SIGUE LA DEBACLE DE AEROLÍNEAS

Para Turama, la noticia que ha invadido en el día de hoy las portadas de muchos diarios, sobre todo del Reino Unido, no es ninguna novedad, ya que venimos desde hace tiempo avisando de la gravísima crisis que está atravesando el sector aéreo y que va a acabar con muchas aerolíneas como la fallecida hace pocas horas: Monarch.

Cuando decidimos sacar a la luz las barbaridades empresariales y operacionales que están llevando a cabo muchas compañías aéreas, en ocasiones tirando piedras contra nuestro propio tejado, no era ni por oportunismo ni por afán de protagonismo, sino más bien agarrándonos a un último y desesperado intento por involucrar a usuarios potenciales y futuros pasajeros en un problema que les va a afectar de manera muy directa.

Lo ocurrido con Monarch nos duele especialmente y por razones muy distintas, pero todos aquellos que nos seguís con regularidad sois conocedores del estado en el que se encontraba la aerolínea inglesa, ya que en otros artículos habíamos hecho referencia a la situación vivida el año pasado por estas fechas, cuando pudo renovar su licencia de operador en el ultimísimo minuto y gracias a otra inyección económica recibida por parte de Greybull.

Monarch

La compañía inglesa tuvo una característica propia y muy especial hoy en día, difícil de encontrar actualmente en la competencia, y es que intentaba destacar a base de dispensar un excelente trato al pasajero.

Mientras permaneció en manos de las familias Albek y Mantegazza, Monarch siempre se caracterizó por evitar el lowcost en todos los sentidos y acepciones que tiene este adjetivo. Desde su personal, aviones, rutas, horarios e incluso precios, intentó llegar al pasajero dando lo mejor de sí misma.

En un mercado en el que ya sólo importa el precio del billete y además hay que luchar frente a gigantes del bajo coste como Ryanair o EasyJet, Monarch acabó sucumbiendo y pasando a manos de la compañía inversora Greybull, que decidió convertirla en otra lowcost más.

Con casi 50 años de vida operacional, más de 3 millones y medio de pasajeros transportados en el año 2016, una flota de casi 40 aeronaves y 2.570 empleados, hoy dobla la rodilla y se declara definitivamente en bancarrota, dejando a 110.000 pasajeros tirados a lo largo y ancho de Europa y cancelando más de 300.000 reservas que ya tenía cerradas en su web, afectando a unos 800.000 clientes.

Todo esto teniendo además en cuenta que en lo que llevamos de 2017 Monarch había aumentado en un 14% el número de pasajeros respecto al año pasado, pero igual que acontenció recientemente con AirBerlin, sus principales inversores se han cansado de aportar dinero a un saco sin fondo.

Operación rescate

Monarch ha dejado a sus pasajeros varados en distintos aeropuertos de la Unión Europea, por lo que el gobierno británico ha decidido poner en marcha la operación de repatriación más grande que ha hecho en tiempo de paz en toda su historia, con el fin de poder llevarlos de nuevo a casa.

Más de 30 aviones ya han sido contratados para rescatar a todos los afectados que se han encontrado con la noticia de frente, sin personal de la compañía en los aeropuertos y sin aviones sobre las pistas, con un único mensaje enviado avisando de que todas las operaciones han sido canceladas.

Ahora mismo están volando desde Doha 6 Airbus A320 de Qatar Airways, la salsa de todos los platos, que igual que hizo durante la reciente huelga de TCP de British Airways, ha alquilado sus aviones para resolver la muy delicada situación. A estos se unirán otros 24 aparatos de distintas compañías.

Sólo serán atendidos aquellos pasajeros que tenían su regreso previsto para antes de la fecha del 15 de Octubre y, por supuesto, la compañía no cubre cualquier tipo de gasto derivado de los días de más que los afectados tengan que permanecer en sus destinos esperando los vuelos de regreso fletados por el gobierno británico, por lo que tendrán que asumir los mismos directamente de sus bolsillos.

Las posibles reclamaciones futuras se prevén bastante complicadas, ya que igual que en el caso de AirBerlin, los pasajeros afectados pasarán a formar parte de la larga lista de acreedores de la compañía y sus posibilidades de obtener algún tipo de reembolso son prácticamente nulas, es decir, habrán perdido todo su dinero.

Sólo aquellos que cuenten con «ATOL protection», es decir, que hayan contratado sus vuelos dentro de un pack de vacaciones con algún operador, mayorista o minorista debidamente autorizado, podrán tener la posibilidad de realizar cambios o anulaciones sobre los mismos, tal y como recoge la normativa británica para este tipo de casos.

El resto, pasajeros actuales y futuros con billetes ya comprados y abonados, han quedado totalmente vendidos, exactamente igual que la mayoría de afectados por el cierre de AirBerlin.

Más cierres

Quizás las caídas de Monarch y AirBerlin son las que más han llamado la atención en estos últimos meses, pero no debemos de olvidar que hace muy pocas fechas también echaba el cierre la aerolínea rusa VIM Airlines, provocando una grave crisis en las Islas Canarias, donde un numeroso grupo de pasajeros se quedaron atrapados después de la cancelación de todos sus vuelos.

