rutas más económicas, u operadas por aerolíneas de bajo coste.
Esto significaría no sólo una caída del volumen de pasajeros que podría superar fácilmente el 50%, sino que las aerolíneas tendrían que comenzar a bajar de manera drástica el precio de sus billetes, si quieren convertirse en una competencia real frente al tren.
Santiago de Compostela, aumentando significativamente su oferta de vuelos internacionales, podría llegar a competir de alguna manera con el impacto del tren, pero A Coruña y Vigo no.
Esto equivaldría a un enorme mazazo no sólo para las compañías aéreas que operan en este momento, sino también para AENA y por ende, para el Ministerio de Fomento, que justamente es el responsable de la terminación de las obras del AVE a Galicia.
Y llegó el Xacobeo
Según las últimas estimaciones, el AVE debería comenzar a funcionar en Galicia durante este mismo año, con el fin de estar plenamente activo durante el 2021, año Xacobeo en el que en Galicia se espera aumentar considerablemente el número de visitantes foráneos.
Pero, ¡oh casualidad!, resulta que según el estado actual de las obras, con mucha mucha suerte, esto no se producirá justo hasta el 2022.
Esto significa que todavía dará tiempo para que el sector aéreo siga saqueando su particular gallina de los huevos de oro, y de regalo se lleve una de las celebraciones que puede atraer a más turistas, y que no se volverá a repetir hasta dentro de otros 6 años.
Quién sabe, a lo mejor estirando un poco más todo tipo de disculpas, incluso no es descartable que se siguieran añadiendo más retrasos para poder continuar haciendo caja hasta el ultimísimo momento.
Recordemos que las obras del AVE están generando una enorme riqueza en muchos pueblos, sobre todo de la Comunidad de Castilla y León, donde antes apenas se recibían ingresos.
En este mismo momento, cientos de operarios se hospedan, desayunan, comen y cenan en pequeñas localidades en las que han tenido que ubicar sus campamentos base, lo que ha dado lugar a curiosas anécdotas, como que la pequeña localidad de A Gudiña, en Ourense, se haya convertido en el municipio español con más bares por habitante.
En último caso, y dada la evidente inoperatividad demostrada por el Ministerio de Fomento, podíamos pedir a obreros egipcios que se encargasen de la finalización de las obras, visto que los nuestros parece que se dedican a hacer igual que Penélope, la esposa de Ulises, que tejía de día, y por la noche deshacía lo tejido.