En el Reino Unido han sido múltiples las compañías aéreas obligadas a declararse en bancarrota durante los últimos años, afectando a millones de pasajeros, siendo el año pasado especialmente conflictivo después del anuncio de la empresa Lowcosttravel de no poder seguir dando servicio a sus clientes, lo que afectó no sólo a sus usuarios, sino también a la mayoría de aerolíneas europeas que contaban con numerosos billetes vendidos.

Algo parecido acaba de ocurrir con la touroperadora alemana J T Touristik, que hace unos días se declaraba insolvente y provocaba con esta medida una cascada de anulaciones y miles de clientes afectados.

Lo malo de este asunto es que, tal y como venimos comentando desde hace tiempo, esto tan solo ha comenzado y van a ser muchas las compañías aéreas, touroperadores y empresas relacionadas con el sector, las que acaben cerrando sus puertas de un día para otro, dejando un reguero de pasajeros en situaciones muy comprometidas.

Perjudicados y beneficiados

Como pasa en todos los aspectos de la vida, cada vez que ocurre una situación límite aparecen un sinfín de perjudicados directos y beneficiados indirectos.

Evidentemente, los principales perjudicados del cierre de Monarch son sus pasajeros, pero no debemos de olvidar en ningún caso que esta medida va a alterar de manera muy grave a la compañía española Iberia Handling, proveedora de este servicio para la compañía inglesa y en la que tenía a uno de sus principales clientes.

Las pérdidas económicas que esta situación va a acarrear a Iberia Handling son mayúsculas, máxime si pensamos en el reciente ERE que ha afectado a muchos trabajadores de esta subsidiaria de Iberia.

Por contra, existen muchas otras aerolíneas que han respirado con satisfacción después de escuchar la noticia del cierre del Monarch, sobre todo Norwegian, EuroWings, Level, Ryanair, EasyJet, e incluso la todavía no estrenada Joon.

Cuando Michael O´Leary, CEO de Ryanair,  se encontraba en Brasil a la busca y captura de nuevos pilotos para poder seguir con las operaciones de su aerolínea después del fiasco sufrido por muchos de sus pasajeros, de un día para otro se ha despertado con la noticia de que un enorme número de profesionales de Monarch se van a tener que ir al paro. Está claro que el irlandés tiene un trebol ( y nunca mejor dicho) justo en donde la espalda pierde su nombre.

Una de las razones aludidas por los directivos de Monarch para llevar al cierre de la compañía han sido, además de la devaluación de la libra inglesa, la actividad terrorista sufrida recientemente en países como Egipto, Túnez y Turquía.

Monarch se había especializado en viajes a estos 3 países desde varios aeropuertos del Reino Unido, aunque tenía su base en Luton, lo que le proporcionaba una importante diferenciación en un sector casi totalmente colapsado.

A raíz de diversos hechos violentos el turismo se contrajo de manera notable en los 3 destinos preferentes de la aerolínea inglesa, por lo que se optó por operar rutas demasiado masificadas por lowcost muy poderosas, sobre todo a España y sur de Europa.

En estas condiciones, es muy difícil plantar cara a gigantes de la talla de Ryanair o EasyJet, entre otras, intentando además mantener unos niveles de calidad medianamente aceptables y unos precios reducidos. Finalmente, con lo ocurrido hoy se confirma que actualmente esto no es posible.

Para el resto de compañías ha desaparecido una competencia molesta, que además deja un reguero de profesionales en todos los campos del sector, muy aprovechables hoy en día y a los que seguro no les faltará trabajo. Además, de nuevo aparece sobre la mesa una apetitosa flota de aviones, que nunca han dado demasiados problemas y que pueden ayudar a incrementar el crecimiento empresarial de otras aerolíneas, sumándose a los procesos de venta tanto de AirBerlin, como de Alitalia.

Lo que nos queda…

La cascada de cierres, cancelaciones y problemas en sector aéreo, y por ende en el turístico, no ha hecho nada más que comenzar.

En fechas muy próximas veremos caer a otras tantas aerolíneas y touroperadores, algunas incluso más clásicas e implantadas que la propia Monarch.

La guerra por los precios bajos, tal y como hemos dicho desde siempre en Turama, va a causar auténticos estragos y al final los únicos y verdaderos afectados son los pasajeros.

En el mejor de los casos, nadie nos va a librar de la lluvia de huelgas que están anunciadas para finales de este año y comienzos del 2018, que evidentemente no tienen la misma gravedad que el cierre total de una empresa, pero que también afectan de manera muy grave a cientos de miles de usuarios.

Ya se sabe aquello de que «a río revuelto, ganancia de pescadores» y en un sector convulso como este, los pasajeros no son otra cosa que pequeñas presas que pasan de unas manos a otras, sin tener ni la seguridad de poder recibir un servicio de transporte que han reservado y pagado debidamente.

En un mercado europeo conjunto como el que tenemos actualmente, el cierre de una aerolínea rusa, noruega o italiana no sólo afecta a los habitantes de estos países, sino al conjunto de todos los clientes potenciales que nos movemos habitualmente dentro de los límites de la Unión Europea, e incluso muy lejos de estos.

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